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‘Españoleando’ la agenda por Nueva York

Entre conferencias y sesiones, se reunió parte de la delegación española para plantear su propio debate sobre los Objetivos de Desarrollo del Milenio. Aquí sus conclusiones

Alejandra Agudo
Merche Ruíz-Jiménez, Marc Gordillo y Marta Pedrajas, en la sede de la ONU.
Merche Ruíz-Jiménez, Marc Gordillo y Marta Pedrajas, en la sede de la ONU.Alejandra Agudo

En el gigantesco evento que ha supuesto la aprobación de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que guiarán la acción de las Naciones Unidas hacia la consecución de un mundo mejor en 15 años, entre conferencias y sesiones plenarias, se reunió parte de la delegación española para plantear su propio debate. Así es cómo vivieron el “emocionante momento”, como lo calificaba el secretario de cooperación para el desarrollo, Gonzalo Robles, y este fue su intercambio de ideas.

Marco Gordillo, director de Manos Unidas y Merche Ruíz-Jiménez, presidenta de la Coordinadora de ONG de Desarrollo se disponen a exponer sus argumentos sobre los fallos y fortalezas de la nueva agenda de desarrollo adoptada por unanimidad de los estados en la ONU el pasado 25 de septiembre en Nueva York. Marta Pedrajas, responsable de la estrategia española de cooperación se une a la conversación. Son, junto con Gonzalo Robles, la mitad de la representación de la cooperación española al desarrollo. El Rey Felipe VI, José Manuel García-Margallo y Ana Mato, como vicepresidenta de la comisión de Cooperación Internacional en el Congreso, completan el grupo.

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“¡Y lo que habrá costado organizar todo esto! Se podrían hacer tantas cosas con ello…”, reflexiona Ruíz-Jiménez mientras observa las decenas de personas llegadas desde todos los rincones del mundo pulular por una de las múltiples cafeterías del edificio. “Se podría haber organizado de otra manera”, piensa en alto.

Directo, Gordillo dirige la charla al “meollo” de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. “Durante los tres años en los que ha estado construyendo la agenda, el enfoque de derechos —que al principio era fuerte— se ha ido rebajando. Prácticamente han desaparecido”. “Solo en dos de los 17 objetivos aparece la palabra derecho; cuando se trata de derecho al trabajo y derechos reproductivos. Nada más”, apostilla Ruíz-Jiménez.

“La otra de la cuestiones preocupantes es que, en el planteamiento tridimensional de la agenda, que impulse el crecimiento económico, socialmente justa y que tenga en cuenta la sostenibilidad ambiental, el primero de los puntos prevalece sobre los otros dos”, argumenta el representante de Manos Unidas, la única ONG española que ha acudido a la mundial cita. Y lee el artículo 66 documento adoptado por los jefes de estado por unanimidad: “El crecimiento económico será el que garantice el desarrollo”. “Y el sector privado como motor”, apostilla esbozando una tímida mueca.

“Pero no se refiere a cualquier crecimiento ni cualquier comercio. Se entiende que sin desarrollo económico no puede haber progreso social”, añade Pedrajas. “Ha prevalecido el desarrollo económico sobre los otros dos aspectos, el social y el ambiental”, rebate Gordillo con sus dedos posados sobre los artículos de la discordia. “Lo importante” —incide preocupada Ruíz-Jiménez— “es que ya es el momento de pasar dela retórica a la acción. Y en esta versión de los objetivos el papel de la sociedad civil ha desaparecido”.

Una agenda universal, también española

Gonzalo Robles tiene el rostro cansado, pero sonríe. El secretario general de Cooperación se muestra muy convencido de que los Objetivos de Desarrollo Sostenible cambiarán el mundo. “Sin estas y las anteriores metas, estaríamos peor”, asegura. “Se puede poner la lupa en lo que no ha funcionado, pero hay observar todo lo que se ha conseguido”, argumenta aportando datos globales de reducción de la pobreza, mortalidad infantil… La diferencia es que ahora, continúa, la agenda es universal. “También los países desarrollados vamos a tener que cumplir nuestra parte”, añade. Se refiere a que España, entre otros, tendrá (porque así se ha comprometido) que reducir las emisiones de dióxido de carbono, así como tomar medidas contra la desigualdad y acortar la brecha creciente brecha entre ricos y pobres.

Gordillo, escéptico sobre la universalidad en la práctica de la agenda, espeta: “Hay que ver qué significa. No es solo que seamos corresponsables del avance de otros como dijo el Rey [Felipe VI], sino que tenemos que luchar contra nuestra propia pobreza”, enfatiza. Los datos al respecto le dan la razón. Las metas concernientes a la reducción de la desigualdad dentro y entre países obligarán al Gobierno, si hay voluntad de cumplir con lo pactado, a elaborar políticas que mejoren las condiciones del 33% de la población en situación de vulnerabilidad económica, según los informes de diferentes organizaciones, entre ellas Cáritas Española. Mientras, sin embargo, el número de ricos —cada vez más ricos— aumenta, tal como indican las estadísticas de Capgemini y RBC.

Ruíz-Jiménez va más allá: “Sería necesaria una fiscalidad justa y progresiva. No solo como una manera de financiar la agenda, sino para abordar la desigualdad”. Pero, en su opinión, la agenda se ha quedado corta en este sentido. Con todo, está por ver quién se compromete de cara a las próximas elecciones a la presidencia del Gobierno de España, más allá de la retórica, a una subida de impuestos las rentas más altas, o prohibir los coches los viernes para reducir los gases contaminantes. Puede que en los programas haya partidos que permeen sus programas con los 17 Objetivos de Desarrollo, y apuesten por la sanidad universal… sin exclusiones. O que refuercen las becas y contraten a los profesores que durante la crisis han vaciado las aulas para una educación de calidad… para todos. Quizá alguien atienda al objetivo 7 —garantizar energía asequible y sostenible— y tome medidas contra la pobreza energética en España o incentive las renovables. En nombre de la sociedad civil española presente en Nueva York, Mercedes Ruiz-Jiménez y Marco Gordillo, ya se declaran vigilantes.

Y con eso, se levanta la sesión. Por delante, una conferencia detrás de otras para tratar, a puerta de cerrada, de las directrices que han de mejorar el mundo.

Artículo publicado en colaboración con la UN Foundation.

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Sobre la firma

Alejandra Agudo
Reportera de EL PAÍS especializada en desarrollo sostenible (derechos de las mujeres y pobreza extrema), ha desarrollado la mayor parte de su carrera en EL PAÍS. Miembro de la Junta Directiva de Reporteros Sin Fronteras. Antes trabajó en la radio, revistas de información local, económica y el Tercer Sector. Licenciada en periodismo por la UCM

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