República Dominicana, el chivo expiatorio
Miles de dominicanos hijos de haitianos no han podido regularizar su estatus y viven una situación de angustia extrema
En varias ocasiones he utilizado este espacio para exponer las injusticias que se cometen contra la comunidad haitiana en mi país, la República Dominicana. Estas injusticias ocurren en la intimidad de las relaciones laborales informales, es decir, entre una sirvienta o un obrero sin papeles y la persona que lo emplea, así como en el estricto y determinante terreno de la ley. Miles de dominicanos hijos de haitianos no han podido regularizar su estatus en nuestra mitad de la isla y viven una situación de angustia extrema, amenazados con el regreso a un Haití con el que no tienen ninguna conexión.
La República Dominicana lleva más de un año siendo el blanco de las críticas de la comunidad internacional
Este patético panorama tiene sus orígenes en la importación masiva de mano de obra haitiana por sectores de poder que ahora se lavan las manos y ha sido la razón por la que Dominicana lleva más de un año siendo el blanco de las críticas de la comunidad internacional y de artistas e intelectuales (me incluyo) que han tachado de racistas las políticas migratorias que se ponen en práctica actualmente para enfrentar el problema haitiano.
Hoy viro la tortilla para hablar de la injusticia que también se comete cuando se espera que otro país pobre, con carencias extremas, se haga cargo a solas de los miles de indocumentados que cruzan a diario nuestra frontera desde el país más pobre del hemisferio. En busca de oportunidades de trabajo, servicios de salud y educación estas personas consumen una parte importante del bolsillo dominicano, un bolsillo flaco que la comunidad internacional debería ayudar a engordar con una mano mientras siga señalando con la otra al chivo expiatorio del Caribe.
elpaissemanal@elpais.es
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