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La celulitis contraataca: hay dos nuevas causas que la provocan

Recientes descubrimientos sobre su origen abren nuevas vías para combatirla

Edematosa (de aspecto acorchado, causada principalmente por la retención de líquidos); fibrosa (dura, a veces solo apreciable al pellizcar, con un componente genético y hormonal); blanda (causada por exceso de grasa, flacidez, falta de tono y mala circulación); o de grasa paralela (o profunda: el tejido adiposo que la conforma se sitúa entre la grasa superficial y los músculos, no varía ante una reducción de peso y afecta a la silueta más que a la piel). Según explica Inmaculada Adam Pous, directora médica de la Clínica Dermaline, estas eran, hasta hace nada, las cuatro tipologías médicas de la celulitis. Por si no fuera suficiente, esta temporada el léxico se amplía con nuevas denominaciones de origen que nos obligan a cambiar el chip y dejar de visualizar el adipocito como una célula cebada a golpe de la grasa extra que se almacena en el organismo. Términos como celulitis por glicación o celulitis causada por exceso de hierro se añaden la bibliografía médico-estética. A la consumidora no le afecta demasiado, pero el universo cosmético y estético se ha visto obligado a actualizar protocolos e invertir en patentes para combatir estos nuevos espectros adipocíticos.

A la primera de ellas se la conoce como “la celulitis de las modelos”m porque afecta incluso a las mujeres más delgadas y jóvenes y está provocada por la glicación (los hombres la padecen mucho menos), un proceso que produce que las fibras de colágeno de la piel se vuelvan rígidas y duras y encapsulen los nódulos de grasa formando la tan odiada piel de naranja. Aunque, como recuerda Cristina Alcoriza, jefe de Producto de Elancyl, esta tipología forma parte de la estrategia cosmética de algunos laboratorios como los de Pierre Fabre desde 2013, es ahora cuando se le ha dado la importancia que merece.

El azúcar es el nuevo coco de la apariencia de la piel. Nicholas Perricone, famoso dermatólogo y padre de la teoría de la inflamación (esta como causa del envejecimiento), no se cansa de repetirlo: “El azúcar es el enemigo natural del colágeno. Y el envejecimiento es producto del proceso de la glicación. Los carbohidratos de alto índice glucémino y el azúcar, que se convierten rápidamente en glucosa al entrar en sangre, provocan la reacción llamada glicación, en la que las moléculas de azúcar en exceso se adhieren a las fibras de colágeno”. ¿La consecuencia? “Estas pierden fuerza y flexibilidad y la piel se vuelve vulnerable a la flacidez”, añade. ¿Sería entonces tan sencillo frenar el envejecimiento y el avance de la celulitis como ponerse a dieta y desterrar esos alimentos de nuestras vidas? Alguas voces así lo señalan.

El azúcar y el exceso de hierro se destapan como los  nuevos culpables de la aparición de tejido adiposo

Pero en torno al azúcar hay demasiada controversia médica. Y al mismo tiempo que se asientan estas teorías, surgen voces que avalan la importancia de este producto  en la dieta. La doctora Carmen Gómez Candela, jefa de la Unidad de Nutrición Clínica y Dietética del Hospital Universitario La Paz, es una de ellas. En el reciente XV Encuentro Nacional de Salud y Medicina de la Mujer afirmaba que el consumo de azúcares y carbohidratos no era causa directa de sobrepeso en la población. “Los hidratos de carbono son valorados por su potencial energético, su poder endulzante y su alto contenido en fibra. Además, los azúcares y carbohidratos inducen una mayor saciedad que las grasas”, resaltó la doctora Gómez Candela.

La polémica está servida, pero al margen de ella, en los centros de estética ya se están introduciendo vías de tratamientos anticelulíticos basados en la teoría de la glicación. Gema Cabañero, directora del centro de estética que lleva su nombre, ha diseñado un protocolo a medida de ese quinto tipo de celulitis, con Radiofrecuencia Fraccionada de Alta Penetrabilidad. “No solo fomenta la creación de nuevo colágeno (foco de las radiofrecuencias hasta la fecha), sino que también reorganiza estructuralmente el ya existente afectado por la glicación, incluso en las capas más internas de la piel, evitando el efecto piel de naranja en superficie. El quid reside en reorganizar el colágeno ya alterado, algo que implica cambiar y ampliar el enfoque de tratamiento, incorporando una variable más, tanto a nivel de diagnóstico como de instrumental y tecnología. Un planteamiento que en la mayoría de los casos se sigue sin contemplar, ya que la celulitis se relaciona solo con grasa”, señala Cabañero.

Sobredosis de hierro

Según un estudio publicado por Pasquale Motolose en The European Journal of Aesthetic Medicine and Dermatology, existe otra causa para la celulitis que hasta hace poco no se había observado: la acumulación de trazas de hierro y dehemosiderina (forma altamente insoluble de almacenamiento de hierro) en el tejido graso. Estos metales tóxicos están directamente asociados a la degeneración de los tejidos que se produce en la celulitis. La presencia de estos metales, que es más alta en las zonas de mayor alteración del tejido fibroso, produce una degeneración de los tejidos al provocar una inflamación crónica y su acidez. El hierro va ejerciendo, de forma gradual y continua, una acción tóxica en el tejido adiposo subcutáneo que desencadena todos los procesos que conducen a la celulitis.

Partiendo de estos descubrimientos, se creó la nueva fórmula médica Alidya, el primer agente que actúa como quelante de ese hierro al lograr neutralizarlo y disolverlo, de tal forma que el organismo sea capaz de eliminarlo. Además, produce un efecto de alcalinización por el que se neutraliza y compensa el anterior proceso de acidosis. De esta forma, se normaliza la función fisiológica de los adipocitos del tejido adiposo subcutáneo. El cirujano José Vicente Lajo Plaza utiliza esta fórmula a través de la mesoterapia. Y otras muchas de las cremas que se encuentran en el mercado embellecen las capas más superficiales de la piel. Eso sí: la proeza no se obra en dos meses en ningún caso ni peso.

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