Realismo mágico: ‘Round 1’
Si naciste en los setenta, eres escritor y te criaste en Latinoamérica, ya te habrás enfrentado al infame tabú del realismo mágico
Si naciste en los setenta, eres escritor y te criaste en Latinoamérica, a esta altura ya te habrás enfrentado al Cthulhu estilístico de nuestra era, el infame tabú del realismo mágico. Esta etiqueta que facilitó la digestión mercadológica de narrativas que provenían de culturas del entonces también mal llamado tercer mundo, y que incluía gente volando, muertos con incidencia en el presente de los vivos o elementos oníricos, se convirtió en los ochenta en motivo de burla y exclusión, como en la secundaria los zapatos deportivos sin marca, y goza actualmente de los mismos atributos que un prostituto dominicano: pobre, amanerado, fácil y le gusta a las viejas.
Por lo menos dos importantes “grupos literarios” han plantado bandera en su contra, convirtiéndolo a fuerza de eludirlo en el referente invisible, ese otro cuya negación nos permite ser. Otros escritores, sobre todo en la diáspora contemporánea, se han dedicado a machacarnos con sus peores lugares comunes hasta la saciedad.
Pero hacer realismo mágico nunca ha dependido de la intención del autor, sino de los críticos, editoriales, académicos y cronistas culturales que catalogan su obra y cuya percepción sufre de una curiosa modulación geográfica. Al norte de Nueva Orleans y al sur del Amazonas, los mismos elementos que definen al género más popular de Latinoamérica se convierten en literatura fantástica o surrealista. Fuera de los paralelos malditos que definen al gran Caribe, un muerto violador es “weird fiction”, cool, horror contemporáneo. Dentro es un pastiche de García Márquez tan predecible como un polvo al aire libre en una novela de Isabel Allende.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
¿Tienes una suscripción de empresa? Accede aquí para contratar más cuentas.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.
Archivado En
Últimas noticias
El Consejo de Estado cuestiona a la CNMC y complica la aprobación de la nueva retribución a las eléctricas
Trump maniobra para prohibir los tratamientos de género a los menores trans en Estados Unidos
Robo de votos en Extremadura: la banda común que no quería asaltar la democracia
El Banco de México recorta la tasa de interés y la ubica en 7%
Lo más visto
- Los hijos de Isak Andic negocian un acuerdo para pagar 27 millones a la pareja del empresario y cerrar el conflicto por el legado
- Irene Escolar: “Si la gente se droga es porque encuentra en ello una anestesia que necesita. Negarlo es absurdo”
- La población de pumas de la Patagonia se dispara gracias a una presa inesperada: los pingüinos
- El Supremo condena a ‘Okdiario’ y a Eduardo Inda por intromisión en el honor de Iglesias al acusarle de cobrar de Venezuela
- El Supremo ordena al ex fiscal general el pago de la multa y la indemnización a la pareja de Ayuso que le impuso al condenarle




























































