En la jungla del mercado laboral
A pesar de la advertencia del presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, al Gobierno español de que no se puede dar la crisis por acabada con más de cuatro millones y medio de parados, sumados a las decenas de miles que no figuran en lista alguna de desempleo, Rajoy y su Gobierno sacan pecho ante el mínimo descenso del paro en febrero, ignorando absolutamente las condiciones con las que se fijan las nuevas altas en el mercado laboral, no sólo en lo que a la temporalidad y precariedad se refiere, sino las concernientes al trato vejatorio que reciben muchas de las personas que acceden a un puesto de trabajo.
Un hermano mío, víctima del empresario que fuera jefe de los patronos de España y que hoy está en prisión, después de permanecer durante los últimos cinco meses en una nueva empresa con un contrato indefinido y que, según le aseguraban, se encontraban sus jefes muy satisfechos con su quehacer profesional, ha sido llamado de la noche a la mañana por la gerencia para indicarle que estaba despedido sin más. El motivo subyacente consistió en satisfacer un compromiso adquirido con otra persona, por lo que se ve, con más capacidad de persuasión. No ha importado para este empresario el desgarro emocional que su decisión inesperada haya podido causar en mi hermano, nuevamente castigado por las formas propias de un ignorado esclavismo en que se mueve el mercado laboral, convertido claramente en una jungla.— Fernando Ruiz Cerrato.
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