Eficiencia energética: invertir para ahorrar
El cambio de hábitos energéticos en oficinas puede suponer un ahorro de 13.000 euros al año
El cambio de hábitos energéticos en un edificio de oficinas, unido al de obsoletas máquinas expendedoras de bebidas y comida, conlleva una inversión de cero euros, pero un ahorro en la factura de la luz de 13.000 euros al año, más de mil euros mensuales. Si trasladamos el cambio de hábitos y la nula inversión a un centro de mayores dimensiones, por ejemplo una universidad, el ahorro anual alcanza los 261.000 euros. Son datos extraídos del último estudio Consumos, medidas y potenciales ahorros en edificios, elaborado por la Asociación de Empresas de Eficiencia Energética (A3e). Documentos como este, y el del Grupo de Trabajo sobre Rehabilitación (GTR) del Congreso Nacional de Medio Ambiente (Conama), evidencian el camino que aún queda por recorrer en España.
“Lo que menos consume es la bombilla apagada, no el led”. Albert López, arquitecto en Somfy y coordinador del grupo de trabajo de Rehabilitación Energética de Edificios de A3e, resume así la máxima del ahorro y la eficiencia energética: no consumir. “En España no acabamos de darnos cuenta de que tenemos una luz maravillosa, y eso es lo primero que hay que explicar cuando se afronta la rehabilitación energética de un edificio, que lo que más ahorra es tener apagado el mayor tiempo posible las luces, los dispositivos electrónicos y los aparatos de climatización”, enumera. Simplemente adoptando cambios de hábitos se ahorra entre el 5% y el 10% en la factura energética.
Lo que menos consume es la bombilla apagada, no el led”, afirma un experto
López recuerda que “por 15 euros se instalan sensores de presencia para el encendido de luces y, por algo más, grifos con temporizador que incrementan el ahorro, aunque si se quiere ir a la yugular de la eficiencia hay que acudir a la climatización, que permite alcanzar hasta el 50%”. En el estudio referido a una vivienda de 100 metros cuadrados de la vertiente atlántica, presente en el documento de A3e, consta un ahorro de casi 600 euros anuales solo con mejoras en el aislamiento que suponen 6.000 euros de coste inicial, amortizables en siete años si se obtienen ayudas públicas. El 50% se consigue al añadir la modernización de las instalaciones térmicas (calefacción, agua caliente sanitaria y refrigeración) y/o introducir energías renovables. Son 10.000 euros más de inversión, que se amortizan en unos diez años.
Con las energías renovables en el hogar ocurre que ha llegado antes la convicción económica que la conciencia ambiental. Así se expresaba en un reportaje de este otoño de la revista Energías renovables, donde se analizaban siete estufas de biomasa (de pélets, pero también de leña) y los ahorros en calefacción conseguidos, que fluctúan entre el 20% frente al gas y el 50% frente al gasóleo. Los fabricantes consultados coinciden en resaltar la motivación económica de los clientes, pero, como apuntaba Albert López, también el dónde y cómo se va a utilizar el equipo de calefacción: aislamientos de la casa, si hay o no ventanas de doble cristal, la altura de los techos y el uso que se le vaya a dar.
En el estudio de A3e, además de contar con otras energías renovables, como la solar térmica, se presentan otras medidas de control solar (persianas, cortinas, toldos…), de integración de las instalaciones, monitorización y control automáticos, ventilación natural, sustitución de cerramientos o aprovechamiento del vapor generado en la combustión. Las inversiones, retornos y ahorros varían notablemente según el caso analizado: universidad, residencia, museo, vivienda, hospital y oficinas. En A3e son prudentes a la hora de sumar y establecer ahorros totales, pero viendo el perfil de una residencia con 200 camas y un consumo anual de 343.000 euros, no resulta descabellado apreciar que con que el aislamiento del edificio (85.700 euros de ahorro anual), la iluminación led (9.300 euros) y una instalación solar térmica (52.600 euros) se supera ya el 40% de ahorro.
El estudio presentado por el Grupo de Trabajo de Rehabilitación en el último Conama (noviembre de 2014) incluye también datos más precisos de ahorro y eficiencia en oficinas, hospitales, centros comerciales y hoteles, además de otros más genéricos en centros deportivos, colegios, universidades y pequeño comercio, entre otros. Los ahorros rondan los porcentajes del trabajo de A3e (35-50%), pero son destacables los referidos a la reducción del consumo de energía con inversiones de rápido retorno. Oficinas y hospitales pueden reducirlo de esta manera en más de un 50%, hoteles en un 35% y centros comerciales en un 30%. La iluminación es el factor clave en estos últimos y las oficinas, y la climatización en hoteles y hospitales.
Pero tampoco es cuestión de crear falsas expectativas de ahorro en cualquier edificio y lugar, sobre todo de viviendas. “Los ahorros del 50%, y más, se pueden conseguir en los construidos antes de 1985, pero los que se levantaron a partir de 1990, y sobre todo en este siglo, ya con mejores aislamientos, permiten alcanzar en torno al 25%”, asegura Albert López. Sin embargo, queda mucho por hacer. La trasposición efectiva de la directiva europea de eficiencia energética podría dotar a todo tipo de edificios de importantes ahorros y crear una economía de la rehabilitación y un nicho de empleos que penden de un hilo. Desde A3e afirman que “si se queda en una trasposición descafeinada, sobre todo en el apartados de las auditorías energéticas, las grandes empresas perderán un ahorro de 700 millones de euros, las inversiones pasarán de 3.000 millones a 950 millones de euros y los puestos de trabajos generados, solo asociados a labores de auditoría, serán 1.400 en lugar de 4.100”.
Un ahorro que crea empleo
Es difícil establecer los empleos que se crean con la eficiencia o la rehabilitación energética de edificios, ya que afecta a quienes elaboran una auditoría o certificado; diseñan, fabrican y venden una luminaria eficiente; instalan una caldera de biomasa o sustituyen una canalización obsoleta de agua. A3e hizo una estimación aproximada en 2009 y los cifró en 106.000, pero ni tan siquiera el Plan de Acción Nacional de Eficiencia Energética 2014-2020, elaborado por el Ministerio de Industria, Energía y Turismo, prevé nada en este sentido.
Sí lo hace el Grupo de Trabajo sobre Rehabilitación (GTR) del Conama, quien en el plan de acción que propone para transformar el sector de la edificación en España considera que “crearía un promedio de 130.000 nuevos puestos de trabajo en su primer periodo hasta 2020, y luego crecería para mantener cerca de 170.000 hasta su segundo periodo, entre 2020 y 2030”. Sin embargo, las previsiones de crecimiento se pueden ver lastradas por una mala trasposición de la directiva europea de eficiencia energética y, según denuncia el GTR, la inexistencia de una hoja de ruta para conectar a los agentes del sector, una agencia de rehabilitación que la gestione y coordine y un fondo para la rehabilitación energética.
Ni la entrada en vigor de la inspección técnica de edificios ni la certificación energética de los mismos han activado de forma sustancial la rehabilitación eficiente. El GTR recuerda que España gasta 60.000 millones de euros en energía primaria al año (76% de dependencia del exterior) y una tercera parte se usa dentro de sus edificios, por lo que “la eficiencia energética resulta clave para equilibrar el déficit comercial”. Según sus cálculos, se podría crear un nuevo mercado que genere unas inversiones de entre 2.000 y 10.000 millones anuales hasta 2050, además del ahorro ambiental en emisiones de CO2 y económico en comprar derechos de emisión.
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