Pan, tierra y hogar: palabra de Papa
Esta entrada ha sido escrita por nuestro colaboradorAsier Hernando (@asierhm).
Un momento del encuentro del Papa con los movimientos sociales. Foto: Voces.
El 27 y 28 de octubre, en el Vaticano, el Papa Francisco convocó a movimientos sociales de todo el mundo, a los que, según sus palabras “sufren en carne propia la desigualdad y la exclusión”,” los que padecen las injusticias y luchan por ellas”. Allí estaban referentes mundiales por los derechos humanos, la lucha por la tierra, por los derechos de las mujeres, algunas de las personas que más respeto y admiro.
Fue un encuentro sin excesiva repercusión mediática, ni en España ni América Latina, sin embargo tuvo un simbolismo y una importancia incalculable. Con este encuentro, el Papa legitimó causas y luchas de los movimientos sociales, las hizo propias. Para regiones como América Latina donde la religión católica tiene todavía una gran presencia en las diferentes capas sociales, esto es muy importante.
Este fue su discurso.Selecciono algunas de sus frases que espero recorran América Latina, se lean en las iglesias, en sus radios, sus periódicos, campos de fútbol, escriban canciones con ellas y contribuyan a que no se vuelva a asesinar a nadie por “pan, vivienda o tierra”.
“No se puede abordar el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias de contención que únicamente tranquilicen y conviertan a los pobres en seres domesticados e inofensivos. Qué triste ver cuando detrás de supuestas obras altruistas, se reduce al otro a la pasividad, se lo niega o peor, se esconden negocios y ambiciones personales: Jesús les diría 'hipócritas'. Qué lindo es en cambio cuando vemos en movimiento a Pueblos, sobre todo, a sus miembros más pobres y a los jóvenes. Entonces sí se siente el viento de promesa que aviva la ilusión de un mundo mejor. Que ese viento se transforme en vendaval de esperanza. Ese es mi deseo.
No se puede abordar el escándalo de la pobreza promoviendo estrategias de contención que únicamente tranquilicen y conviertan a los pobres en seres domesticados e inofensivos.
El acaparamiento de tierras, la desforestación, la apropiación del agua, los agrotóxicos inadecuados, son algunos de los males que arrancan al hombre de su tierra natal. Esta dolorosa separación, que no es sólo física, sino existencial y espiritual, porque hay una relación con la tierra que está poniendo a la comunidad rural y su peculiar modo de vida en notoria decadencia y hasta en riesgo de extinción.
La otra dimensión del proceso ya global es el hambre. Cuando la especulación financiera condiciona el precio de los alimentos tratándolos como a cualquier mercancía, millones de personas sufren y mueren de hambre.
Yo los acompaño de corazón en ese camino. Digamos juntos desde el corazón: Ninguna familia sin vivienda, ningún campesino sin tierra, ningún trabajador sin derechos, ninguna persona sin la dignidad que da el trabajo”.
Amén.
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