Alguien se forrará
Lo de la soberanía tiene gracia, pues los políticos no cesan de explicarnos que nuestra capacidad de decisión es nula
He aquí la imagen simulada de una fragata F-110. Significa que de momento solo es un delirio en la cabeza de alguien, como cuando te despiertas y le dices a tu mujer que se te ha ocurrido una idea para un best seller que os va a sacar de la miseria. La fragata, en cambio, nos va a hundir en ella, pues cuesta 800 millones de euros y dicen que necesitamos cinco. Para qué, se preguntarán ustedes. Pues, en palabras de Pedro Argüelles, secretario de Estado de Defensa, “para no perder la capacidad de ser operativamente independientes y, por tanto, un país soberano”. No tenemos ni idea de lo que significa ser “operativamente independientes”, pero lo de la soberanía tiene gracia, pues los políticos no cesan de explicarnos que nuestra capacidad de decisión es nula. Nos pasamos la vida obedeciendo órdenes de Bruselas, de Merkel, de la troika, del FMI, del Ibex 35, etcétera, y resulta que para ser libres necesitamos gastarnos 4.000 millones de euros (más otros 1.000 de mantenimiento) en cinco artefactos que ni siquiera existen todavía. En el Ministerio de Defensa, cuyo responsable viene de vender misiles y bombas de racimo, lo llaman “inversión”. Alguien obtendrá beneficios, de eso no hay duda, pero a usted y a mí nos va a costar un ojo de la cara: el segundo, si tenemos en cuenta que el ministerio de Morenés acumula una deuda de 30.000 millones de euros (ha leído usted bien, 30.000 millones), procedente de “inversiones” anteriores gracias a las que hemos mantenido esa soberanía de la que carecemos. ¿Y si este gasto fuera una orden (otra más) de los fabricantes de armas?
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