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<p><b>Peter Steglich y Mercedes Álvarez</b></p><p><i>Exembajador de la RDA</i></p><p>El derrumbe de la RDA fue para Peter Steglich al mismo tiempo “una catástrofe” y “un golpe de suerte”. Una catástrofe porque desaparecía el Estado al que él representaba como embajador, y un golpe de suerte porque le ha permitido estar con su mujer actual, la española Mercedes Álvarez. La pareja se había conocido en una conferencia en Madrid en la que ella trabajaba como intérprete. Pero Álvarez, una niña de la guerra que había pasado la infancia en la Unión Soviética, no estaba dispuesta a trasladarse de nuevo al otro lado del telón de acero. “Les decía a mis amigas que si él fuera alemán occidental podríamos estar juntos sin problemas. Pero que siendo del Este era imposible”, recuerda en el salón de su apartamento. El Muro cayó y en 1990 ya estaban viviendo juntos en el Berlín sin fronteras. Las elecciones que se celebraron en marzo de ese año ya demostraron que el régimen para el que trabajaba Steglich estaba condenado a la disolución. Con la integración en la RFA, su puesto de diplomático desapareció de la noche a la mañana y pasó a la jubilación forzosa. “Para mí fue una pena, pero con el tiempo ha quedado claro que la gente quería otra cosa. No habría tenido sentido mantener ese país artificialmente”. ¿Añora la RDA? “No. Lo que existía no lo echo de menos. Y la que yo habría deseado no era posible”.</p>
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Diez historias berlinesas

Aunque las cicatrices que dejó el Muro no han desaparecido, las diferencias entre el este y el oeste de Alemania se van diluyendo. Las generaciones más jóvenes casi han logrado olvidarlas. Doce personajes, diez historias. Así han cambiado sus vidas en el último cuarto de siglo.

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