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El 60% de las mujeres diagnosticadas de VIH en España son inmigrantes

Los latinoamericanos son, tras los gais, el grupo de población más afectado por el virus

La expansión del VIH mantiene un ritmo estable en España. “Alrededor de 4.000 nuevos diagnósticos cada año desde hace cuatro o cinco”, ha dicho Juan Carlos López-Bernaldo de Quirós, médico del servicio de infecciosas del hospital Gregorio Marañón de Madrid. Y, entre los afectados, los inmigrantes son el segundo grupo más numeroso. Los hombres que tienen sexo con hombres representan el 51% de los diagnósticos, según los últimos datos del Plan Nacional sobre Sida; los nacidos fuera de España representan el 38%. Por origen, los latinoamericanos son los segundos más frecuentes después de los españoles (el 18% en total). En mujeres, un 60% de las diagnosticadas son extranjeras. Con estos datos, la campaña para fomentar la prueba de la Coordinadora Estatal de VIH/Sida que se ha presentado esta mañana se centra este año en la población de origen latino.

Toni Poveda, director gerente de Cesida, recalca otro aspecto: el 48% de los diagnósticos se consideran tardíos; es decir, se realizan cuando la persona ya muestra síntomas de deterioro en su sistema inmunitario. La necesidad de hacerse la prueba es clara. López-Bernaldo apunta a que de las 150.000 personas con VIH que hay en España, una quinta parte, unas 30.000, no lo saben. “Ellos son los responsables de que se mantenga la epidemia en España”, afirma. Ello se debe a que, una vez diagnosticado el VIH, las recomendaciones son que se empiece a medicar lo antes posible. Con ello se detiene la progresión del virus, se impide el daño en el sistema inmunitario, pero, además, cada vez hay más estudios que apuntan a que las personas que siguen bien el tratamiento y consiguen lo que se llama un estado de indetectables (que la concentración de virus en su sangre sea tan baja que, aunque nunca desaparece, no se detecta con un análisis sencillo) no resultan infectivas.

El médico del Gregorio Marañón señaló que quizá haya que cambiar los protocolos, y ofrecer la prueba a todo el que acude al sistema sanitario. El Centro de Control de Enfermedades de EE UU (CDC) recomienda que se haga un cribado universal -hacerle la prueba a toda la población que haya tenido actividad sexual “en los últimos 70 años”- si la tasa de diagnósticos supera el uno por cada mil pruebas. “En urgencias del hospital Ramón y Cajal de Madrid, por poner un ejemplo, la tasa es de cuatro cada mil; entre varones, del 6,8 cada mil, y en inmigrantes del 7,5 cada mil”, señaló López-Bernaldo de Quirós. Lo peor es que “no sabían que estaban infectados, y que nueve de cada diez habían acudido al sistema sanitario en los últimos dos años, y no se les había detectado”, apuntó el médico.

La campaña, por eso, insiste en la conveniencia de hacerse la prueba. Y tiene un lema –tenemos derecho- que alude a un posible inconveniente: la exclusión de los inmigrantes en situación irregular del sistema sanitario según un real decreto de 2012. Víctor Huedo, vicepresidente de la Fundación Triángulo, señaló que “muchísimos hospitales no saben que el VIH está excluido del real decreto y están obligados a dar tratamiento” a todas las personas. Ello se debe a que el VIH (y el sida que produce) se consideran de declaración obligatoria y un problema de salud pública. Por ello, esta organización acompaña a los afectados hasta que se asegura de que les hacen la prueba y reciben tratamiento.

Esta no es la solución ideal. La prueba puede hacer se en muchos sitios (ambulatorios, pero también hay muchas ONG que la ofrecen), pero al medicación solo se puede obtener en hospitales. Ello supone un problema si no se conocen los mecanismos para saltarse el control burocrático que obliga a tener una historia clínica para conseguir una cita. “En el Gregorio Marañón hemos montado un sistema para que puedan venir a hacerse la prueba y a consulta sin un número de historia clínica”, dice López-Bernaldo.

Otro problema para hacerse la prueba son los miedos personales, o la sensación de “a mí no me puede pasar”, dice Cándida Álvarez Fernández en el vídeo de la campaña. “Y cualquiera que haya tenido relaciones sexuales puede estar infectado”, dice. El mensaje es claro: por uno mismo y por los demás, lo mejor es hacerse la prueba cuanto antes.

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