¿Cómo reaccionan los renos ante personas (mal) disfrazadas de osos?
Los Ignobel premian a un equipo noruego que analiza el temor de los renos de manera extravagante
Cuando los renos noruegos ven acercarse a un oso polar, se asustan. También recelan de los humanos. ¿Cómo reaccionarán ante personas disfrazadas de osos polares? Pues se ponen alerta antes y se alejan mucho más que cuando ven a una persona vestida de oscuro. La pregunta que cabe hacerse es, ¿acaso ese disfraz que usaron los investigadores de la Universidad de Oslo para averiguarlo se asemeja en algo a un oso polar? En realidad, esa es la mejor parte: es todo tan ridículo que se hizo merecedor de un IgNobel, en una de las diez categorías reconocidas en la última edición de los Nobel alternativos, los galardones de la ciencia más gamberra… pero que en el fondo da que pensar.
Entre los premiados se colaron unas investigadoras españolas en la categoría de Nutrición: un equipo del IRTA catalán que investigó el uso de bacterias de las heces de bebés para ayudar a curar los más sabrosos fuets. Una gran idea digna de un IgNobel, unos premios que se entregan en la Universidad de Harvard, con todo el boato y la guasa que se merecen, desde que en 1991 los creara Marc Abrahams, editor de la revista dedicada a la ciencia más absurda, Annals of Improbable Research.
Si usted ha visto alguna vez a Jesús en una tostada, no se preocupe, es perfectamente normal. “Y si no, puedes comprar una tostadora que lo hace en eBay”, bromeó Jiangang Liu, uno de los autores del estudio publicado en la revista científica Cortex que explicaba lo que ocurre en nuestros cerebros cuando vemos caras en objetos, ese fenómeno conocido como pareidolia.
Ese fue el premio IgNobel de Neurociencia. El de Medicina reconoció el uso de tiras de bacon para parar las hemorragias nasales incontrolables. Y el de Economía aplaudió la rapidez del ISTAT, el instituto nacional de estadística de Italia, por ser el primer país en incorporar la prostitución y el tráfico de drogas para el cálculo de su PIB.
Además, estos peculiares premios recompensaron el estudio de la fricción que se produce entre el zapato, el plátano y el suelo cuando pisamos esta fruta; un estudio que concluye que los que madrugan menos son más psicópatas; un par de trabajos que destacan los riesgos para la salud de convivir con gatos; y el trabajo científico que descubrió que los perros defecan y orinan orientados en función de los campos magnéticos de la Tierra.
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