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África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado

Africanos que ponen África en la Historia y en los mapas

Ángeles Jurado

Ya es de noche en Abiyán, la capital económica de Costa de Marfil. Las paredes de los maquis retumban y tiemblan gracias al coupé decalé a todo volumen mientras la ciudad se anuda y paraliza en los mil embotellamientos que marcan el fin de la jornada laboral. En Ovillage, un espacio de coworking situado en Marcory y sede de la Asociación de Blogueros de Costa de Marfil, el día no ha terminado todavía.

Cyriac Gbogou (Soubré, Costa de Marfil, 1980) se conecta a skype justo delante de una pizarra donde se garrapatean fórmulas e ideas, embutido en una alegre camisa de paño. Empieza a explicar su trabajo, con el estilo directo, entusiasta y didáctico que le ha llevado a recibir el apelativo de Chef du village (jefe del pueblo) en el colectivo web marfileño. Cyriac Gbogou toma parte en un proyecto de “mapeo” de su país, tanto en contenidos de Wikipedia como en Instagram y Open Street. La idea subyacente en la iniciativa es que los marfileños cuenten su propia historia, la ilustren y la cartografíen.

Hablamos de un país con 20 millones de habitantes que está menos y peor representado que otros países de su tamaño en el contexto global. Y de un continente con 1.000 millones de habitantes y 54 países que casi no tiene peso en internet, a pesar de que en su territorio podrían convivir China, Estados Unidos, Japón, Rusia y la mayor parte de Europa. Un continente y un país infrarepresentados y carne de tópicos e historias contadas por otros.

Cyriac Gbogou en dos imágenes de su perfil de Facebook

“En general, no hay muchas historias africanas contadas por los propios africanos”, comienza Cyriac, conexión impecable sólo alterada por la presencia de compañeros entrando y saliendo de su fragmento de realidad transmitido por webcam. “No hay muchos africanos que contribuyan a los contenidos de Wikipedia, por ejemplo. Intentamos paliar esa situación con proyectos como Kumusha takes wiki. Esta iniciativa concreta acompaña a las comunidades africanas que quieran describir y compartir los conocimientos relativos a sus entornos y sus formas de vida. Participan, por el momento, cuatro países: Uganda, Malaui, Etiopía y Costa de Marfil. El concepto es producir y poner a disposición de todos contenidos como textos, imágenes y vídeos bajo licencia libre. En el caso de Costa de Marfil, la comunidad responsable de desarrollar el proyecto ha elegido algunos colectivos y temas que nos parecen especialmente relevantes y trabajamos con ellos, de manera voluntaria y en equipo”. Y enumera: los pescadores de Assinie-Mafia, la comunidad de escritores, las universidades de Abiyán y Buaké y el centro politécnico de Yamusukro, los niños de la calle, la ciudad fronteriza de Noé, los barrios populares abiyaneses de Yopougon y Abobo, la gastronomía, el mundo de fútbol, el patrimonio de la ciudad de Kong, el sector del cacao, el museo de las tradiciones de Grand Bassam y los líderes comunitarios que las mantienen en diferentes partes del país, los medios de comunicación y los presos de las instituciones penitenciarias marfileñas.

Wiki a la africana

Kumusha es una palabra Shona que quiere decir “hogar” o “lugar del que venimos”. Los shonas hablan una lengua bantú y se encuentran en Zimbabue, Mozambique, Zambia y Botsuana.

El proyecto Kumusha takes wiki habla de apropiación: no de contenidos de wikipedia sobre África elaborados por europeos o norteamericanos, si no contenidos en abierto creados por africanos y compartidos en proyectos Wikimedia. Los voluntarios de Kumusha se centran en la increíble riqueza en conocimientos locales y orales africanos que los historiadores “formales” no han recogido por diferentes razones y que no forman parte de los discursos globales en internet. Y de nuevo, hablamos de una miríada de culturas e influencias diversas plasmadas en recitados, poesía ritual, historias de barrios, leyendas, mitos, valores culturales y otras formas de expresión perfeccionadas durante generaciones por comunicadores tradicionales, poetas y griots, con o sin música y objetos para apoyarse.

Las tecnologías numéricas ofrecen un potencial para la democratización del conocimiento, dando la posibilidad a grupos históricamente marginados de publicar sus propias perspectivas y ver su historia y sus experiencias contemporáneas añadidas al banco global de conocimiento accesible en internet”, reza el proyecto. Y se expande gracias a mapas de OpenStreet, concursos de fotos, entrevistas con líderes de comunidades y la participación de escuelas, bibliotecas y centros comunitarios, entre otras cosas. Además de formar equipos y voluntarios que puedan trabajar con Erina Mukuta Muhame en Kampala o Cyriac Gbogou en Abiyán.

Cyriac en pleno #freejumping, iniciativa con página en facebook

Cyriac se expresa con fervor de predicador. Nació en plena zona de cultivo de cacao en 1980 y, tras viajar con su familia, siendo estudiante, por Senegal, Togo, Mali y la República del Congo, se instaló definitivamente en Costa de Marfil en el año 2001. Se decidió por la ingeniería en Ciencias de la Informática cuando tuvo que escoger carrera. Se casó en 2009, un año antes de adentrarse en el universo 2.0. Abandonó la perspectiva de un cómodo trabajo en IBM en Marruecos y eligió quedarse en su país durante la virulenta crisis post-electoral de 2010-2011. Empezó como voluntario en la asociación Akendewa y se implicó en proyectos como #Civsocial y #Wonzomai. Presidente de la Asociación de Blogueros de Costa de Marfil, es consultor independiente desde el año 2012 y montó el espacio Ovillage el pasado mes de mayo con colegas tan enamorados del servicio social y el software libre como él mismo.

Cyriac se formó en el proyecto Kumusha takes wiki durante un mes en Ciudad del Cabo. Fue a principios de este año, entre febrero y marzo. Después empezó el trabajo sobre el terreno, apoyándose en OpenStreet y recopilando datos en viajes a Gran Bassam, Buaké, Grand Lahou y algunos barrios de Abiyán. Además de las entrevistas, completó datos geográficos y administrativos y colgó imágenes en Vibe e Instagram. En este último caso, creó el hashtag #Connaistumonbeaupays (¿conoces mi hermoso país?) para mostrar tanto a sus compatriotas como al resto del cibermundo las bellezas más o menos ocultas de lo más profundo de Costa de Marfil.

Imágenes de Grand Lahou y Adieké colgadas en Instagram por Cyriac Gbogou y etiquetadas #ConnaisTuMonBeauPays

“En los países anglófonos africanos hay una sensibilidad diferente, más interés en contar su propia historia”, precisa. “Comprenden la importancia de escribir esa historia y recuperarla. En los francófonos, no sólo no se ha comprendido esto: hay problemas de acceso a internet y menos motivación, porque la gente se pregunta qué gana con eso”.

Cyriac no se conforma con constatar obstáculos y busca historiadores y geógrafos en Abiyán y geólogos en Buaké mientras intenta superar barreras como la falta de información, formación y acceso a internet. Cuenta con una quincena de compañeros en las labores de mapeo físico de las ciudades marfileñas y planea ahora un viaje a Yamusukro para continuar su tarea. Se codea con colegas de la talla de Florent Youzan o Ebenezer Guebo y predica con el ejemplo para demostrar que, a más colaboración y más contenidos compartidos, más se aprende y mejor.

En la imagen superior, Cyriac con Israël Guebo. En la inferior, taller de OpenStreet con Florent Youzan

“Trabajamos también en un cambio de mentalidad. Yo no lo veré quizás, pero sí que lo verán mis hijos y mis nietos. África puede beneficiarse del software libre, de la cultura del compartir. Sin ir más lejos, lo podemos ver en proyectos como la canción Stop Ébola de Israël Guebo”.

Más información: #wiciv #wikiafrica #connaistumonbeaupays #wikimedia #wikipedia #ovillage #kumushatakeswiki #kumushaprendwiki

Blog de Cyriac Gbogou

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Sobre la firma

Ángeles Jurado
Escritora y periodista, parte del equipo de comunicación de Casa África. Coordinadora de 'Doce relatos urbanos', traduce autores africanos (cuentos de Nii Ayikwei Parkes y Edwige Dro y la novela Camarada Papá, de Armand Gauz, con Pedro Suárez) y prologa novelas de autoras africanas (Amanecía, de Fatou Keita, y Nubes de lluvia, de Bessie Head).

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