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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Retroceso exterior

El déficit comercial se duplica en el primer semestre y dificulta el crecimiento económico

El primer semestre del año le ha dado la vuelta al dinamismo del sector exterior español. La diferencia entre las compras y las ventas al resto del mundo, el déficit comercial, se ha duplicado en la primera mitad del año hasta alcanzar los 11.882 millones de euros. Se confirma así la tendencia ya observada al inicio de este trimestre y, con ella, el temor de que al término del año lejos de contribuir al crecimiento de la economía, el saldo neto de la balanza de pagos por cuenta corriente se acabe convirtiendo en un freno. Y todo eso a pesar del excelente año turístico, principal fuente de ingresos de la balanza de servicios.

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Una de las causas del deterioro del saldo comercial es el aumento de las importaciones. A poco que repunta la demanda interna, lo hacen las compras al exterior. No solo es el reflejo de la elevada dependencia española de las importaciones energéticas, sino de la insuficiencia competitiva para sustituir bienes y equipamiento importados por los de fabricación nacional.

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El crecimiento de las exportaciones, por su lado, hasta este trimestre la principal luz del proceso de recuperación de la economía española, da síntomas de fatiga. Por tercer mes consecutivo las ventas de mercancías al extranjero registran tasas de variación negativas. En el conjunto del segundo trimestre del año han disminuido un 2%. En esta caída ha debido influir la sensibilidad de las ventas fuera de la eurozona a un tipo de cambio del euro apreciado, así como la menor pujanza de la demanda de los socios con los que compartimos moneda. No es de esperar que esta última aumente su intensidad inmediatamente a tenor de los datos conocidos en las tres principales economías del área monetaria.

Si las políticas en la eurozona no cambian en una dirección mucho más expansiva, también acabará desacelerándose el impulso reciente en nuestra demanda interna, y con ella las posibilidades de revisar al alza las previsiones de crecimiento con que contaba el Gobierno. Además de las posibilidades enunciadas hace varias semanas por el BCE, destinadas a elevar la inflación y normalizar la inversión crediticia, es necesario que aquellas economías con margen de maniobra en las finanzas públicas lleven a cabo programas de inversión pública. La alemana, desde luego. Pero también instituciones como el Banco Europeo de Inversiones debería contribuir a ese fortalecimiento de la base de capital comunitario.

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