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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

PSOE en reconstrucción

El próximo líder socialista tiene que defender un partido con voluntad de poder

Pasados los días de las amabilidades póstumas hacia el líder socialista dimisionario, Alfredo Pérez Rubalcaba, no es descartable que tanto el PP como fuerzas a la izquierda o en posiciones populistas intenten aprovecharse del interregno en que vive el PSOE para afirmarse a costa de sus simpatizantes. Eso obliga a este partido a recorrer limpiamente las fases de la secuencia prevista para la elección del nuevo líder, incluido el voto directo de los militantes —inédito en este partido a escala estatal—, pero también a acortar los tiempos de definición sobre los problemas acuciantes del momento.

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La importancia del congreso de julio rebasa las fronteras del PSOE, porque no habrá alternativa hasta que las estructuras políticas del socialismo recuperen la credibilidad perdida. Y la clave para ello es que los socialistas se expliquen de modo que los ciudadanos comprendan lo que se proponen, lo cual va más allá de la renovación generacional en curso.

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No sería positivo transmitir señales de ambigüedad o desconcierto sobre las opciones económicas y sociales, la organización política de España o la defensa de las instituciones, por clara que deba ser la apuesta por reformar todo lo que manifiestamente ha funcionado mal. Es imprescindible un partido con voluntad de poder, y esto exige mantener una posición clara respecto al sistema institucional y la reforma constitucional —incluida la precisión de si consideran vigente la propuesta federalista elaborada en la etapa anterior—, sin caer en la ambigüedad respecto al reto de nacionalistas e independentistas catalanes.

La urgencia viene dada por la proximidad de los desafíos políticos y electorales. Sería suicida ir a las elecciones dándolas por perdidas de antemano. Sin lograr una cierta base institucional en los próximos comicios autonómicos y municipales, un partido se arriesga a quedar reducido a la marginalidad. Tampoco debe ausentarse de Europa, ahora que los socialdemócratas, encabezados por el italiano Matteo Renzi, tratan de poner en pie una estrategia para suavizar las reglas presupuestarias de la UE y corregir la estricta política de austeridad mantenida hasta ahora.

Una vez terminado el plazo de presentación de avales para los aspirantes a la secretaría general del PSOE, el diputado madrileño Pedro Sánchez se sitúa a la cabeza de la carrera entre candidatos. Falta lo más importante, el voto de los militantes. Queda también la incógnita de si la próxima dirección del partido convocará el proceso de primarias abiertas para elegir al candidato a la presidencia del Gobierno, un procedimiento que en su día ayudó a los socialistas franceses y a los italianos a movilizar a muchas personas en torno a sus debates, pero que no es en sí mismo una garantía de renovación ni de mayor democracia.

No es fácil hacer todo esto en poco tiempo, pero no les quedan muchas opciones. El PSOE debe ser capaz de salir de la crisis y abordar decididamente la reconstrucción de su espacio político.

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