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DEFENSOR DEL LECTOR
Opinión
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

La interpretación de los datos

Críticas por errores en el cálculo de porcentajes y por la presentación o análisis de cifras, aunque las mismas sean exactas

Tomàs Delclós

La exactitud de las cifras que se publican en cualquier información son objeto de escrutinio por parte de los lectores. En algunos casos se señalan que son erróneas o que se ha hecho mal un cálculo de porcentajes. En otras, sin discutir su exactitud, se considera que no explican la realidad de forma ajustada y, por último, están los casos de discrepancia en la interpretación de unos mismos datos.

 El último caso se refiere a la titulación en portada de la encuesta encargada por este diario sobre la aceptación del futuro rey Felipe VI y la demanda social de un referéndum sobre el modelo de Estado. Según la encuesta, si se convocara un referéndum donde se diera a elegir entre una monarquía con don Felipe como rey o una república presidida por una figura pública relevante, el 49% optaría por la Monarquía y un 36%, por la República. El resto de encuestados no se pronuncia. El título de portada decía “Una mayoría prefiere a Felipe VI que a un presidente republicano”. Para Luis de Luxán se trata de un titular “equívoco” y no cumple con el encargo del Libro de Estilo de que los titulares sean “inequívocos, concretos (…) y ajenos a cualquier clase de sensacionalismo” en la medida que no informa de la consistencia numérica de esta mayoría. Para el lector, el diario ha forzado el titular. Mientras que en la edición impresa, los datos se incluían en el primer párrafo, en la edición digital, la portada no los incluyó durante varias horas. En la información interior, el titular destacaba que “La mayoría desea decidir “en algún momento” sobre la Monarquía”. En este caso se alude a que un 62% de los encuestados consideran que en algún momento debería convocarse un referéndum sobre si España debe seguir siendo, o no, una Monarquía. El 34% no lo considera necesario. En ambos casos, hubiera sido más preciso dar los porcentajes en los titulares, aunque están sometidos a un margen de error de (más/menos) 3,2 puntos. Sin embargo, el empleo de las expresiones “una mayoría” y “la mayoría” no es ninguna incorrección ya que cuando se habla de “una mayoría”, sin adjetivar, se está afirmando que, en una distribución de opiniones, una tiene más apoyo que el resto sin superar el 50%. El empleo de la expresión “la mayoría” en el segundo caso es igualmente pertinente en la medida que los partidarios del referéndum son más del 50%. Por otra parte, únicamente se dan cifras sobre las distintas posiciones de votantes de PP, PSOE e IU. Ello responde, según Metroscopia, autora de la encuesta, a que el tamaño de la muestra, mil encuestados, no permite presentar porcentajes fiables sobre el resto de partidos. Sería engañoso extraer porcentajes a partir del número de respuestas obtenidas. Este mismo lector criticó que el titular de la edición digital sobre la aprobación de la ley de abdicación del Rey, que obtuvo el respaldo del 85% de la Cámara, hablara de un “amplio consenso”. El término “consenso”, como explica el propio Libro de Estilo, supone unanimidad. Y no la hubo. En la edición impresa se tituló correctamente “logra el apoyo de una amplia mayoría”.

Uno de los debates sobre el análisis y exactitud de las cifras se refiere a la afirmación de la secretaria de Estado de Educación, Montserrat Gomendio, sobre que el salario de los profesores españoles supera la media de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos). Una afirmación realizada en abril durante una conferencia en Brasilia, corroborada por el ministro Wert y que soliviantó a los sindicatos. La reproducción de este dato en un artículo en este diario de Gomendio ha reavivado la discusión. Glòria Rodríguez Klaus, por ejemplo, considera que “hay un manejo torticero de datos” y critica que este diario no los discuta. Según un informe de la OCDE, con datos de 2000, 2005 y 2011, efectivamente, el salario anual de los enseñantes en España, de primaria y primer ciclo de secundaria, supera la media de los países que integran la citada organización. Sin embargo, Rodríguez considera que debe tenerse presente otro parámetro, igualmente ofrecido por las cifras de la OCDE, que corrige en el caso de los profesores de primaria esta percepción. Mientras, explica, el número de horas por año en 2011 de los profesores en el conjunto de la OCDE da una media, en los 21 países de que se dispone de datos, de 805, los enseñantes españoles trabajan 880. Por tanto, prosigue, la retribución por hora en la OCDE en 2011 es de 34,9 euros (47,6 dólares, según las tablas de la OCDE) mientras que en España es de 34,3 (46,9 dólares). Otro lector señaló que los últimos datos que presenta la OCDE son de 2011 y, por tanto, no recogen los recortes salariales producidos con posterioridad y que diluirían el optimismo de los citados porcentajes.

Jesús del Amo señala errores en infografías que acompañan a informaciones donde el dato es correcto o se elude. La última carta recibida de este lector se refiere a una información sobre la crisis bursátil más larga. “En el texto de la noticia se indica que para que el Ibex recupere los máximos de 2007 debe subir un 48%, para pasar de 10.798,70 a 16.040,40, y eso es correcto, Pero en el gráfico que acompaña a la información se señalan esos dos valores y se indica que la bajada porcentual es del -48%, lo que es totalmente incorrecto. De 16.040,40 a 10.798,70 hay una bajada del 33%”. Y añade una explicación: “El error viene de suponer que si la cantidad A es un tanto por ciento mayor que la cantidad B, la cantidad B es el mismo tanto por ciento menor que la A. Con un ejemplo quedará más claro: sean las cantidades 200 y 100, 200 es un 100% más que 100, pero 100 es un 50% menos que 200”. Del Amo remitió varios casos recopilados por él durante los últimos años de errores en el cálculo de porcentajes. Algunos, como el bajón del índice de popularidad de los ministros de Rajoy o el crecimiento de las exportaciones de automóviles fueron debidamente corregidas con la pertinente fe de errores. En otros casos, el error procede de la propia fuente (por ejemplo, de políticos presumiendo de un notable incremento porcentual del presupuesto). Otro caso que reseña fue la última devaluación del bolívar venezolano. En una primera información en el digital se cifró en un 375%, información que se cambió para fijar el porcentaje en un 88%. Un error de magnitud que también cometió el líder opositor Henrique Capriles que calculó que la devaluación era del 400%, cifra que, en realidad, correspondía a la revalorización del dólar frente al bolívar. En la edición impresa se publicó el dato correcto.

Polémica sobre la lectura oficial de los datos salariales de los maestros

Otro reproche no se dirige a la precisión de los datos sino a la confusión que puede generar su presentación incluso en los casos en que son exactos. En el blog ya recogí este año la llamada de un lector acerca de una información sobre el ajuste de plantillas en las empresas del Ibex. La noticia reflejaba perfectamente que 14 compañías habían reducido su número de trabajadores en 2013. Y estas cifras se trasladaron exactamente a la correspondiente infografía, pero el gráfico que las presentaba invertía el orden cronológico habitual y presentaba a la izquierda los del 2013 y a la derecha, los del 2012, creando un efecto visual confuso ya que, a primera vista, parecía que las plantillas de las citadas empresas habían crecido. Se trató de un error que no fue detectado en su momento.

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