Alcaldesa ante la adversidad
Vera Baboun tiene 49 años y es la primera mujer alcaldesa de Belén Ganó las elecciones de 2012, respaldada por el partido gobernante de Cisjordania, Al Fatá
"Bienvenidos al pueblo en que nació Jesucristo”. Frente al escritorio de Vera Baboun, la alcaldesa de Belén, una balconada se abre a la plaza del Pesebre, la iglesia de la Natividad al fondo, con sus campanarios y paredes de piedras ancestrales, colocadas a lo largo de los siglos, desde que la devota Helena, madre del emperador Constantino, visitara el lugar en el siglo IV, en la primera peregrinación a Tierra Santa.
A pesar de trabajar a diario ante tanta historia, Baboun se esfuerza en no hablar demasiado del pasado. “Nunca podré aceptar que Belén se convierta en un museo”, dice. Teme que la historia antigua de esta localidad de 33.000 habitantes acabe pesando más que el amargo presente, con las divisiones del pueblo palestino, el conflicto con Israel, la ocupación y las estrecheces económicas.
Baboun es, a sus 49 años, la primera mujer alcaldesa de Belén, puesto al que accedió tras unas elecciones en 2012, respaldada por el partido gobernante de Cisjordania, Al Fatá. Estudiosa de la poesía afroamericana y las teorías de género, es ante todo y sobre todo una experta en fortaleza ante la adversidad.
A su difunto marido, Johnny, el Ejército de Israel le arrestó por primera vez una noche de 1990, cuando ya había tenido con él tres de sus cinco hijos. Ella dice que desconocía sus supuestas acciones en la primera Intifada. Le condenaron a tres años de prisión, y ella sacó adelante a la familia mientras estudiaba en la Universidad Hebrea de Jerusalén.
“Vera, esta es mi espada, a ti te la doy para que luches”, le dijo su marido en 2002. Entonces ya era, según recuerda ella, un hombre consumido por la destrucción en dos ocasiones del garaje que regentaba en la frontera misma entre Belén y Jerusalén, que hoy delimita el célebre muro israelí. Viuda desde 2007, Baboun recuerda a su marido como “un mártir”. De él, dice, recibió la fuerza que le ha permitido ascender imparable en un mundo de hombres. En su despacho queda claro. A la derecha de la alcaldesa hay un gran retrato del fallecido Yasir Arafat. En otra fotografía, a su izquierda, Mahmud Abbas, actual presidente palestino, contempla el infinito.
La alcaldesa es católica. Los regidores de Belén, Beit Jala, Beit Sahour, Taibe y Ramala son cristianos porque así lo ordenó en 1998 Arafat, pues tradicionalmente esas localidades palestinas tuvieron mayoría de habitantes de ese credo. Hoy, sin embargo, los cristianos son apenas un 25% de la población de Belén.
A unos metros del despacho de la alcaldesa, en el zoco, es de hecho difícil encontrar a mujeres que como ella eviten el velo y dejen su cabello al descubierto. A pie de calle, Belén aparece como otra ciudad musulmana cualquiera, a pesar de sus muchos templos cristianos y los nacimientos que plagan los escaparates de sus tiendas.
Desde la plaza del Pesebre se ven también, más allá del muro, los asentamientos judíos con que Israel ha crecido justo al otro lado del valle donde la tradición cristiana quiere que un ángel anunciara a los pastores el nacimiento de Cristo. Hay, según estima Baboun, 99.000 colonos judíos en 22 asentamientos construidos en tierra ocupada por Israel en 1967.
“Belén está cercada. Soy la alcaldesa de una ciudad cercada”, dice. “Cuando pienso en qué sucederá de aquí a 50 años, me pregunto qué le pasará a Belén. ¿Será un grano de sal en un vaso de agua?”.
No si Baboun puede evitarlo. Dice que de momento está centrada en la alcaldía. “No pienso en otras opciones”, añade. Pero en el futuro, ¿daría el salto a la política nacional palestina? “Tengo la capacidad, sí. Tengo la pasión y la convicción para llevar a mi país a un estado mejor. Si puedo tener un papel en ello, daré lo mejor de mí”. Quién sabe si de aquí a esos 50 años tendrá Palestina su primera presidenta, mujer y cristiana.
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