_
_
_
_
África No es un paísÁfrica No es un país
Coordinado por Lola Huete Machado

El safari contra el apartheid o como usar al turista para armar al ANC

Diciembre de 1993. La compañía británica de safaris Africa Hinterland cierra la persiana después de haber organizado 40 viajes a aventureros ávidos de descubrir las bellezas naturales entre Kenia y Sudáfrica, pasando por Tanzania, Zimbabue, Malaui y Botsuana.

No es que sea una empresa deficitaria o poco atractiva, pero a los inversores les mueve otro propósito que creen ya cumplido y superado. Durante la temporada se llena el enorme camión de británicos, neozelandeses y australianos atraídos por los precios más bajos que la competencia ofrece por seis semanas en tierras africanas. La cuenta de resultados es lo de menos.

Quien está al frente de Africa Hinterland son dirigentes del entonces ilegalizado Congreso Nacional Africano (ANC, en sus siglas en inglés), exiliados en Londres o en Lusaka, la capital de Zambia, donde se refugia la cúpula que ha conseguido escapar de la prisión y organizar la resistencia interior y exterior.

El ANC quería estar seguro plenamente de que los dirigentes del apartheid iban en serio, quería tener confianza absoluta antes de dejar de armarse”, explica el productor. Además, en esa época el Gobierno del apartheid jugaba a dos cartas. Por un lado conversando con el ANC de Mandela, la fuerza mayoritaria, y por otro, apoyando a Inkatha, el partido mayoritario entre los zulúes y tradicional adversario del ANC. La jugada encendió los guetos y provocó que Mandela recriminara públicamente a De Klerk. A finales de 1993, a Mandela le faltaba poco más de cuatro meses para ser el primer presidente negro de la historia sudafricana.

La historia del safari la reveló en 2001 el documental The secret safari (El safari secreto), dirigido por Tom Zubrycki y producido por Sally Browning y David Max Brown. Pero la iniciativa continúa siendo desconocida para la inmensa mayoría de la sociedad sudafricana. Brown está ahora inmerso en la producción de un largometraje, buscando financiación y actores. Otro largo camino.

Tras conocer la historia, Brown consiguió localizar y recuperar el camión Bedford, después de un complicado periplo que lo llevó hasta una granja en Pretoria, donde su propietario se lo regaló “sólo para fastidiar al ANC”. Cosas de la vida, era el hermano del asesino de Chris Hani, militante del brazo armado del ANC, muerto a tiros en abril de 1993 y cuya muerte dejó Sudáfrica más cerca que nunca al borde de un enfrentamiento civil, lo que hubiera puesto en apuros los esfuerzos de reconciliación.

Brown cedió el vehículo al actual museo de la granja de Liliesleaf, donde el 11 de julio de 1963 la policía del apartheid logró detener al núcleo duro del ANC y a su brazo armado, Umkhonto we Sizwe (MK), que se reunían a escondidas para planear estrategias.

En 1995, leyó asumbrado en el semanario sudafricano Mail & Guardian una entrevista a un antiguo militante del ANC que explicaba la aventura. Su sorpresa fue mayúscula porque su padre, Mannie Brown, era uno de los exiliados en Londres desde los 60 cuando David era un niño. No tardó en averiguar que además el progenitor, junto a los históricos dirigentes Oliver Tambo y Joe Slovo, habían sido los padres de la idea.

“Fueron muy inteligentes”, explica ahora David Brown, “porque pusieron en marcha una empresa, con un equipo directivo, una oficina en Londres primero y, a partir de 1990, en Johannesburgo y campañas de publicidad”. Todo orquestado para dar apariencia de legalidad y de normalidad. “Sólo tres o cuatro personas conocían lo que realmente se estaba llevando a cabo. En mi casa, ni mi madre ni yo sabíamos nada”, cuenta.

Una de estas personas era el británico Stuart Round, uno de los conductores. Desde Londres explica para este blog que mintió a todo el mundo de su entorno. "Fue lo más duro", reconoce ahora. "Te sientes aislado, y al final bastante confuso cuando estás jugando un papel, porque si lo haces bien se vuelve casi imposible saber dónde termina el personaje que estás jugando en tu vida real y dónde empieza la persona que eres".

Operarios cargan el camión Bedford en uno de los 40 viajes que hizo desde Kenia hasta Sudáfrica Facebook de Africa Hinterland, the secret safari

Estuvo cinco años en el proyecto. El Round adolescente ya militaba en movimientos en contra de las nucleares, la cantera donde el ANC exiliado empezó a buscar a colaboradores. Joven, sin excesivas conexiones políticas que levantaran demasiadas sospechas, fue sondeado y tras dar el sí, recibió la información secreta de en qué consisitía el viaje.

En los 80, medio mundo acataba el boicot al apartheid así que la iniciativa de una empresa británica queriendo traer turistas gustó a los dirigentes del régimen supremacista blanco, que casi pusieron la alfombra roja a los viajeros. Pero el problema seguía: Cómo hacer invisibles las armas para que no fueran detectadas en la frontera.

El grupo descansa sin saber que debajo de ellos hay una toneladade armas escondidas. Facebook de Africa Hinterland, the secret safari

Tanto en su película como en una reciente conversación en Johannesburgo para escribir este post, Brown da cuenta de que el ANC compró un viejo camión en Reino Unido y durante nueve meses se modificó para que los turistas viajaran cómodamente y las armas encontraran buen cobijo. El encargado de la transformación fue Rodney Wilkinson, un joven sudafricano que en 1982 atentó contra una central nuclear en Ciudad del Cabo y escapó a Londres posteriormente bajo la protección del partido de Mandela.

Antes de cada expedición, cada arma se envolvía una a una con papel de aluminio para evitar que los perros olieran los explosivos y sin dejar ninguna huella dactilar, y se colocaban en un doble fondo debajo de los asientos. En total, entraron por la frontera sudafricana 40 toneladas de pistolas, munición y granadas. Una por cada viaje. Éxito total de la operación, que nunca fue descubierta, aunque Round recuerda como una vez el animal señaló los asientos y a preguntas del policia, el conductor le contó que el perro "olía el rastro de los policías armados que subían en el camión en las aduanas". Prueba superada.

Visitantes del museo Granja de Liliesleaf observan dónde se escondían las armas Facebook de Africa Hinterland, the secret safari

Las armas sirvieron para llevar a cabo algún que otro atentado pero, según Brown, la mayoría se escondieron en los extensos campos sudafricanos. Y ahí siguen porque, los activistas encargados de guardarlos erraron en la elaboración de los mapas de los escondrijos. La entrega se hacía en lugares poco transitados y cuando el grupo de turistas estaba entretenido en alguna excursión o actividad que no necesitara del camión.

"Es muy probable que algunas personas murieran como resultado de lo que hicimos, pero de la misma manera salvamos otras vidas", admite el conductor, que afirma que jamás se ha arrepentido de participar en una acción que "cambió completa y positivamente" su vida. "Fue una operación totalmente necesaria debido a la naturaleza extremadamente represiva del apartheid, que se cerraba a todos los métodos normativos de la protesta y la oposición, arrestando a personas sin juicio, deteniéndolas indefinidamente, torturando y, en muchos casos, asesinando a los opositores políticos. No había otra alternativa", sostiene este británico que se confiesa enemigo de la violencia.

Aspecto del interior del camión, en una de las expediciones. Estos sonrientes aventureros desconocían el

contrabando de armas en el que participaban Facebook de Africa Hinterland, the secret safari

La producción de la película no fue fácil. Durante un lustro, el productor buscó financiación y la documentación que le permitiera reconstruir el viaje con el mismo camión, recuperado y puesto a punto, además de encontrar a algunos de los viajeros.

“Mi padre me dijo que quien me podía dar el permiso para grabar era Slovo, Tambo o incluso Mandela”, explica Brown, a quien sus contactos de la cúpula del ANC le prometieron plena colaboración.

Sin embargo cuando en 2001 el rodaje está a punto de iniciarse, Brown recibió una llamada del ANC. “Me dijeron que no me daban permiso pero que a cambio me daban plena libertad para tener acceso a todas sus carpetas”, recuerda el productor. Con todo, siguió con su plan y su padre, militante del partido, fue de los pocos que quiso ser entrevistado.

Stuart Round, al mando de la expedicióndel ANC Facebook de Africa Hinterland, the secret safari

En la cinta, los turistas juran y perjuran que nunca sospecharon de lo que el viaje escondía y en cierta manera admiten orgullo por haber contribuido a luchar contra el apartheid. “Probablemente es una de las mejores cosas que he hecho nunca”, admite una viajera australiana. Y eso que la auténtica aventura fue un secreto. Aunque ahora ya no es ningún secreto, este es un episodio que se pasa de puntillas quizá, como apunta el conductor Round, el partido no se siente cómodo de haber utilizado "turistas ignorantes como tapadera". Tampoco no hay constancia de que Mandela y los otros líderes presos durante el apartheid conocieran la operación y, sobretodo, que continuara hasta la víspera de las elecciones democráticas.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_