
Voces del futuro
Petróleo, política, medio ambiente, cultura o gastronomía. Son algunas de las áreas en las que estos ‘brasileiros’ están impresionando al mundo con sus inquietudes y experiencias.

El pasado noviembre, Joaquim Barbosa logró encarcelar a los políticos del PT envueltos en el esquema de corrupción Mensalão. Fue la primera vez que cargos electos eran condenados por el Supremo Tribunal, órgano que él preside desde 2012. El PSDB, partido de la oposición, también está en la diana en otro caso de desvío de fondos en Minas Gerais, donde nació Barbosa, el primer negro al frente del Tribunal.
Entre las polémicas en las que se ha visto envuelto están su apoyo para que haya un límite en la reelección de cargos parlamentarios –los políticos profesionales, que llevan 30 años o más en el Congreso–, ir en contra de la atención preferencial de los abogados en audiencias con magistrados y la liberalización del uso de células madre. Pero el ataque a los políticos del partido que le colocó en el puesto fue considerado toda una afrenta. Algunos conspiran incluso que fue una maniobra política para catapultar su candidatura a la presidencia en 2014. Sobre esto afirmó en una entrevista el pasado julio que Brasil no está preparado para un presidente negro. A pesar de ese desinterés, en la encuesta elaborada por Datafolha, donde le incluyeron como posible candidato, conquistó el 1% en intención de voto.
Es un crítico feroz del sistema penal, al que acusa de ser proimpunidad. En 2014, pese a las comunidades creadas en Facebook en favor de su candidatura y las especulaciones para que sea candidato a vicepresidente con Aécio Neves (PSDB), se espera que continúe su labor en el Supremo. Tiene una causa: iniciar de forma oficial el diálogo con el Gobierno para que las cárceles sean controlados por la judicatura.
UESLEI MARCELINO
Alex Atala, de 45 años, es la imagen internacional de la gastronomía brasileña. Desde la cocina de D.O.M, su restaurante en São Paulo, considerado el mejor de Sudamérica por Restaurant Magazine, se ha convertido en uno de los chefs más influyentes del mundo. Así lo estableció Time, que estampó su cara en portada. “A corto plazo, Brasil demostrará que su cocina no es solo Alex Atala”, se quita importancia. “Nuestro país tiene una generación impresionante”, mantiene.
Para Atala, este año ha sido memorable. “Sobre todo por haber equilibrado trabajo y familia”. También por su libro Redescubriendo ingredientes brasileños, que le permitió viajar y madurar. “Dentro de la cocina uno sufre cierta miopía. Cuando te alejas, puedes enfocarte en lo importante”, asevera.
El chef, orgulloso de su pasado punki, cuenta con entusiasmo cómo, gracias a su influencia, se consiguió recuperar la producción de arroz en el valle del río Paraíba. Hace nueve años, un agricultor y un investigador de la región tocaron a su puerta con un saquito de arroz negro. ¿Quién iba a comprarles arroz negro? Él lo hizo. Le imitaron. “El 80% de la población del valle se mantiene ahora con la producción de arroces especiales”, cuenta. Su próximo desafío: el cultivo orgánico. “No olvidemos que la mayor red social del mundo no es Facebook, es la gastronomía”.
CLAUS LEHMAN
La mayoría de los compañeros del ingeniero agrónomo Roberto Ricardo Vizentin decidieron trabajar para miles de agricultores brasileños. Él, por su parte, cambió de lado del mostrador; desde hace casi 30 años es uno de los principales defensores de la alianza entre agronomía y ecología.
Vizentin, de 49 años y natural de Xanxerê, al sur del país, es el presidente del Instituto Chico Mendes de Conservación de la Biodiversidad (ICMBio). El último año y medio, tiempo que lleva en el cargo, se ha dedicado a convencer a grandes terratenientes para que inviertan en unidades de conservación. Es decir, hace lobby. Por un lado, para que los principales desforestadores compensen económicamente al Gobierno por las especies vegetales que destruyeron al convertirlas en plantaciones o tierra de pasto. Por otro, entrega esos recursos a otros hacendados para que creen nuevas plantaciones.
Este aparente negocio ambiental pretende acelerar la regularización agraria e intentar ampliar las áreas protegidas. Una idea que, por ahora y según especialistas consultados, ha tenido éxito. Aún tiene retos. En los 18 meses que lleva en el puesto, solo se han creado tres nuevas unidades de conservación. Hoy son 313. El país está lejos de los 128 millones de hectáreas protegidas ambientalmente, una meta que debe cumplir antes de 2020.
WENDERSON ARAUJO
La economista Ana Carla Fonseca, de 44 años, es una verdadera evangelizadora de la creatividad aplicada a la ciudadanía. Doctora en Urbanismo, con un máster en Administración, se dedica a la transformación de ciudades a través de proyectos de economía creativa; una serie de actividades intangibles que no siempre aparecen en el PIB local. Como ejemplo, Fonseca habla de Guaramiranga, un municipio del Estado de Ceará que destacó promoviendo festivales de jazz durante el agitado carnaval brasileño. O de Paraty, en el Estado de Río de Janeiro, que creó un nuevo turismo cultural con la Feria Literaria Internacional.
Fonseca ha acudido como invitada para compartir este conocimiento a países tan diversos como China, Argentina o Francia. En 2013, el Gobierno de Holanda le encargó la misión de trabajar en proyectos de economía creativa, y es autora del libro Cidades criativas, primera obra brasileña publicada sobre el asunto, que, entre otros galardones, ganó el Premio Claudia. El año pasado vio nacer Sampa Criativa, una plataforma centrada en la transformación socioeconómica y cultural de la ciudad de São Paulo a partir de sus singularidades. Fonseca pretende continuar evangelizando en favor de proyectos innovadores. “Una misión que profeso para conseguir que empresas, Gobiernos y sociedades ganen juntos en el nuevo contexto global”, afirma.
CLAUS LEHMANN
Los cabellos grisáceos del ministro de Salud Alexandre Padilha, de 42 años, acapararon la atención cuando el Gobierno federal creó el Programa Mais Médicos. El proyecto, activo desde julio, invitaba a doctores del exterior, principalmente de Cuba, a instalarse en áreas del país donde los profesionales brasileños no quieren trabajar por las precarias condiciones laborales y el bajo salario.
La polémica fue grande. Los médicos acusaron al Gobierno de pactar con “un régimen de esclavitud”, en alusión al hecho de que el país caribeño se quedara con parte del salario de los profesionales. Cinco meses después, la polémica se apagó gracias a los 6.664 doctores llegados. Padilha, médico de formación, se hizo conocido y su nombre se perfiló en el Partido de los Trabajadores (PT) como la apuesta de Dilma Rousseff para hacerse con el Gobierno de São Paulo, la región más rica del país. Padilha no lo reconoce, pero no le disgustaría “ayudar a acabar con el cansancio que existe en el Estado tras 20 años de gobierno del PSDB”.
Novato en elecciones, Padilha intentará embarcarse en la ola de renovación que el país ha pedido durante las protestas del pasado junio. Además, agrada a la élite de la ciudad, bastante resistente al PT y que le ve como un adicto al trabajo. “Típico de un paulista”, reconoce él mismo.
WENDERSON ARAUJO
A los 20 años de edad, Fernanda Torres recibió la Palma de Oro a la mejor actriz en Cannes por la película Eu sei que vou te amar. Era 1986, pero decir que su carrera comenzó ahí sería injusto. La actriz carioca, de 49 años, hija de la pareja de actores Fernanda Montenegro y Fernando Torres, se estrenó en el teatro a los 13 años. Enseguida llegó a la tele y al cine.
Hoy, con más de tres décadas de experiencia, Torres –apodada cariñosamente por los brasileños como Fernandinha– cosecha éxito. En la televisión, con la serie cómica Tapas e Beijos, en la cadena más vista del país; en el teatro, ya que el año pasado celebró 10 años en cartel con la pieza A casa dos budas ditosos, y acaba de lanzar su primera novela, Fim. “Jamás imaginé que conseguiría escribir”, confiesa. Lo consiguió. Su libro, lanzado el pasado noviembre, ya está entre los más vendidos de Brasil.
Metida en política, Fernandinha dijo una vez: “Muchos decían que Lula nos avergonzaría cuando viajase al exterior. El tío reventó”. En 2014, ella también pretende reventar. “Espero acabar rodajes y ver cómo toma cuerpo Juízo final, un guion de terror para el cine. Me gustaría ver cómo se concreta la serie Minha estupidez”, dice. Torres tiene planes para editar su libro de crónicas y después dedicarse a la lectura. “Me gustaría leer Moby Dick, Lolita y Anna Karenina, que nunca leí”, mantiene. Tal vez 365 días sean pocos para ella.
BOB WOLFENSON
El cine brasileño tiene gran proyección en el exterior y una de las razones es Wagner Moura. Con su papel protagonista en Tropa de élite, se presentó al mundo. Con sus opiniones, tomó partido y se reveló como uno de los actores políticos más activos de Brasil. Hizo campaña por Marina Silva, candidata a la presidencia por Los Verdes, y se posiciona sin pudor en favor de causas ambientales, como la lucha contra la hidroeléctrica Belo Monte. Moura, natural de Bahía, padre de tres hijos y casado desde hace 13 años, es uno de estos que recogen firmas y las llevan en persona hasta el Congreso porque creen que el trabajo esclavo en Brasil debe tener una enmienda constitucional. Y de los que utilizan su propia casa como ejemplo de una vivienda sostenible.
Los trabajos de este actor, periodista de formación, son afines con sus opiniones. Su último estreno, Serra Pelada, trata sobre la fiebre del oro en los ochenta. A principios del año estuvo entre Matt Damon y Alicia Braga en Elysium, alarmando a los espectadores sobre la desigualdad social a través de la ficción científica. Sus planes para 2014 también tienen la pretensión de hacer reflexionar con Playa del futuro, con el director Karim Ainouz, y su estreno como director, con la historia del guerrillero brasileño Marighella, asesinado en 1969 durante la dictadura militar que gobernó el país durante 21 años.
LIANNE MILTON