¿Somos un modelo para imitar?
En el debate de los presupuestos para el año 2014, un optimista ministro Montoro ha elogiado a España como paradigma de modelo económico para imitar, referente universal de cualquier país que aspire a salir del largo túnel de la recesión. Además, ha recomendado a Rubalcaba que tome clases de economía.
Sin entrar a valorar que, efectivamente, un exvicepresidente del anterior Gobierno de Zapatero que abrió la puerta a los recortes tal vez debería empollarse un manual básico de economía para enterarse de que no hay peor momento para drenar el gasto público que una recesión, pienso que el consejo debería también aplicárselo el propio ministro.
Porque ni el tan cacareado superávit de la balanza de pagos, consecuencia del desplome de las importaciones y que tan solo beneficia a una minoría de empresas exportadoras; ni la entrada de capital inversor, que más bien están aprovechando los precios de saldo de los bienes nacionales que los patriotas tasan para comprar España; ni el auge de la Bolsa, donde solo invierten los que están forrados, permiten ver la luz al final del túnel.
Hay un 25% de parados, seis millones de trabajadores, señor Montoro.— Alba Rodríguez García.
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