¿Ya no queda nada?
Estos días me siento como uno de los personajes de La colmena, sentada en un cementerio. Se han muerto la ética y los valores que protegían a los más vulnerables. Hoy triunfa la corrupción generalizada, el Poder Judicial parece estar sometido al poder político y la indefensión ciudadana se hace cada día más patente.
Las señorías que gobiernan y a las que se les subvenciona el comedor parlamentario y otras cosas proponen otra puntilla social: que los enfermos crónicos con enfermedades graves recopaguemos por los medicamentos que necesitamos para seguir viviendo. ¿Cuándo vamos a decir basta?— Glòria Bassolas Morist.
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