Optimismo arriesgado
El Gobierno cae en un exceso de euforia al usar los datos del paro como señal de recuperación
El Gobierno está utilizando la evolución del mercado laboral, aparentemente favorable, para construir un discurso excesivamente optimista y muy poco matizado sobre la inminencia de la recuperación de la economía. El paro registrado en julio, que contabilizó un descenso en 64.866 personas, quinta reducción mensual consecutiva, abonó el viernes pasado esta percepción arriesgada de un mercado laboral cuya evolución dista de ser satisfactoria. El mensaje eufórico se reforzó además con un informe sobre los efectos de la reforma laboral que tampoco destaca por su objetividad y realismo.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) ya ha dictaminado que los casi 150.000 puestos de trabajo creados en el segundo trimestre se deben exclusivamente al llamado efecto verano, es decir, al momentáneo aumento de la contratación en el sector de servicios, provocado por el turismo. En julio, la caída del paro responde al mismo motivo; de hecho, cuando se desestacionaliza la estadística del Inem del mes pasado, el paro no solo no cae, sino que aumenta en 7.591 personas. Como síntoma de recuperación resulta demasiado débil; ni siquiera puede considerarse como un indicio leve hasta que las estadísticas de septiembre y octubre aparezcan sin distorsión estacional.
En cambio, el mensaje oficial olvida movimientos poco tranquilizadores del mercado laboral, como la debilidad ya casi endémica de la afiliación a la Seguridad Social o la caída de la población activa, concentrada en los inmigrantes. Es decir, el paro desciende en parte porque cunde el desánimo entre los capacitados para trabajar.
El informe oficial sobre los efectos de la reforma laboral adolece de este sesgo optimista y parcial. El Gobierno asegura que la reforma ha evitado la destrucción de 225.800 puestos de trabajo y que ha moderado la tasa de paro. Puede ser, pero no explica cómo ha hecho las cuentas. Estamos ante otra declaración de parte que puede creerse o no según la fe de cada ciudadano, pero que carece de fundamentación objetiva.
No menciona el informe la exposición política que justificaba la reforma. El Gobierno en pleno anunció que la nueva norma “crearía empleo”. Quizá lo genere cuando se concrete la recuperación de la economía, pero hasta ahora no lo ha hecho. A cambio, sí ha contribuido a acrecentar la litigiosidad en los tribunales.
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