Arola, bueno; Hacienda, mala
El sino de este país es perder los grises y caminar hacia una irrealidad en la que sólo hay buenos y malos
Hasta hace poco, la alta gastronomía española se proyectaba en los medios como una especie de Arcadia feliz llena de cocineros geniales y restaurantes multipremiados. Alguna peleílla entre chefs animaba el cotarro de vez en cuando, y poco más. Pero los tiempos están cambiando sin remisión, y en mi querida España en la que todo se enmarrona no parece quedar espacio para oasis libres de brownies legales.
Primero tuvimos el samanthazo, en el que descubrimos ciertos contactos entre Samantha Vallejo-Nájera, su marido y una de las cabecillas de la red de blanqueo de Gao Ping. La jurado de Masterchef y dueña del cátering Samantha de España dice que sólo le encargaron un sarao, pero las conversaciones grabadas por la policía huelen un poco a tarta tantin carbonizada. Yo he decidido presumir su inocencia, para seguir disfrutando de su excitante actitud de estricta gobernanta hasta que la justicia hable.
El siguiente shock ha venido con el cierre del restaurante de Sergi Arola en Madrid. La Agencia Tributaria ha precintado la bodega de Gastro por deber 148.000 euros, que se suman a los 160.000 que espera cobrar la Seguridad Social. Inteligentemente, el chef se ha presentado a sí mismo como una víctima del Insaciable Monstruo Recaudador, ha explicado que intentaba pagar lo que debía y recordado que mantiene 14 puestos de trabajo con su esfuerzo. También ha hecho declaraciones un poco Lola Flores prisionera de Hacienda: "Así me pagan todos estos años de servicio de representación a mi país".
Como es lógico, el mundillo de la cocina se ha volcado en apoyo a Sergi, tanto tanto que me han surgido algunos interrogantes. Si el Estado es de todos, ¿no deberíamos ser un pelín menos complacientes con los que nos deben pastones, aunque sean bellísimas personas y excelentes profesionales? Cierto que se tendría que aplicar el mismo rasero a todas las instituciones -clubes de fútbol incluidos-, ¿pero en virtud de qué podría Arola estar eximido de la obligación de estar al día con el fisco como todo empresario o hijo de vecino?
Aclaro que no todo ha sido cariño y comprensión: Sergi también ha recibido una importante tunda vía Internet por parte de los que no le quieren. Más de un resentido ha segregado su baba sobre él y ha festejado lo que, se mire por donde se mire, supone una pésima noticia para nuestra gastronomía. Arolers y antiarolers retratan el sino de este país: perder los grises y caminar hacia una irrealidad en la que sólo hay buenos y malos.
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