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Columna
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I+D+i

El jueves pasado fui a la manifestación contra la ley Wert y me asombré de su tamaño

Almudena Grandes

Señor presidente, no se lo va usted a creer. El jueves pasado fui a la manifestación contra la ley Wert y me asombré de su tamaño. Sí, ya sé que en TVE solo dieron planos cortos —¿y para qué tanto helicóptero, si nunca vemos imágenes aéreas?—, pero la señora Botella le informará de que los dos carriles de Alcalá seguían cortados más de media hora después de que acabaran los discursos. Y no solo eso. Al desembocar en Sol, la marea verde se fundió con la concentración semanal de las víctimas del franquismo, esos campeones. En la intersección con la Gran Vía, se habían sumado, por su parte, las víctimas de las preferentes. ¡Hay que ver, lo que están haciendo ustedes por la movilidad de los abuelos madrileños!

El miércoles, usted había agradecido en el Congreso la paciencia y la perseverancia en el sacrificio de los españoles, que tan buenos frutos da en su delirante imaginación. Yo, que tuve la paciencia y la perseverancia de escucharle, comprendo que La Moncloa queda muy lejos de Cibeles, pero tras asistir a su estreno como autor de ciencia ficción, le sugiero que contemple los métodos inventados por ilustres predecesores suyos para resolver la discrepancia entre la realidad objetiva del descontento popular y la sonrosada manipulación que el poder proyecta para ocultarla.

En literatura, lo que no es tradición, es plagio, y hay mucho donde escoger. Altos muros que protejan a la gente de orden de la repugnante promiscuidad de los desheredados, pantallas desde las que el gran hermano lo ve todo —¡con lo que le gustan a usted las pantallas!— o quema indiscriminada de libros, aunque en su lugar, yo optaría por el sistema Soylent Green. Ahora que los inmigrantes se mueren porque en urgencias ya no les atienden, invierta en I+D+i para fabricar comida a partir de sus cadáveres. No hallará un camino mejor para reducir el déficit.

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Sobre la firma

Almudena Grandes
Madrid 1960-2021. Escritora y columnista, publicó su primera novela en 1989. Desde entonces, mantuvo el contacto con los lectores a través de los libros y sus columnas de opinión. En 2018 recibió el Premio Nacional de Narrativa.

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