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El acento
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

Lo más parecido a una farsa

Las comisiones se investigación no consiguen depurar las responsabilidades políticas

SOLEDAD CALÉS

La tramoya de las comisiones políticas de investigación ha mostrado sus mañas con la confesión de impotencia del Parlamento andaluz para establecer un relato de las irregularidades cometidas en el fraude de los ERE y fijar a quien le corresponde la responsabilidad. El PP quería extenderla a toda la cúpula de la Junta, incluidos el actual presidente, José Antonio Griñán, y el anterior, Manuel Chaves; el PSOE pretendía dejarlo en el ex director general de Trabajo, Javier Guerrero, e IU se movía a medio camino entre las dos opciones. No hubo modo de acordar nada. Y ninguno de esos partidos cuenta con votos bastantes como para conseguir el triunfo de sus tesis.

Tampoco va por buen camino la comisión del Congreso de los Diputados sobre la banca. Miguel Blesa, expresidente de Bankia, compareció la semana pasada para hablar acerca de lo imprevisible que fue el tsunami financiero y sostener que nadie tiene la culpa. Sobre los 3.000 millones de preferentes que la entidad financiera vendió bajo su mandato, afirmó: “No admito que diga que he causado un daño con las preferentes”. Punto redondo.

La comisión parlamentaria que ve el caso Bankia no es formalmente de investigación y por eso los interpelados ni siquiera están obligados a responder a lo que se les pregunta. Si lo fuera trabajaría con un formato diferente, pero entre la negativa del PP a crear una verdadera comisión investigadora y la tibieza del PSOE, la oscuridad es la norma.

No menos previsible se anuncia la comisión de investigación del Ayuntamiento de Madrid sobre la tragedia en el Madrid Arena: ahí aparecen las personas que quiere la mayoría (es decir, el PP) y no pasa nada si esa mayoría veta, por ejemplo, la comparecencia de la alcaldesa, Ana Botella.

Todo ello se acompaña de artillería verbal mutua, lamentaciones por el fiasco o expresión de temores sobre la frustración de los ciudadanos. Los partidos protegen sus intereses y eso es todo. Si alguna vez se ha pretendido mejorar la calidad de la democracia organizando comisiones de investigación “como en los Estados Unidos”, su traducción en España se parece a una farsa.

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