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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Lo menos malo

Tener a Grecia en la UVI es mejor que echarla; pero algún día habrá que condonar su deuda

Otra suavización de los intereses de los préstamos y un plazo más largo para alcanzar las metas del déficit público nacional: estas son las concesiones oficiosas a Grecia de los ministros europeos de Hacienda reunidos en el Eurogrupo. Son contrapartidas a un adicional esfuerzo de austeridad de Atenas, para que pueda disponer del tramo pendiente de su segundo plan de rescate.

Esas concesiones se convertirán en oficiales en breve, sobre todo si el Fondo Monetario Internacional no racanea: el organismo debe ser consciente de que su renuencia a esta nueva muestra de flexibilidad contradice abiertamente su reciente tesis de que el exceso de austeridad hunde a los países que a ella se acogen en la recesión, dificultando en extremo todo salvamento. Christine Lagarde, siempre fina en sus análisis y oportuna en sus consejos, debe saber que no se puede estar en misa y repicando.

La solución esbozada y aún no pactada es la mejor. Mejor dicho, es la menos mala. Por la sencilla razón de que las alternativas, ahora, y en ocasiones anteriores de similar perfil, son peores. Sería peor una negación de la ayuda, pues generaría una estampida artificial de la eurozona; sería peor una quita que desatase el pánico, como a punto estuvo de hacerlo la quita privada de julio de 2011.

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¿Por qué es mejor mantener a Grecia en la UVI que amortajarla o expulsarla de la eurozona? Porque, pese a todas las inmensas insuficiencias, su economía responde, aunque sea limitadamente, a la áspera pócima que se le administra: registra desde hace meses un superávit presupuestario primario; es decir, que, descontada la factura de los intereses de la deuda, el saldo entre ingresos y gastos resulta positivo. Es un resultado encomiable. Demuestra que los sacrificios, aunque excesivos, no son completamente inútiles.

Otra cosa es que este statu quo pueda mantenerse largo tiempo. Quizá algún día habrá que condonar total o parcialmente la deuda en manos públicas (por ejemplo, las del BCE) para hacer limpieza y suavizar el sacrificio. Pero no es verosímil que ello suceda antes de completarse la unión fiscal, de que se profundice en la unión bancaria y se celebren elecciones en países donantes clave, como Alemania. Mientras, conviene apoyar a Atenas en la tarea de minimizar el coste social de su crisis. ¿Cómo? Con un uso más valiente del presupuesto de la UE.

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