_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Sin vergüenza

En la comparecencia de Luis de Guindos sobre Sanidad pública, ¿cabe un gramo más de cinismo, de demagogia, de irresponsabilidad?

Almudena Grandes

Luis de Guindos es el ministro de Economía de un gobierno que ha promovido una amnistía fiscal después de subir los impuestos a los contribuyentes. Ni su ministerio, ni el de su colega Montoro, contemplan medidas como gravar las grandes fortunas y las operaciones financieras, elevar los impuestos sobre el patrimonio y las sucesiones, o acabar con el paraíso fiscal encubierto que representan las SICAV, que permiten evadir impuestos a los más ricos entre los ricos. Al contrario, sus reformas ahogan la economía productiva sin obligar a los bancos a devolver a la sociedad, en forma de créditos, el dinero que han recibido del Estado y del Banco Central Europeo. Sin embargo, hace poco, el señor de Guindos habló del banquero español por antonomasia.

¿Tiene sentido que en estas circunstancias todos los españoles le paguemos las medicinas a Botín?, dijo más o menos. Y yo me pregunto... ¿Cabe un gramo más de cinismo, de demagogia, de irresponsabilidad, entre dos signos de interrogación? No lo creo. Por eso, me gustaría aclarar lo que significan en realidad las palabras del ministro.

La admirable Sanidad pública española se sostiene con el dinero de los contribuyentes. Si se excluye del sistema a los que pagan más, sus impuestos dejarán de garantizar una asistencia universal de calidad para todos los que no puedan pagarse un seguro privado. Así, la Sanidad pública se convertirá en una institución de beneficencia, un especie de gueto para miserables como el que existe, por ejemplo, en EE UU. No se trata de que los españoles le paguemos las medicinas a Botín, sino de que Botín pague con sus impuestos sus medicinas y una parte proporcional de las que necesitan quienes no podrían pagarlas. Debería tratarse, también, de que un ministro no perdiera la vergüenza al dirigirse a los ciudadanos en una situación tan difícil como esta.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Sobre la firma

Almudena Grandes
Madrid 1960-2021. Escritora y columnista, publicó su primera novela en 1989. Desde entonces, mantuvo el contacto con los lectores a través de los libros y sus columnas de opinión. En 2018 recibió el Premio Nacional de Narrativa.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_