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EL ACENTO
Texto en el que el autor aboga por ideas y saca conclusiones basadas en su interpretación de hechos y datos

El rap del Banco Mundial

Obama presenta a un candidato de nuevo perfil, pero la institución debería nombrar a un representante de las economías emergentes

MARCOS BALFAGÓN

Barack Obama ha sorprendido a propios y a extraños al proponer como candidato de EE UU a la presidencia del Banco Mundial a Jim Yong Kim, médico y antropólogo nacido en Seúl, nacionalizado estadounidense, y en la actualidad presidente del prestigioso Dartmouth College. Tradicionalmente, este cargo va a un norteamericano, y la dirección del Fondo Monetario Internacional a un europeo, en el último caso Christine Lagarde. Este reparto no escrito es producto del poder de los votos en ambas instituciones relativo a lo que cada país aporta.

En las organizaciones nacidas de Bretton Woods, sería hora de cambiar y reflejar mejor que estamos en un mundo muy diferente del de 1944. El reparto de poder en el mundo está cambiando a favor de los países emergentes, y estos exigen su lugar en la mesa. Además, han presentado dos candidatos de inmensa valía. Por una parte, el economista colombiano José Antonio Ocampo, que cuenta con el apoyo de Brasil, pero no de su propio país; y por otra, Ngozi Okonjo-Iweala, la ministra nigeriana de Finanzas, que ya trabajó en un alto puesto del Banco Mundial, a la que impulsa su Gobierno y Suráfrica.

Obama sabe que de no situar a otro norteamericano en sustitución de Robert Zoellick, el Congreso de EE UU podría cortar unos fondos que son esenciales para la institución. En todo caso, la opción de Jim Yong Kim ha resultado no solo sorprendente, pues no figuraba en las apuestas, sino polémica. No porque a este experto en sanidad pública le guste cantar rap, sino porque en un libro de hace doce años fue crítico con el “neoliberalismo” cuando el Banco Mundial fue uno de los templos del llamado “Consenso de Washington”, y, sobre todo, porque se mostró contrario al “crecimiento impulsado por las grandes corporaciones” que, estima Yong Kim, empobrece a las clases medias y a los trabajadores en el mundo en desarrollo. Lo que en algunos ámbitos ha llevado a tacharle de contrario al crecimiento en sí, función central de esta institución.

Más allá de quién lo presida, el Banco está necesitado de una reinvención que pase por una mayor eficacia y representatividad. Al menos para que aunque algo sea lo mismo, no todo siga igual.

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