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Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

El debate necesario

Rubalcaba avanza una oposición responsable y Rajoy sigue sin precisar su política de reactivación

El primer debate político entre el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, y el líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, se saldó con un enfrentamiento moderado, la demostración de que el PSOE planea una oposición responsable y argumentada, y con algunas coincidencias en la estrategia económica general para combatir la recesión. Sin que sea motivo para el optimismo excesivo, merece la pena resaltar que Gobierno y oposición parecen coincidir en el deseo de negociar con Europa nuevos plazos y condiciones para cumplir con los compromisos de déficit público. España no puede cumplir el objetivo del 4,4% y Rajoy, en principio, parece dispuesto a discutir en Bruselas un nuevo calendario de ajuste después de que se conozca la revisión del cuadro macroeconómico de la eurozona. El presidente del Gobierno confía en que en una fase recesiva la Comisión acepte un ajuste más flexible.

Rubalcaba demostró firmeza política al negarse en redondo a prestar su apoyo al proyecto de ley de estabilidad presupuestaria, puesto que, en su opinión, el texto rompe el acuerdo constitucional firmado el año pasado por el PSOE y el PP para incluir la exigencia de estabilidad en la Constitución. Es un problema que no debe ser minusvalorado. No es lo mismo disponer de un margen (pequeño) de déficit para ejecutar una política económica independiente, de estímulo de la demanda o del empleo, que limitar ese margen solo para situaciones excepcionales, como catástrofes, o reformas estructurales. Europa no exige el déficit cero, sino una limitación tasada que mantenga la solvencia de la deuda nacional. Rajoy se mostró conciliador en este punto, dispuesto a discutir las diferencias de criterio, sabedor de que es decisiva la unidad política en materia de estabilidad para sostener la solvencia financiera.

Pero si el discurso de Rubalcaba promete un debate profundo sobre política económica (si el Gobierno acepta el desafío), la explicación de la situación económica ofrecida por el presidente da pie a dudas razonables. Para empezar, no debería abusar de las invocaciones a la herencia recibida. Es cierto que decir la verdad constituye un valor, pero no tiene virtudes curativas. Rajoy anunció que en 2012 habrá más recesión y más paro, porque la situación es crítica, pero la ciudadanía recuerda que el programa del PP y el discurso de investidura del hoy presidente abundaba en medidas de creación de empleo. El presidente debería aclarar, con la misma sinceridad, si se han esfumado, si son impracticables, si se aplazan o, simplemente, se equivocó al exponerlas.

La sesión parlamentaria de ayer dejó otro motivo de reflexión. La política económica del Gobierno está fundamentada en dos reformas, la financiera y la laboral, que, según Rajoy, son condición necesaria (aunque no suficiente) para recuperar el crecimiento. La reforma financiera ya dada a conocer no aumentará el crédito a corto plazo y quizá tampoco a medio. Está por ver, además, si la política de fusiones no distrae a las entidades afectadas de la tarea de aumentar el negocio de bancos y cajas por el método tradicional, que es captar depósitos y conceder préstamos. En cuanto a la reforma laboral, por más “profunda y equilibrada” que sea, a corto plazo solo puede aspirar a frenar la destrucción de empleo. Que no es poco.

La cuestión decisiva sigue siendo saber cómo hará este Gobierno para crear empleo. O su estrategia consiste en fiar la política económica en dos reformas, continuidad de las anteriores, y esperar a que, con suerte, la actividad empiece a remontar por sí misma a mediados de 2013 o dispone de un cuadro coherente de estímulos de la demanda, sea con la aquiescencia y los fondos de Europa o sin ellos. Para aclarar este asunto crucial es necesario un debate de política económica en el Congreso.

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