En el 14% de los casos de ciberacoso escolar se utiliza la inteligencia artificial, según las fundaciones ANAR y Mutua Madrileña
El ‘bullying’ crece impulsado por los ataques en redes sociales y videojuegos

El estudio sobre acoso escolar La opinión de los estudiantes, de las fundaciones ANAR y Mutua Madrileña y presentado este jueves, recoge que el 12,3% de los alumnos encuestados conoce algún caso o lo sufre, casi tres puntos porcentuales más que el año anterior. El informe, elaborado a partir de encuestas a 8.781 estudiantes y 355 profesores de la Comunidad de Madrid, la Comunidad Valenciana, Castilla y León, Baleares y Castilla-La Mancha, atribuye el aumento a las situaciones de ciberacoso, que se han duplicado con respecto a la encuesta realizada el curso anterior. En el 14% de los casos de acoso digital los menores usan inteligencia artificial para crear vídeos falsos a partir de la manipulación de una foto, vídeo o audio de un integrante del curso, o para suplantar su identidad.
El 6,5% de los alumnos consultados afirmó que él o alguno de sus compañeros estaba sufriendo acoso presencial; el 2,2%, acoso digital; y el 3,6%, ambos. Las últimas dos cifras doblan a las detectadas en el curso anterior. Benjamín Ballesteros, director técnico de ANAR, ha asegurado en la presentación del estudio en la sede de Mutua Madrileña en Madrid que el ciberbullying “es el problema que más ha crecido el último año, según la percepción de los estudiantes y el profesorado”, y que “es preocupante porque persigue a la víctima a cualquier rincón de su vida”.
El informe concluye que el acoso digital se da más entre los 11 y los 12 años, prácticamente con paridad de género, y que las agresiones se centran sobre todo en una persona. Es más habitual en secundaria que en primaria. Las principales plataformas a través de las que se produce en secundaria son WhatsApp, Instagram, TikTok, mientras que en primaria se ejerce sobre todo a través de videojuegos y juegos online y en TikTok.
La guía de prevención del ciberacoso del Ministerio de Educación advierte de las particularidades de estas agresiones: “No existe un espacio físico ni horario específicos, la información que se expone en el espacio virtual perdura en el tiempo y llega a personas externas al centro educativo, puede tener un efecto multiplicador y permite ejercer la violencia desde el anonimato”. Al preguntarles en el sondeo si sabrían cómo resolver una de estas situaciones, la mayoría de los alumnos mencionaron que deben hacer capturas de pantalla, borrar o bloquear la cuenta desde la que son acosados ―aunque los expertos de ANAR no aconsejan borrarla para no perder pruebas― y no reenviar el contenido o memes de una víctima.
Benjamín Ballesteros ha mencionado que prohibir los móviles en las aulas puede funcionar como una medida preventiva, pero que, como el acoso digital no se produce solo en el colegio, es importante que los padres “sean conscientes del instrumento que están entregando a sus hijos y la formación que les van a brindar”. Ha resaltado la importancia de los controles parentales y de lograr “que los niños sepan los peligros que pueden existir y generen pensamiento crítico” porque “disponen de un nuevo medio para hacer daño”.
En cuanto al acoso escolar presencial, el porcentaje de niños que declaran que ellos o uno de sus compañeros está padeciéndolo (6,5%) es igual al informe del curso anterior, pero destaca el aumento de menciones de violencia física. Los golpes y patadas aumentaron 8,7 puntos porcentuales con respecto al curso anterior, alcanzando tres de cada 10 casos. Los insultos, motes y burlas continúan siendo el tipo de agresión más frecuente (lo sufren el 84,8%), seguidos por el aislamiento (44,8%). Ballesteros ha explicado que, según los testimonios de los encuestados, existen entre uno y dos casos de acoso (ejercido de manera presencial, por ciberbullying o ambos) por clase.
Sin tiempo ni formación
Un 15% de los docentes dijo tener conocimiento de algún caso de acoso en la encuesta, lo que supone 5,9 puntos porcentuales menos que en el estudio del año anterior. Las situaciones que detectaron en mayor medida fueron de acoso presencial. El director técnico de ANAR ha descrito que los docentes se sienten incapaces de abordarlo y que ellos mismos le dicen: “Nos falta tiempo y nos falta formación”. Ballesteros ha resaltado que “por eso es tan importante la incidencia en el grupo, para que sean los propios alumnos los que transmitan al docente lo que está pasando”.
El informe detalla que “sigue llamando la atención la alta proporción de alumnos (47,9%) que no actúa ante el conocimiento de un caso”. Lorenzo Cooklin, director general de la Fundación Mutua Madrileña, ha comentado: “A veces tienes la sensación de que todas las campañas e iniciativas se basan en la víctima y se desvirtúa todo lo que se puede hacer desde la sociedad, debemos tener muy en cuenta la acción del grupo”.
Los especialistas de ANAR advierten de que el acoso escolar supone a la víctima una situación diaria y sostenida de estrés que, si no se identifica y aborda a tiempo, puede generarle secuelas en lo emocional, cognitivo y conductual. Los expertos recomiendan intervenir lo antes posible y trabajar, no solo con quien lo sufre, sino también con los acosadores, quienes les alientan y los testigos pasivos. Los síntomas de que un niño está viviendo acoso pueden ser: no querer ir al colegio, dificultad para conciliar el sueño, un descenso de rendimiento académico injustificado, problemas de alimentación o un cambio abrupto en el comportamiento.
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