Rubén Pacheco: “A los colegios arrasados por la dana les han subido la ratio”
El presidente de la gran confederación de familias de alumnos valenciana denuncia que los niños y adolescentes afectados por la inundación no están recibiendo la atención educativa y psicológica que necesitan
Rubén Pacheco (48 años, Valencia) es el presidente de la confederación de familias de alumnado de la Comunidad Valenciana Gonzalo Anaya, la entidad mayoritaria en la escuela pública. Desde que hace casi tres meses la dana arrasase los pueblos del sur de Valencia, Pacheco ha estado volcado en tratar de ayudar a los centros educativos de la zona que no han recibido, afirma, ni el apoyo ni la empatía que necesitaban por parte del Gobierno valenciano. Experto en Historia del Arte, la entrevista tiene lugar en su despacho de investigador de la Universidad de Valencia.
Pregunta. Entre 10.000 y 20.000 estudiantes, la Generalitat no dio la cifra, de centros arrasados por la dana pasaron más de un mes sin clase. ¿Está compensando la Consejería de Educación dicha pérdida?
Respuesta. No, en absoluto. No solo no se les han destinado más recursos ni reciben más apoyo, sino que les han subido las ratios máximas de alumnos por clase un 10%. Hay clases, en colegios que han aceptado a estudiantes de centros destruidos, con 50 ó 60 alumnos. Aunque haya más de un docente, en esas clases la docencia no es posible. Se trata, además, de espacios inadecuados, que se han tenido que improvisar, como bibliotecas y laboratorios, que no tienen pizarras ni el mobiliario necesario. En esos casos cumplen una función básicamente de guardería.
P. ¿Qué consecuencias tiene que algunos centros hayan quedado divididos en varias sedes?
R. Hay una escuela que ha sido dividida en cinco sedes distintas, y otras en cuatro, en tres o en dos. Para muchas familias supone un problema de conciliación, porque tienen hijos en distintos niveles y las sedes pueden estar a 15 minutos, pero también a 40. La socialización de muchos niños y niñas también se ha visto fragmentada. Y está perjudicando la coordinación entre el profesorado y del propio equipo directivo, que se ve obligado a hacer continuos desplazamientos.
P. ¿Cómo están las escuelas que han acogido al alumnado y profesorado de las escuelas destruidas?
R. Los equipos docentes y las directivas están haciendo, con un esfuerzo brutal, todo lo que pueden para darles las mejores condiciones posibles. Pero los centros de acogida han perdido bibliotecas, laboratorios, aulas de materias específicas, gimnasio, patio… Sus programas pedagógicos, que están planteados con esos espacios, se han visto muy afectados.
P. ¿Y el servicio de comedor?
R. El problema es muy grave. Ya estaban atendiendo a muchos estudiantes, y teniendo que gestionar varios turnos en una franja corta, y la población de los colegios ha aumentado hasta, en algunos casos, duplicarse. Hay escuelas pidiendo a las familias que se lo puedan permitir que no lleven a sus hijas e hijos al comedor. Pero las familias lo necesitan, sobre todo las afectadas por la dana. Muchos centros se están viendo obligados a dar de comer en espacios que no están preparados para ello, como las aulas. O tienen que recurrir al catering, porque su cocina fue destruida y todavía no se ha reparado, o porque no pueden cocinar para tal cantidad de alumnado.
P. Una veintena de centros se han quedado, según denuncia usted, sin inspector educativo. ¿Por qué lo considera grave?
R. Los inspectores, en esta crisis, son fundamentales, porque cumplen el papel de poner en contacto al centro educativo con la administración y con las empresas que están actuando para repararlo. Lo ideal hubiera sido que a cada centro afectado se le asignara un único inspector, para tener la mejor atención posible. Esto no se hizo. Los inspectores siguieron funcionando como siempre, con varios centros a su cargo, como si no hubiera pasado nada. Y, a partir del 1 de enero, por un problema administrativo, al menos una veintena de centros se han quedado sin ninguna referencia de inspección, porque sus inspectores han cesado. La Generalitat podría haber prorrogado su permanencia hasta resolver el problema burocrático, pero no lo ha hecho, dejando en una completa soledad a los equipos directivos, que ya estaban desbordados. Ahora, cuando tienen un problema de cualquier tipo, en la coordinación de las obras de reparación por ejemplo, lo único que pueden hacer es mandarle un correo al jefe de la inspección, y esperar a ver si alguien lo atiende.
P. ¿Cuál es la situación del alumnado con necesidades especiales?
R. No están recibiendo una atención adecuada, porque se está escatimando a la hora de poner los recursos humanos y materiales necesarios. Este alumnado requiere una mayor presencia de docentes y de especialistas en el aula, y no solo no se han incrementado, sino que las bajas no se están cubriendo.
P. ¿Han recibido los alumnos atención psicológica?
R. El profesorado está haciendo tremendos esfuerzos para intentar ofrecer al alumnado una atención emocional. Pero el personal docente, aunque haya recibido cursos, no es especialista en la materia. El Colegio Oficial de Psicólogos y Psicólogas de Valencia ha ofrecido profesionales voluntarios, pero esto no se soluciona así. La administración debería haber aportado, con presupuesto, el personal necesario para atender a los menores, muchos de los cuales lo necesitan. Según nos explicó Save the Children, el alumnado ha pasado por una situación de shock equivalente a una guerra, una conmoción que, aunque en muchos casos sea latente, puede evidenciarse en cualquier momento. Todos deberían pasar por un proceso de observación y análisis que evalúe su estado emocional y psicológico, y si lo necesitan, recibir atención específica.
P. ¿Cómo está siendo la comunicación y la transparencia de la consejería con las familias?
R. No existe. Nos ha reunido dos veces, junto al conjunto de la comunidad educativa. Tenemos que intentar, que no conseguir, obtener información a base de registros de entrada y noticias de prensa. No responden cuando se les solicita o lo hacen con evasivas. En ocasiones nos han dado datos que hemos constatado que no eran ciertos o que, más tarde, ellos mismos han contradicho. Las propias directivas de los centros educativos se enteran de decisiones que les afectan a través de la prensa. ¿Qué tipo de comunicación es esta?
P. ¿Qué cree que se debería hacer?
R. Lo primero, y ya lo dijimos a los pocos días de la dana, crear un comité de crisis y preparar un plan de acción que incluya a todas las administraciones, en el que intervenga toda la comunidad educativa ofreciendo lo que cada cual pueda hacer. Como se hizo en la pandemia, cuando se creó un organismo, el Foro Educativo, que funcionó. Nos reuníamos todas las semanas, a veces dos veces, daba igual que fuera sábado o domingo. Era una situación de emergencia, como ahora, y nos reuníamos todo lo que fuera necesario. Además, se le debe dar prioridad al sistema educativo con un presupuesto extraordinario. Y tiene que haber un tratamiento administrativo excepcional para afrontar la situación, priorizando los proyectos de reparación y reconstrucción o construcción escolares. Después de lo que han pasado, los 24 centros educativos destruidos por la dana no pueden estar así 10 o hasta 20 años, como pasa habitualmente
P. ¿Hace falta más empatía?
R. Desde luego, hace falta más empatía. Pero si no se reúnen con nadie, no pueden tenerla.
P. ¿Han visitado el presidente de la Generalitat, Carlos Mazón, o el consejero de Educación, José Antonio Rovira, alguno de los centros?
R. No.
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