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“En una escuela debe haber ruido, con niños corriendo y explorando”

La bióloga y educadora Liat Ben-David, directora ejecutiva del Davidson Institute de Israel, anima a las chicas a creer en sus capacidades: “Sea lo que sea que escojan estudiar, pueden lograrlo”

Liat Ben-David, directora del Davidson Institute de Israel, el pasado 2 de febrero en Barcelona.
Liat Ben-David, directora del Davidson Institute de Israel, el pasado 2 de febrero en Barcelona.Carles Ribas

Para Liat Ben-David (Tel Aviv, 62 años), directora ejecutiva del Davidson Institute –la división educativa del Weizmann Institute of Science de Israel, uno de los mayores centros de investigación científica del mundo– el aprendizaje debe ser un proceso activo en que los niños aprendan explorando su entorno, y así fomentar el pensamiento crítico. En definitiva, ensayo-error, como la ciencia. Esta bióloga molecular defiende que las ciencias ayudan a que personas y sociedades evolucionen. Y como investigadora en ciencias de la educación, busca actualizar constantemente los métodos de enseñanza para extraer el mayor potencial de sus alumnos –”La escuela a veces mata la curiosidad de los niños, en lugar de cultivarla”, lamenta– y actualizar constantemente a los profesores para que se conviertan en los más preparados de toda la sociedad.

La investigadora visitó hace unos días Barcelona para participar en el encuentro #100tífiques, organizado por el Barcelona Institute of Science and Tecnology (BIST) y la Fundación Catalana para la Investigación y la Innovación, con el objetivo de poner de relieve la aportación de las mujeres en el campo científico y acercar las ciencias al ámbito escolar para atraer las chicas a este ámbito.

Pregunta. Israel es un país que tiene mucho prestigio en investigación. ¿Cuáles son las claves que lo explican?

Respuesta. Hay varios factores, pero uno es que somos gente que nos gusta cuestionarnos las cosas y animamos a nuestros hijos también a hacerlo. No se trata tanto de encontrar la respuesta, sino de ser curioso y explorar las cosas. El principal activo de Israel son las personas, no tenemos recursos naturales, tenemos recursos humanos y por eso invertimos tanto en educación.

P. ¿La educación es una prioridad?

R. Sí, la educación es una prioridad en los Presupuestos del Gobierno. Las partidas de Seguridad y de Educación son las más elevadas [el país invirtió en 2020 el 7,1% del PIB en educación, según datos del Banco Mundial; España, 4,6%].

P. ¿Qué trabajo realizan en el Instituto Davidson?

R. Pensamos que la educación es una herramienta para mejorar la vida y crear una mejor sociedad. Usamos pensamiento crítico, expresamos dudas, hacemos preguntas para buscar soluciones, nos equivocaremos, pero lo probamos otra vez… No somos buenos en el trabajo tradicional, nos gusta explorar, innovar y ser creativos desde pequeños. En una escuela debe haber ruido, con niños corriendo y explorando. Hay culturas en que es de mala educación hacer preguntas al profesor, pero en la nuestra si yo te enseño algo es porque busco la conversación y está bien si no estás de acuerdo conmigo, vamos a hablarlo. Si no me haces preguntas pensaré que no me he explicado bien o que te he aburrido. Y eso es lo que hacemos en nuestro sistema educativo, queremos que los niños pregunten, exploren, prueben cosas, y a lo mejor fallan, pero lo vuelven a intentar. Un fallo en el instituto Davidson no es algo malo, significa que lo has intentado, has fallado, has corregido el error y lo has vuelto a intentar.

En un mundo ideal, los mejores de nosotros serían profesores

P. ¿Y qué piensa cuando visita escuelas donde todos los niños están sentados en silencio haciendo tareas?

R. Que ese tiempo se puede invertir de mejor manera. Hay que fomentar el aprendizaje interdisciplinar, el trabajo en grupo y activo. Estuve estos días en una escuela en Barcelona y los profesores me pidieron perdón porque la clase era ruidosa. Y les dije: “No me pidáis perdón, están trabajando, están aprendiendo, y eso está bien”. Hay una línea fina entre el ruido del aprendizaje y el desorden, pero aquí entra el juego el profesor. El profesor debe ser como un mentor, no una figura de conocimiento que dice a los alumnos: “Yo te digo lo que tienes que aprender, lo que tienes de leer”. Y esto es especialmente importante en nuestro siglo, en el que tenemos un montón de información a un movimiento de nuestro dedo. La cuestión es qué hacemos con esta información y el profesor debe guiar a los alumnos a encontrar el conocimiento que les ayude a desarrollar sus habilidades. Tengo que reconocer que no todo el sistema educativo en Israel es así.

P. ¿Hay que mejorar el nivel del profesorado?

R. Ser profesor es una profesión. Saber poner un vendaje no me convierte en doctor. Que yo eduque a mis hijos no me convierte en educador. Es una profesión que hay que estudiar y desarrollar. Y se puede ser un gran biólogo, pero eso no te hace un profesor de Biología. Invertir en tener los mejores profesores es el primer gran paso hacia el desarrollo de una buena educación, pero casi ningún país lo está haciendo, a excepción de Finlandia. Los gobiernos hablan de lo importante que es tener una buena educación y buenos profesores, pero no se hace lo necesario para lograrlo. Alguien dijo una vez: “En un mundo ideal, los mejores de nosotros serían profesores”. Hay que tratar a los profesores para que se conviertan en los mejores de todos nosotros.

La escuela muchas veces mata esa curiosidad, en lugar de cultivarla

P. ¿Por qué para usted es tan importante el aprendizaje de las ciencias?

R. Hay cuatro razones básicas. Una de ellas es la curiosidad. La escuela muchas veces mata esa curiosidad, en lugar de cultivarla. A los bebés les encanta tirar las cosas al suelo, ver qué ruido hacen, cómo rueda una pelota, y lo repiten muchas veces, porque están probando sonidos, velocidades… Y los adultos les dicen “no tires la pelota”. La segunda es que la ciencia se está convirtiendo en algo global, pero también costoso. Hay grandes retos globales como la lucha contra el cambio climático o las vacunas que cuestan mucho dinero y requieren del trabajo coordinado de personas en diferentes puntos del planeta. Tenemos que ser todos conscientes de que no acabaremos con el problema del cambio climático si no vemos lo importante que es. La tercera es la negación científica. Nos hemos encontrado con ella en temas como el cambio climático o la pandemia de la covid. Pero si queremos ser una sociedad mejor y fomentar el pensamiento crítico, necesitamos la ciencia. La cuarta es que la ciencia, la tecnología y la educación son los tres grandes logros de los seres humanos.

P. ¿Qué papel tiene la mujer científica en Israel?

R. Me temo que como en otros países: no muy bueno. Tenemos el mismo problema que en otros sitios, hay titulaciones como Física o Informática donde apenas hay chicas. Y también sucede con el nivel de estudios: hasta el grado universitario las cifras son más o menos equitativas, pero cuando se llega a los másteres o doctorados, el número de chicas cae en picado, hasta el 30%.

P. ¿Y cómo se puede animar a las chicas a estudiar carreras científicas? Porque a veces algunas de ellas te explican que les gustan las ciencias, pero al final escogen otro tipo de carreras.

R. Tienen que estudiar lo que quieran. Creo que el objetivo es que las chicas entiendan que es su elección y sea lo que sea que escojan, pueden lograrlo. Si a una chica le gusta la biología, pero quiere ser músico, me parece bien, yo le diría: “Ves y conviértete en el mejor músico que puedas”.

P. ¿Y cómo se sabe que no es una decisión tomada por la influencia social?

R. Siempre hay una influencia de la sociedad. Por eso es necesario un cambio de mentalidad. Un ejemplo es el lenguaje y el uso del masculino cuando te refieres a un grupo donde la mayoría son mujeres. Pero si alguien usa el femenino para referirse a una mujer, ella se siente presente, su identidad es reconocida. El lenguaje es un elemento muy poderoso. Los hombres y las mujeres no son iguales, y por eso hay que empoderar los dos sexos. Te contaré una anécdota: hace unos días le compré a mi nieta un juego de cartas en que debía emparejar el inventor con el invento. Yo me había preparado una explicación sobre la importancia de todos los inventos y antes de empezar a jugar, ella dio un vistazo y preguntó: “¿por qué solo hay tres mujeres?”. Yo no me había dado cuenta y pensé que era muy bueno. Solo tiene ocho años y ello le molestó. Para mí eso fue un gran momento de esperanza. Pero es un largo proceso y requiere tiempo.

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