Carlos Sainz es el comodín perfecto
A los 30 años, el madrileño se estrena con Williams en plena madurez, un piloto que deja huella por su talento y compromiso


Desde el momento en que se enteró de la llegada de Lewis Hamilton a Ferrari con vistas a 2025, James Vowles, el ejecutivo de mayor rango en Williams, se obsesionó con Carlos Sainz. El ingeniero británico identificó al español como el candidato ideal para abanderar la refundación del equipo, que permanece en el podio de las escuderías más laureadas, siete títulos de pilotos y nueve de constructores, en esta nueva etapa de la formación de Grove (Gran Bretaña) sustentada por Dorilton Capital, un fondo privado de inversión, americano.
Si ver a Hamilton vestido de rojo probablemente será el recuerdo más relevante de esta temporada, la salida de Sainz de Ferrari fue suficientemente llamativa para la productora de Drive to Survive, la serie que ha proyectado la Fórmula 1 hasta unas cuotas de popularidad nunca vistas, como para dedicarle uno de los diez episodios de la séptima temporada de la saga, estrenada hace solo unos días. En concreto, el cuarto, Carlos, firma. El relato juega con la incertidumbre alrededor del siguiente paso en la carrera del madrileño, y tiene de todo. Hasta Flavio Briatore irrumpe en plan estrella para tratar de convencer a Sainz a última hora, para que se comprometa con Alpine.
“No exagero si digo que tener a Carlos a mi lado [en 2025] supondría una transformación completa en la historia de Williams. Me levanto por la mañana y me acuesto, por la noche, sin pensar en otra cosa que ficharle”, concede Vowles, el arquitecto encargado de volver a levantar uno de los constructores con mayor legado del campeonato. Tras muchas idas y venidas que vuelven medio tarumba al que hasta 2022 fue la brújula de Mercedes, donde definía la estrategia. “Si me he decidido por Williams es por dos cosas: por James y por el proyecto que me han presentado para los próximos tres o cuatro años”, reconocía después Sainz, antes incluso de saber que su nuevo equipo se iba a convertir en la sorpresa positiva del invierno.
Tanto en los ensayos de pretemporada, como en los de la primera parada del calendario, en Melbourne, el FW47 fue el coche que más creció respecto del modelo anterior (FW46), muy endeble en manos de Alex Albon y, especialmente, de Logan Sargeant, quien apenas podía mantenerlo en la pista. La flojera del monoplaza quedó reflejada en la estadística, en la que Williams terminó penúltima, solo por delante de Sauber, y con la necesidad vital de cambiar el estado de ánimo de la tropa.
Ese subidón fue, precisamente, la confirmación de la incorporación de Sainz. No solo por los números que arrastra en sus diez temporadas completas en la F1 —cuatro victorias, 27 podios y seis pole position—, sino por su polivalencia y por el poso que ha dejado siempre allí donde ha ido. Hay detalles muy significativos y Ferrari tuvo uno inolvidable con él, una vez terminó su última carrera vestido de rojo, a finales de 2024. La Scuderia organizó una jornada en Fiorano, su circuito privado, en el que Sainz y su padre, el bicampeón del mundo de rallies (1990 y 1992), rodaron juntos con el F1-75, bólido con el que logró la primera victoria de su vida, en Silverstone (2022).
Williams será su quinta estructura distinta en 11 años, y en las cuatro anteriores hablan maravillas de él, por su talento y por su compromiso. Con los que están bajo su mismo techo y con los que no, solo así se entiende que haya decidido presentarse y hacerse con la dirección de la Asociación de Pilotos (GPDA), en sustitución de George Russell. Con 30 años, Sainz está en su plenitud y eso lo detectó Vowles, que ha reclutado a un buen puñado de ingenieros, llegados de distintas latitudes del paddock, para revitalizar la compañía de la gran W.
A diferencia de lo que ha ocurrido en otros garajes, que prefieren centrarse en el cambio que se avecina en 2026, en Williams están decididos a cambiar el paso ya en este 2025. El coche está para ello si tenemos en cuenta que tanto Sainz como Alex Albon fueron capaces de meterse en la tercera criba de la cronometrada, en Melbourne, en la primera cita de un campeonato que promete gresca en la zona media de la tabla. “Estos dos últimos meses han sido los más ocupados de mi carrera. Williams me ha exprimido al máximo en la fábrica. Pasé más tiempo en la fábrica que en cualquier otro equipo”, advierte Sainz, que por primera vez en su vida disfrutará del empuje del motor Mercedes.
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