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Crisis en los comedores escolares de Andalucía: “Mi hijo está sin comer hasta las cuatro de la tarde”

Unos 12.000 niños carecen del servicio desde el inicio del curso. La imposibilidad de conciliar impide a muchas madres trabajar

Rafael Martín y su hijo, en la puerta del colegio Tucci en Martos (Jaén).
Rafael Martín y su hijo, en la puerta del colegio Tucci en Martos (Jaén).Jose Manuel Pedrosa
Ginés Donaire

“Mi hijo está sin comer hasta las cuatro de la tarde, la falta de previsión de la Junta de Andalucía es tremenda”. Rafael Martín está tan indignado como su familia y las de otros 12.000 niños en Andalucía, porque sus hijos siguen sin comedor escolar desde el inicio de curso. Cada día, Rafael y su esposa, Celia López, ambos funcionarios, no pueden recoger a su hijo, Guillermo, de 10 años, a las dos de la tarde. Tienen que hacerlo al menos una hora y media después en el aula de espera que el Ampa del colegio público Tucci de Martos (Jaén) ha dispuesto para los 80 alumnos que siguen esperando la apertura del comedor en el centro. “Pero en el aula de espera los niños no comen, sólo aguardan a que los recojamos”, advierte Rafael Martín.

La incapacidad de la Consejería de Educación andaluza para restablecer el servicio tras las sucesivas renuncias de las empresas adjudicatarias tiene en vilo a miles de familias andaluzas desde principios de curso. El caso más preocupante es el de la provincia de Jaén, donde 40 centros educativos arrastran este déficit desde el año pasado. Las firmas que prestaban el servicio de comedor escolar han ido abandonando una tras otra después de alegar falta de rentabilidad económica.

Martos, con cuatro comedores cerrados, es uno de los municipios más castigados por un conflicto que, en el caso de la provincia de Jaén, se remonta al curso pasado. En toda Andalucía, el conflicto afecta a 147 centros. Una situación que, de manera colateral, también repercute en la vida laboral de los padres. “Además de ser una herramienta de conciliación de la vida familiar, en estos tiempos de recolección de la aceituna supone también un elemento de ayuda para los trabajadores temporeros”, ilustraba el alcalde de Martos, Víctor Torres, durante la concentración de protesta llevada a cabo en Jaén el pasado lunes. De hecho, son muchas las personas —sobre todo mujeres— que han debido renunciar a trabajar en la campaña de la aceituna al verse obligadas a recoger a sus hijos ante la falta de comedor escolar.

El sindicato UGT convocó esta semana la última movilización contra el cierre de estos comedores y también para exigir la subrogación de las monitoras que atienden estos centros —120 en Jaén—, que llevan sin trabajar desde marzo pasado. “Nadie nos informa de nada y estamos en un limbo laboral”, se quejaba Ana María Cárdenas, una de las trabajadoras afectadas.

Solo tras la reciente protesta de los padres la Junta andaluza ha reaccionado: la Agencia Pública Andaluza de Educación (APAE) está ultimando la adjudicación del servicio de comedor en 147 centros escolares, 56 de ellos abandonados a principios de curso por la firma Col-Servicol y otros 91 donde los contratos expiraron en diciembre. La empresa de restauración Hermanos González asumirá (con fecha aún por definir) esta nueva licitación por un montante de 30,4 millones de euros.

Sin embargo, después de tres licitaciones públicas, dos de ellas fallidas, el escepticismo cunde entre las familias y trabajadoras afectadas. “Esperamos con poca fe que haya una solución inmediata, son licitaciones que nacen muertas porque con 4,38 euros por menú no hay quien mantenga una estructura empresarial y pueda asumir los comedores”, critica Javier Lacarra, de UGT. Las empresas, por su parte, se han venido quejando de que con estos precios, sin actualizar desde hace dos décadas, deben afrontar la compra de materias primas para hacer una propuesta saludable además de la elaboración, el transporte, nóminas y este año, además, se han visto obligadas a implementar las medidas de seguridad derivadas de la pandemia.

Para las asociaciones de madres y padres de alumnos, la solución al conflicto pasa por la gestión directa del servicio por los propios centros. “La gestión directa es posible, ya se hace en otras comunidades, y si se opta por este modelo se solventaría no solo la situación actual, sino que también crecería el número de menores comensales, que ha caído en los últimos meses debido a esta carencia”, ha indicado Belén Navarro, presidenta de la Fampa Los Olivos, que ha presentado a la Junta de Andalucía un estudio que demuestra la capacidad de los centros para asumir el servicio de comedor por sus propios medios.

A la espera de que la Junta ultime los trámites burocráticos, la realidad es que unos 12.000 escolares andaluces han reiniciado este jueves y viernes las clases tras las vacaciones de Navidad -en Jaén lo harán el próximo lunes- y siguen sin contar con un comedor escolar. “No entendemos la pasividad y la inoperancia de la Consejería de Educación para restablecer un servicio que es esencial y que impide la conciliación a muchas familias”, reitera Martín.

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