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El canal de Panamá está en el ojo del huracán

La retórica expansionista de Donald Trump, el presidente electo estadounidense, amenaza el corredor marítimo que proporciona la mayor fuente de ingresos del país centroamericano

A cargo ship and tugboat sail through the Cocoli Locks at the Panama Canal, in Panama, on August 12, 2024
Un carguero y un remolcador navegan por el canal de Panamá, en agosto de 2024.ARNULFO FRANCO (AFP / Getty Images)
Miguel Ángel García Vega

La política exterior de Trump es una mezcla de histrionismo y amenaza. El histrionismo es convertir a Canadá en el 51º Estado del país y llamar a su mandatario “gobernador Trudeau”, y la amenaza es recuperar el canal de Panamá. Es una importante vía fluvial que conecta los océanos Atlántico y Pacífico, lo que evita 13.000 kilómetros adicionales alrededor de la arriesgada punta de América del Sur. El Canal, de 52 kilómetros, atraviesa el centro de Panamá. Un país que ocupa la franja de tierra entre América Central y América del Sur. Cerca del 5% del comercio global atraviesa sus esclusas y el principal cliente es Estados Unidos con un 74% de la carga, seguido por China (21%). La veta de oro del Gobierno de José Raúl Mulino. Genera unos 4.000 millones de dólares (cerca de 3.850 millones de euros) de ingresos al año, de los que 2.500 millones van directamente a la Administración. La columna vertebral de un país que crece a la insólita tasa, para la región, del 6,5% al año gracias también a sus servicios financieros, el turismo, el comercio, la construcción y el transporte.

Pero Trump no tiene mala memoria. En el año fiscal que terminó el 30 de septiembre de 2024 casi 10.000 barcos atravesaron el istmo portando 423 millones de toneladas de alimentos, minerales y productos manufacturados. Más del 40% de los bienes de consumo comercializados durante 2023 entre el noreste de Asia y la costa este de Estados Unidos se transportaron a través de sus esclusas. Mulino (debido a las últimas sequías sufridas) ha adelantado que este año subirá las tasas. Razón perfecta para que el presidente electo estallase contra “los desorbitados” precios que esta Administración cobra a sus barcos comerciales pero también de guerra. Donald Trump se queja de que China, además, está interfiriendo en las operaciones, y si Panamá “no puede asegurar las transacciones [a través de la Autoridad Portuaria] debe ser devuelto totalmente a Estados Unidos”. José Raúl Mulino ha argumentado lo esperable: que la soberanía no está ni en discusión y que al país le “ha costado sangre, sudor y lágrimas”.

La historia cuenta que EE UU se hizo cargo de su construcción en 1904, después de ayudar a Panamá a independizarse de Colombia. El Canal se inauguró en 1914. La mayor revolución logística del siglo XX. Tras unas décadas de tensión entre Estados Unidos (que hasta entonces lo administraba) y Panamá, el 9 de enero de 1964 todo se desbordó en una gran protesta donde 28 personas murieron en la represión posterior por parte de las autoridades. Presionado por la comunidad internacional, en 1977, el presidente, recientemente fallecido, Jimmy Carter (1924-2024) y el dictador panameño Omar Torrijos (1929-1981) firmaron dos tratados para eliminar de forma gradual el control estadounidense del Canal. En 1999 (después de que Estados Unidos derrocara al líder militar Manuel Noriega), Panamá asumió el control de la infraestructura.

Trump conoce el pasado y encaja perfectamente en su lema “America First”. “Es un tema de aranceles: si consigue que sea más bajo el precio del transporte también logrará abaratar los artículos que entran en el país y que utilizan sus industrias y sus agricultores y, de paso, cumplirá con las promesas electorales”, narra Emilio Blasco, investigador en Relaciones Internacionales de la Universidad de Navarra. Si en algo es bueno el presidente electo es en retorcer sus intereses hasta hacerlos parecer una realidad. “No va a caer en manos equivocadas”, advirtió. Un aviso directo a China. La empresa Hutchison Ports PPC —una filial de la hongkonesa CK Hutchison Holdings— controla dos de los cinco puertos cercanos al Canal. Pese a que la inversión directa de ese país en 2023 apenas alcanzó un 0,8% (la española, por ejemplo, llegó al 3,6%), en la imprevisible visión de Trump (Estados Unidos invirtió un 19,6%) puede ser una amenaza a la seguridad nacional. Además, el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, quiere construir una vía fluvial interoceánica de 445 kilómetros que sea una alternativa a la panameña.

Si el mandatario se guiase por la lógica económica y geopolítica, el relato acabaría en cuatro párrafos. Pero no es así. El Canal ha experimentado una disminución del 29% en el tránsito de barcos durante el último año fiscal debido a una severa sequía. De octubre de 2023 a septiembre de 2024, sólo 9.944 buques pasaron por el istmo, en comparación con los 14.080 del año anterior. Unos números para justificar unos precios más altos, o todo lo contrario. “Imponer sanciones o prohibiciones a las navieras que utilicen el Canal, en el supuesto de que no se recortaran las tarifas, sería contraproducente para Estados Unidos. Porque sus sistemas portuarios y de transporte de mercancías por carretera y ferrocarril están ya muy constreñidos, con falta de camioneros y estibadores”, reflexiona Roberto Scholtes, jefe de Estrategia de Singular Bank. “¿Consecuencia? Encarecería redirigir por tierra el tráfico que va de Asia a la costa este”.

Tras varios años de dura sequía (1997, 2016 y 2023), el Gobierno de Mulino ha anunciado la expansión de la cuenca para reducir en un 12% el gasto de agua por cada cruce de barco. Cada año de escasas lluvias las pérdidas rondan los 1.000 millones de dólares. Sequías alternadas con diluvios. “El mayor riesgo que enfrentan las operaciones en el Canal es el incremento en la variación de las precipitaciones”, advierte Steven Paton, profesor del Instituto Smitshonian de Investigaciones Tropicales (STRI, por sus siglas en inglés). El investigador confirma el peligro. Y añade: “La zona del Canal ha experimentado numerosos récords de precipitaciones en las últimas dos décadas, tanto una mayor frecuencia de años mucho más secos, que el promedio, a la vez que grandes tormentas”. La tormenta más grande jamás registrada (La Purísima, 2020) estuvo “muy cerca de causar daños catastróficos” y paralizó las operaciones un día entero. Sobre este tiempo que no encuentra refugio, Panamá quiere subir sus tarifas pese a la hostilidad de Trump. Aunque alguien parece haberse olvidado de los agricultores. Generan sólo el 3% del PIB pero supone entre el 30% y un 40% de los empleos. Y viven del agua como hace cientos de años.

Un novato al frente

Provocación, migrantes y un parque natural amenazado.
¿Por qué a Panamá le preocupa el Canal? La opción de Donald Trump es una provocación. Ha nombrado embajador del país a Kevin Marino Cabrera, un chico de 34 años, sin experiencia en ese nivel, hijo de emigrantes cubanos y que hasta ahora había sido comisionado del condado de Miami-Dave. Es también impulsor de la agencia MAGA y muy cercano al presidente. 
Otro desafío es la afluencia de más de 500.000 migrantes en 2024, la mayoría de Venezuela y Colombia, que ya están poniendo en peligro el ecosistema de la famosa selva del Tapón.


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Sobre la firma

Miguel Ángel García Vega
Lleva unos 25 años escribiendo en EL PAÍS, actualmente para Cultura, Negocios, El País Semanal, Retina, Suplementos Especiales e Ideas. Sus textos han sido republicados por La Nación (Argentina), La Tercera (Chile) o Le Monde (Francia). Ha recibido, entre otros, los premios AECOC, Accenture, Antonio Moreno Espejo (CNMV) y Ciudad de Badajoz.
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