Universidades españolas y revolución laboral
El 70% de los ciudadanos consultados por la Fundación CYD cree que la enseñanza superior es muy teórica y poco práctica
El Barómetro CYD, publicado recientemente por la Fundación CYD (Conocimiento y Desarrollo), recoge la opinión de los ciudadanos sobre la universidad, su desempeño, la importancia de su papel en la contribución al desarrollo de la economía y de la sociedad y cómo está afrontando los nuevos retos. Entre los resultados positivos cabe señalar la aportación de la universidad al bienestar personal (87% de encuestados), al desarrollo profesional (86%) y su contribución a una sociedad más diversa (77%), democrática (74%) y equitativa (70%). Sin embargo, el 70% cree que la enseñanza es muy teórica y poco práctica, un 48% piensa que la formación se ajusta poco a las demandas del mercado laboral y más del 80% considera que debería adaptar mejor su oferta formativa a las necesidades cambiantes de la sociedad, adoptar más las nuevas tecnologías en la docencia y ofrecer mayor especialización en algunas disciplinas (78%).
El 54% opina que la calidad de las universidades españolas está al mismo nivel que las europeas, aunque un 46% considera que la atracción de talento internacional es escasa. Para el 90% de los entrevistados, la universidad debe tener como prioridades el desarrollo profesional y la inserción laboral.
Sin embargo, España es el país europeo con mayor tasa de desempleo juvenil entre los menores de 25 años alcanzando el 27,4% de la fuerza laboral el pasado junio. Según datos de Eurostat, el porcentaje de jóvenes con trabajo tres años después de finalizar alguna formación superior ha aumentado, siendo actualmente del 79,1%, debido principalmente al incremento de las profesiones relacionadas con la tecnología, aunque un 65% de las empresas españolas sigue enfrentándose a una escasez de profesionales en este ámbito.
La implantación de tecnologías avanzadas y la digitalización exponencial están provocando un cambio significativo en el mercado laboral, volviendo obsoletas algunas ocupaciones e impulsando la necesidad de otras. Asimismo, el Informe Anual del Banco de España señala que existe margen de mejora para aumentar la productividad y la innovación en España, destacando, entre las medidas propuestas, el incremento del capital humano mediante la formación, lo que podría generar más de dos millones de empleos. También indica que las políticas educativas no solo deben orientarse a elevar el capital humano, sino a mejorar su polivalencia.
La nueva economía necesita que la transformación del modelo productivo se apoye en una adaptación flexible y rápida de la formación hacia las disciplinas de mayor empleabilidad y que, por consiguiente, tanto las universidades como los centros de educación superior encuentren lo antes posible los mecanismos para hacerlo factible.
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