Ghana promete su redención a los inversores
Tras suspender pagos, el país africano vende estabilidad política, una población formada y una de las rentas ‘per capita’ más altas del continente
La economía de Ghana no está en su mejor momento: el índice de inflación interanual supera el 40%, el tipo de interés de referencia está en el 29,5% y para el gasto público de 2024 hay prevista una reducción equivalente al 2% del PIB. Sin embargo, para Edem Kofi Yevutsey, del World Trade Center Accra, esta puede ser la oportunidad para invertir en uno de los países con mayor estabilidad y renta per capita de África Occidental. El argumento es doble: Ghana siempre se recupera, dice, y las inversiones nunca fueron tan accesibles como ahora. “Ghana lleva muchas décadas siendo muy atractiva para el capital y las empresas de fuera, y no siempre es fácil la inversión inmobiliaria, porque el precio puede ser muy alto, o entrar en un mercado porque la competencia es muy intensa”, explica Yevutsey, que trabaja en la delegación ghanesa de la organización World Trade Center promocionando el comercio y las inversiones en Ghana. “De hecho, son las empresas de fuera con las que hablo las que insisten en decirme que la turbulencia actual es pasajera, que en el medio plazo la economía va a rebotar”, añade.
Tras declararse en suspensión de pagos el pasado 19 de diciembre, Ghana está negociando una quita del 50% para sus acreedores domésticos y del 30% para los internacionales (con China entre los principales). Una señal de que las negociaciones van por buen camino es que el país recibió en mayo un primer desembolso del Fondo Monetario Internacional (FMI) por importe de 600 millones de dólares (unos 560 millones de euros), de un paquete total de ayuda que asciende a 3.000 millones de dólares.
Hasta ahí se explica que haya gangas para los inversores, ¿pero de dónde viene la fe en el renacimiento económico? Yevutsey explica su optimismo por el valor geoestratégico de Ghana como baluarte de la democracia en África Occidental. Un país “demasiado importante como para dejarlo caer” y que está “ayudando a la comunidad global en varios frentes, como la lucha contra el terrorismo y como la presencia de tropas ghanesas en operaciones de mantenimiento de la paz por el continente”. En su opinión, el valor geoestratégico de Ghana ha permitido que “países como Estados Unidos e instituciones como el FMI, [la organización de acreedores de] el Club de París y el Banco Mundial estén haciendo un esfuerzo para asegurarse de que Ghana sale de la situación”. Lo cierto es que el cedi, la divisa ghanesa, se recuperó levemente tras el anuncio del acuerdo con el FMI, “cuyo beneficio principal no es el dinero prestado, sino la garantía de que el país va a seguir ciertas políticas”, dice Yevutsey.
Conocida por su exportación de oro, cacao y crudo, en los últimos 35 años Ghana ha estado bajo la tutela del FMI durante 22 años. Según The Economist, el actual programa de rescate es el número 17 desde que el país declaró la independencia en 1957. El ciclo de exceso de gasto y crecimiento de la deuda en años electorales es común a muchas democracias. La distinción de Ghana es que se suele recuperar con relativa rapidez de las crisis que siguen al encuentro con las urnas. Hasta la irrupción del coronavirus en 2020, venía de una década con tasas de entre el 2% y el 14% en el crecimiento del PIB.
Pero en esta ocasión, la deuda a negociar también incluye a muchos acreedores domésticos, lo que podría poner en problemas a los bancos locales y provocar mayores daños a la economía. Según Yevutsey, no es tan preocupante. “África, y especialmente Ghana, tiene una capacidad de adaptación mucho mayor de lo que la gente se imagina y el impacto no será tan grande, porque el sector informal tiene una importancia grandísima y va a sostener a la economía mientras sorteamos todos estos obstáculos”.
¿Pero no es la alta informalidad un problema en sí mismo? La recaudación de Ghana (12% del PIB) es aún menor que la del promedio de África (15%) debido, entre otros factores, a esa informalidad que representa a más del 80% de los trabajadores, sin ningún tipo de protección laboral. También eso está cambiando, dice Yevutsey: “Se han ido introduciendo muchas medidas innovadoras para enfrentar el problema, entre ellas la de digitalizar la economía para ampliar en gran medida la base de recaudación, así como la de introducir un tipo impositivo único para todo el sector informal”.
Área comercial
Entre las razones para el optimismo figuran el Área Continental Africana de Libre Comercio (CFTA, por sus siglas en inglés), que entró en vigor al comienzo de 2021 y se ha convertido en el mayor acuerdo de comercio desde que en 1995 se creó la Organización Mundial del Comercio (OMC). Una África unida que desde los años sesenta venía impulsando Kwame Nkrumah, el primer presidente de Ghana. Según cálculos del Banco Mundial publicados por The Economist, el acuerdo podría disparar el PIB de África para 2035, sacando de la pobreza extrema a 30 millones de personas y de la pobreza a otros 68 millones gracias a la reducción de barreras arancelarias y no arancelarias.
Otro punto a favor es la educación secundaria gratuita, en la que Ghana ha invertido una parte importante de la deuda que ahora tiene que devolver, así como las carreteras y hospitales. Según el FMI, el gasto en educación no se va a ver afectado por las reducciones presupuestarias. “Mucha más gente joven está consiguiendo una educación digital y el desarrollo del capital humano ya ha tenido un efecto en la calidad de la masa laboral del país y el espíritu emprendedor, por eso hay tantas multinacionales trayendo su producción a Ghana”, dice Yevutsey.
De acuerdo con sus informes, el crecimiento que pese a las crisis viene sosteniendo el país junto a su estabilidad política lo han convertido en una de las mejores plataformas de producción y venta de cara al resto de África, con “Volkswagen y Toyota montando sus plantas de ensamblaje, y empresas chinas como la fabricante de camiones Sinotruk reubicando una parte importante de su línea de ensamblaje”. “En Ghana se respeta la prensa libre, el país se somete a los fallos de las cortes internacionales y los jueces mantienen su independencia hasta el punto de que mucha gente que demanda al Gobierno gana el caso, y los intercambios democráticos de poder se producen sin ningún problema”, dice Yevutsey.
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