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ITP Aero: el motor de las aeronaves de las Fuerzas Armadas mueve ficha

La empresa ultima el cambio de dueños autorizado por el Gobierno para convertirse en pieza clave del sector de seguridad y armamento

Dos helicópteros realizan maniobras militares.
Dos helicópteros realizan maniobras militares.MANUEL LORENZO (EFE)

ITP Aero, la empresa que mantiene los motores de las Fuerzas Armadas Españolas, está de ajustes. La antigua Industria de Turbo Propulsores (ITP) —33 años de historia— ultima la formalización de la venta acordada por Rolls-Royce al fondo estadounidense Bain Capital hace un año por 1.700 millones de euros. El cambio está supervisado por el Gobierno, que se ha comprometido a duplicar el gasto en Defensa hasta 2029. La vigilancia es obligada; por el carácter estratégico de la empresa —unas fuerzas sin motor pueden ser armadas, pero no fuertes— y porque el capital extranjero implicado supera el 10% del capital.

ITP, constituida en 1989 de la mano de la empresa vasca de ingeniería Sener, fue propiedad de Rolls-Royce entre 2017 y 2021. Sus nuevos propietarios son Bain Capital y un consorcio español aún por afinar para el que se reserva en torno a un tercio de las acciones.

Bain Capital ha declinado comentar una operación clave en un sector al que solo superan por peso industrial el motor y las manufacturas metálicas, según los datos de TEDAE, la Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio. El conjunto de actividades del sector contribuye al PIB español con 16.459 millones de euros. El fondo se ha comprometido a dar entrada en el capital a inversores nacionales, a mantener los activos asociados a la seguridad del Estado en España y a fijar la sede social y fiscal en el País Vasco.

Socios

Del consorcio que asumirá un tercio del capital se conocen dos socios seguros, un tercero interesado y un cuarto probable. Los socios seguros, según el acuerdo alcanzado con Bain Capital, son la empresa de defensa vasca Sapa Placencia, de la familia Aperribay, y el fondo JB Capital Markets, fundado y presidido por Javier Botín, hermano de la presidenta del Banco Santander, Ana Patricia Botín. El tercer socio interesado es el Gobierno vasco y el cuarto probable es Indra, la multinacional española, con un 25% de capital público, que ofrece servicios de consultoría de defensa, entre otros.

Indra tiene a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI) como principal accionista (25,2%) y ha aprobado cambios recientes en su accionariado y administración. Uno de sus objetivos es convertirse en el polo que consolide el sector de la defensa, según ha explicado su presidente, Marc Murtra.

La autorización del Gobierno a la venta de ITP Aero de Rolls-Royce a Bain, tramitada el 2 de agosto, avanza en esa línea. Debería indicar, según fuentes conocedoras del sector, que el Ejecutivo tiene claros los planes y los plazos de una operación que todas las partes consideran “compleja”. Pero hay incertidumbres. Indra, cotizada en Bolsa, tiene que cerrar todavía —octubre es el mes clave— la renovación de la mitad del consejo de administración. Un paso indispensable para entrar en la partida de ITP que puede dilatar el cierre total de los planes esbozados. Indra, como la SEPI y la propia ITP Aero, no hace comentarios al respecto.

El Gobierno vasco sí lo tiene claro. La portavoz de la Consejería de Desarrollo Económico que dirige Arantza Tapia asegura que “existe interés desde el principio” por participar en ITP Aero. Hasta dónde llegue esa participación y cuándo se podrá celebrar su cierre “son cuestiones por definir”. “Seguimos trabajando”, mantiene la portavoz. La compra de acciones, en todo caso, se articulará a través del fondo público Finkatuz, la herramienta para tomar participaciones en empresas estratégicas vascas, dotado con 260 millones de euros. Para el Gobierno de Lakua, ITP Aero remite una de las joyas de la corona del sector empresarial vasco, ejemplo de compañía nacida en Euskadi capaz de alcanzar el éxito internacional.

ITP Aero facturó 915 millones de euros en 2021 y obtuvo beneficios. En sus primeros resultados sin Rolls-Royce como accionista anunció una ganancia neta de 67 millones. La senda de actividad es creciente, porque el gasto en defensa también lo es. España se ha comprometido a llegar al 2% del PIB de gasto en área militar en 2029. Ahora mismo, el gasto, según la OTAN, se sitúa en 13.203 millones de euros, lo que representa el 1,01% del PIB. En ese marco encaja ITP Aero, novena compañía de motores y componentes aeronáuticos del mundo.

El punto de partida es sólido. La compañía que preside el exministro de Asuntos Exteriores Josep Piqué ha evolucionado a lo largo de su historia, pasando de un solo programa de defensa (motor EJ200 para el avión de combate Eurofighter) a 19 programas de aviación comercial y de defensa. ITP incluye entre sus actividades el diseño; investigación y desarrollo; fabricación y fundición; montaje, y ensayo y mantenimiento de motores aeronáuticos. La compañía es un proveedor destacado del motor UltraFan, un proyecto de Rolls-Royce de motor de bajas emisiones, y participa en el programa europeo de defensa FCAS para el nuevo Eurofigther.

La empresa de origen vasco forma parte de un sector empresarial que ocupa directa o indirectamente a 193.000 empleados, de los cuales 80.000 corresponden estrictamente a la industria de defensa. Es trabajo bien pagado, porque el salario medio bruto de los empleos directos en 2020 fue un 82% superior a la media. ITP Aero es una de las 509 empresas inscritas en el Registro de empresas de la Dirección General de Armamento y Material del Ministerio de Defensa. De ellas, 354 suministraron productos o servicios en el ámbito de defensa en el último año, 2019, del que se dispone de datos agregados. Afrontan un momento de cambio.

Modelo obsoleto

El informe Future of M&A in Aerospace and Defense de KPMG considera probable que los próximos tres años sean un punto de inflexión en el desarrollo del mercado de fusiones y compras en el sector por los efectos a largo plazo de los cambios geopolíticos, la pandemia y la transformación digital. Los gobiernos seguirán controlando los procesos, pero con más sensibilidad a la colaboración industrial transfronteriza. El modelo de “industria cerrada” en el que cada país adjudicaba sus contratos a sus empresas está obsoleto, coincide PWC (Temas candentes de la Industria Aeroespacial y de Defensa).

TEDAE, la Asociación Española de Empresas Tecnológicas de Defensa, Seguridad, Aeronáutica y Espacio, de la que forma parte ITP Aero, apunta al corazón del asunto para los próximos años en el informe sobre el impacto del sector en la economía elaborado en octubre de 2021: “Los Presupuestos Generales del Estado son clave, sobre todo para sectores como el de la Defensa, cuyo demostrado impacto en la actividad económica e innovación justifican el impulso por parte de las instituciones públicas”. Toca afinar los planes.

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