South Summit: el espectáculo del emprendimiento latinoamericano
El encuentro, nacido hace 10 años en España, da el salto a Brasil, donde congrega a 16.000 personas
Tres días. La ciudad de Porto Alegre, con 1,4 millones de habitantes, 4,2 millones si se toma su área metropolitana como referencia, ha acogido esta semana la primera edición del South Summit Brasil, con el que el evento de referencia del ecosistema emprendedor creado en España hace 10 años quiere tender puentes para que el Sur mundial, a menudo olvidado, se convierta en un punto de conexión entre start-ups, inversores y empresas y genere oportunidades reales de negocio. María Benjumea, la presidenta del encuentro, parece una actriz famosa en medio de las 16.600 personas congregadas para participar en el espectáculo del emprendimiento latinoamericano. Marco, el fotógrafo encargado de seguirla durante todos los actos, dice que ha hecho 10 kilómetros en el primer día del evento. Forma parte del equipo de ocho personas contratadas por la organización para dejar constancia de lo que allí acontece. Primera jornada: 20.000 fotos.
Porto Alegre quiere convertirse en el polo de la innovación brasileña y saltar por encima de Sao Paulo, el centro de negocios del país. La afluencia, las colas y el bullicio en torno a las antiguas naves portuarias anejas al enorme lago Guaíba donde se celebra en encuentro estartapero así lo dejan ver. En la ciudad, dice Benjumea, la innovación y el emprendimiento se conciben como piezas clave del desarrollo económico. De hecho, el evento ha recibido el apoyo del Gobierno del Estado de Río Grande do Sul y del Ayuntamiento de Porto Alegre.
El emprendimiento latinoamericano se ha hecho fuerte en Brasil. Hay una explosión de start-ups, aprecia Juan José Güemes, presidente del Centro de Emprendimiento e Innovación de IE University, coorganizadora del South Summit (y que invitó a varios medios, entre ellos EL PAÍS). De los 50 unicornios que se contabilizan en la región, 30 pertenecen al país, donde el ecosistema emprendedor es mucho más sofisticado que en España, en opinión de Miguel Arias, socio de la gestora de fondos de venture capital K Fun. Y en el South Summit Brasil se han reunido cerca de una quincena de empresas cuya valoración rebasa los 1.000 millones de dólares para demostrarlo. Nombres como Madeira Madeira, Neon, Ebanx, Mercado Bitcoin, Stone o Creditas, cuyo fundador, el valenciano Sergio Furio, veía en España un mercado muy pequeño para montar una fintech cuando decidió lanzarla en Brasil en 2012. Hoy esta compañía que comercializa créditos garantizados está valorada en 4.800 millones de dólares, dice, tranquilo por la subida de los tipos de interés en EE UU, que no va a tener un impacto directo en Creditas, aunque puede elevar la morosidad de las familias a las que presta capital.
La diferencia entre las nuevas generaciones de jóvenes empresas gestadas en Silicon Valley o en Europa y las latinoamericanas es que estas últimas buscan acercar los servicios básicos a todas las clases sociales, en unos países en los que la sanidad, la educación, los servicios financieros o energéticos parecían reservados a las rentas altas antes de la explosión tecnológica, repiten varios de los especialistas consultados de entre los 400 ponentes que se han congregado en la primera edición brasileña del encuentro. Y aunque la pandemia se llevó por delante un buen número de start-ups latinoamericanas, sobre todo a los emprendedores que no se habían digitalizado, explica Susana García-Robles, senior partner del fondo de capital riesgo global Capria Ventures, “los emprendedores que salieron adelante fueron los que se dieron cuenta de que la tecnología era un gran habilitador”. Güemes pone como ejemplo la plataforma Dr. Consulta, con más de tres millones de usuarios, que proporciona atención médica online y presencial. Su fundador, Thomaz Srougi, cree que el uso de la tecnología ha sido clave para el éxito la empresa, igual que la personalización de sus servicios.
García-Robles, conocida como la “arquitecta” del venture capital latinoamericano, asegura que a raíz de la covid los inversores se dieron cuenta de que había que poner el dinero en los sectores que le importaban a la gente: en educación, finanzas, salud o en industrias importantes para la región, como la minería o la agroagricultura, o poco desarrolladas, como la logística: “Sectores que encaran un problema real que sufren millones de personas”, aprecia. En el caso de los 15 fondos de Capria que invierten en empresas latinoamericanas este capital se dirige a las fintech, la educación y la logística.
En su opinión, “el Sur global ha empezado a empujar y en los próximos 10 años Latinoamérica tiene que despegar y empatar con los países desarrollados. El emprendimiento en América Latina es hambriento, global y quiere conectarse. De Brasil, México y Argentina saldrán los nuevos unicornios”, prevé.
La sostenibilidad es otro de los focos de esta nueva generación de empresas. Algunas, como reNature, especializada en agricultura regenerativa y cuyos proyectos en múltiples países se dirigen a la mejora del suelo, la resistencia climática y la seguridad alimentaria, tuvieron que viajar a Países Bajos para lanzarse hace cuatro años y medio, a la vista de que la agricultura sostenible en Brasil estaba muy rezagada, aunque ahora la conciencia medioambiental está tomando fuerza a raíz de la pandemia en un país donde “agricultura y ganadería suponen el 40% de las exportaciones y los impactos climáticos (heladas, sequías...) están contribuyendo a que se pierda un 20%”, según su fundador, Felipe Villela. “El siglo XXI empezó en 2020″, apoya Oskar Metsavaht, artista y creador de la marca de moda sostenible Osklen, que considera que la covid ha supuesto una gran revolución espiritual que convive con la explosión tecnológica y que va a dar lugar a la postsostenibilidad, una nueva forma de relación con la Tierra, que necesita equilibrio y comprensión.
Oportunidades de inversión
“Cada vez más inversores estadounidenses y europeos piensan que no se pueden perder invertir en América Latina y buscan oportunidades en la región por la capacidad de las start-ups de identificar problemas y buscar soluciones escalables. Eso es música para sus oídos”, aprecia Juan José Güemes, de IE University. “El inversor europeo tiene una gran oportunidad en América Latina, donde hay un gran deseo de seguir desplegando tecnología e innovación pegadas a los problemas de la gente”, coincide Susana García-Robles, de Capria Ventures. De hecho, a la cumbre del emprendimiento brasileño han acudido multitud de inversores españoles, que podrán servir de puente a los emprendedores latinoamericanos en su salto al Viejo Continente, indica Miguel Arias, de K Fund.
Por eso el evento del emprendimiento español va a seguir haciendo las Américas. Nacido en 2012 en Madrid, el South Summit ya viajó antes de la pandemia a México y Colombia. La covid interrumpió su internacionalización, que ahora planea retomar, en palabras de María Benjumea, que mira hacia Argentina. En sus 10 años de vida, el encuentro ha movido unos 8.200 millones de dólares de inversión en start-ups. En su última edición en Madrid reunió a más de 20.000 participantes, 8.000 emprendedores y 1.600 inversores.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.