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Cuerpo renuncia a presentarse para presidir el Eurogrupo

El belga Vicent van Peteghem y el griego Kyriakos Pierrakakis se disputarán el puesto. España aspira a mantener un puesto en Comité Ejecutivo del BCE una vez salga Luis de Guindos

El ministro de Economía, Carlos Cuerpo, ha desistido de entrar en la carrera para sustituir al irlandés Paschal Donohoe como presidente del Eurogrupo. Cuerpo lo intentó en julio, cuando Donohoe revalidó su cargo, del que ha dimitido para irse a trabajar al Banco Mundial. Pero ahora España quiere optar, al menos, a mantener un puesto en el Comité Ejecutivo del BCE, del que sale Luis de Guindos el próximo 31 de mayo. “España continuará trabajando para asegurar una presencia significativa e influyente en las principales instituciones económicas y financieras europeas, garantizando que nuestra voz contribuya a construir una Europa más fuerte y cohesionada”, ha apuntado el Ministerio de Economía en un comunicado.

La sorpresa saltó el pasado 18 de noviembre, cuando el irlandés Donohoe anunció su dimisión del cargo que había revalidado apenas cuatro meses antes. Lo hizo para irse a trabajar al Banco Mundial como director general y dejaba el puesto después de algo más de cinco años en él. A partir de ahí se activaron los mecanismos para elegir a su sustituto y en este proceso, este viernes es un día señalado, puesto que concluía el plazo para presentar candidaturas. Con se ello se ha confirmado que solo dos hombres aspirarán al cargo: el belga Vicent van Peteghem y el griego Kyriakos Pierrakakis, según el Consejo de la UE.

Ambos estaban en las quinielas y forman parte del PP europeo, como lo es Donohoe. Esto es importante, porque hay una presencia abundante de ministros de Finanzas de este partido en el Eurogrupo. Los dos aspirantes proceden además de países pequeños o medianos, origen habitual de quien preside este órgano, que tuvo un protagonismo inmenso durante la crisis financiera y los rescates a cinco países de la eurozona (España, Portugal, Irlanda, Grecia y Chipre) y que después ha perdido mucha relevancia.

La elección se celebrará el próximo 11 de diciembre, en la reunión de ministros de Finanzas de la zona euro, es decir, en el Eurogrupo. Si ganara el griego, tendría un componente muy simbólico. El Eurogrupo es el órgano de la UE en el que impusieron las draconianas condiciones de los tres rescates financieros a los que se acogió Grecia. Esas condiciones se decretaron en reuniones del Eurogrupo dramáticas y en algunos casos tumultuosas, como aquellas en las que participó Yannis Varoufakis. Que una década después un griego presidiera ese órgano demostraría los progresos del país heleno.

Cuerpo era uno de los nombres sobre los que había cierta expectación en Bruselas. Es alguien muy respetado entre sus colegas y en los distintos órganos económicos del Consejo y de la Comisión después de haber sido el negociador principal de las nuevas reglas fiscales durante la presidencia española del Consejo de la UE, entonces como secretario general del Tesoro. Además, el ministro de Economía español intentó en julio moverle la silla a Donohoe, aunque desistió de llegar hasta el final de la carrera al ver que no tenía los apoyos suficientes. No obstante, su movimiento también buscaba subrayar el descontento que había entre varios países por la gestión del irlandés, especialmente entre los más grandes, por la falta de resultados.

Ya el pasado lunes, cuando Cuerpo viajó a Bruselas para la reunión del Consejo de Comercio con los responsables estadounidenses del ramo, las declaraciones del ministro daban a entender que esta vez había más elementos en juego que le hacían pensar que no era el momento de dar el paso que sí dio en julio. La salida de Luis de Guindos como vicepresidente del BCE el próximo 31 de mayo y la de José Manuel Campa de la presidencia de la Autoridad Bancaria Europea (EBA, por sus siglas en inglés), esta última tres años antes de lo previsto, abren un escenario muy distinto al de hace cuatro meses.

Cuando Economía dice que “España continuará trabajando para asegurar una presencia significativa e influyente en las principales instituciones económicas y financieras europeas” hace referencia, precisamente, a esto último. Difícilmente España podrá mantener la misma representación en puestos de responsabilidad económica que ha tenido en los últimos años con Guindos en la vicepresidencia del BCE desde 2018, Campa al frente de la EBA desde 2019, Nadia Calviño como presidenta del Banco Europeo de Inversiones desde 2024, y Teresa Ribera como vicepresidenta de la Comisión y máxima responsable de Competencia.

Está previsto que las dos últimas sigan en esos puestos en los próximos años. No será así con Guindos y Campa, por lo que España tendrá que fajarse para mantener, al menos, uno de esos puestos. En el BCE hay una regla no escrita, como admite el propio Ministerio de Economía, por la que no se suceden dos personas de la misma nacionalidad en la misma silla. Esto quiere decir que no hay opción a que un español suceda a otro como vicepresidente de la máxima autoridad monetaria de la Eurozona. Algo similar puede decirse de la EBA.

Sin embargo, en las palabras del propio Ministerio sí que se intuye la aspiración de que España mantenga, al menos, un puesto en el Comité Ejecutivo del BCE, un directorio compuesto por seis personas que se ocupan de la gestión cotidiana de la entidad, compuesto por quienes ocupan la Presidencia, ahora la francesa Christine Lagarde; la Vicepresidencia, ahora Luis de Guindos; el economista jefe, el irlandés Philip Lane; y otras tres personas, en la actualidad, la alemana Isabel Schnabel, el holandés Frank Elderson y el italiano Piero Cipollone.

España ha tenido alguien en ese cargo casi todo el tiempo transcurrido desde que se creó el BCE. El primero fue Eugenio Domingo Solans entre 1998 y 2004. Le sucedió José Manuel González-Páramo del 2004 a 2012. A partir de ahí, y en plena crisis financiera, se abre un periodo sin españoles en este Comité, hasta que llegó Guindos a la vicepresidencia en 2018.

Al quedar vacante solo un puesto y ser casi imposible que el puesto de número dos del BCE recaiga en otro español de forma continuada, se abrirá necesariamente un nuevo hueco. Esto será así, al menos, por un año. Justo el 31 de mayo de 2027 dejará el cargo de economista jefe Lane; cinco meses después, el 31 de octubre, saldrá de Fráncfort la presidenta, Lagarde; y el último día del año le tocará el turno a Schnabel. Es ahí, en estos tres puestos, en los que España tiene depositadas sus esperanzas.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.
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