Uno de cada 10 españoles no pagó a tiempo las facturas de energía en 2023

Un 9,6% de los españoles declaró haber tenido retrasos en el pago de sus facturas energéticas en 2023, pese a las medidas paliativas impulsadas por el Gobierno como la reducción del IVA o el bono social eléctrico y térmico. Ese es uno de los datos que desprende el Informe de Indicadores de Pobreza Energética en España de la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia Comillas publicado este martes. Este indicador sufrió una leve subida comparado con el de 2022 (9,2%), por lo que denota una tendencia estable. “Es buena noticia que no suba, pero hay que tener mucho cuidado con los hogares vulnerables, precisamente porque en principio va a decaer la prohibición de corte de suministro”, ha explicado Roberto Barella, miembro del equipo de investigadores.

El 17% de los hogares (alrededor de 8 millones de personas) gastaron más del doble de la mediana nacional en energía en 2023. Del otro lado de la balanza, están las casas en las que el gasto energético fue insuficiente (12,5%), es decir, que el importe de su factura estaba por debajo de la mitad de la mediana. Ambos indicadores de pobreza energética sufrieron leves subidas frente a lo reportado el año anterior, dos y siete décimas, respectivamente. Las subidas moderadas se deben al “leve respiro” que ha experimentado el sector tras la crisis energética de 2022, impulsada por la guerra en Ucrania, detalla el estudio.

En este sentido, las medidas alternativas propuestas por los expertos de la Cátedra de Energía y Pobreza, sí que tendieron a la baja. El indicador basado en el ingreso mínimo estándar (MIS) mostró una ligera mejora de cuatro décimas (12,7%). Por su parte, la pobreza energética oculta, que identifica los hogares que consumen menos energía de la necesaria por incapacidad económica —y no por otras razones— afectó al 28,57% de los hogares en 2023, lo que supone una mejora de 2,3 puntos respecto a 2022. Mientras, la pobreza energética severa se situó en 9,35%, más de un punto por debajo de la última medición. El coordinador del estudio, José Carlos Romero, ha matizado que “a pesar de la leve mejoría, la pobreza energética oculta en España sigue siendo muy alta”.

Por comunidades autónomas, Extremadura es donde se ha reportado más pobreza energética severa, con un indicador que se eleva al 26,5% de los hogares, seguida de Castilla-La Mancha y Castilla y León, con un 18% y 16%, respectivamente. Los expertos detallan que esto puede deberse a temperaturas más bajas durante el invierno en las tres comunidades, sumadas a la baja eficiencia energética (viviendas más antiguas y/o no rehabilitadas) y el nivel de ingresos inferior a la media nacional.

El rol de los bonos sociales

El estudio también ha implementado un escenario hipotético en el que se analiza el impacto de los bonos sociales en la cantidad de hogares considerados pobres energéticos. Los resultados reportan que, sin esta ayuda, la brecha de pobreza energética habría sido significativamente mayor y constata que las medidas han logrado aliviar considerablemente la carga económica de los hogares más vulnerables.

En 2023, la brecha de pobreza energética en los cuatro deciles más bajos de renta (107 euros) se redujo en un 46% con respecto al mismo dato de 2022 (198 euros). “Hay una bajada sustancial motivada tanto por la bajada de los precios de energía, como por la subida de los ingresos y las medidas que se han aplicado”, explica Barella y añade que sería “importante que estos bonos sociales puedan llegar a más hogares”.

Pese a los buenos resultados, en septiembre, EsadeEcPol y la ONG Oxfam alertaron en un monográfico de que casi ocho de cada diez beneficiarios potenciales del bono social eléctrico no lo reciben. Un tercio de los hogares acogidos a él no es de renta baja y en su mayoría se trata de familias numerosas. Además, solo el 9% de los jubilados con pensión mínima obtiene este descuento, precisó el documento.

Temperatura inadecuada en las viviendas

El 20,71% de los hogares españoles no pudo mantener una temperatura adecuada en invierno en 2023, según el estudio, frente al 17,1% en 2022. Este indicador, como los anteriores, se nutre de la Encuesta de Condiciones de Vida (ECV) del Instituto Nacional de Estadística. Sin embargo, los expertos aseguran que el alza “podría no estar relacionada directamente con la pobreza energética”. Esto debido a que las encuestas de la ECV de referencia se realizaron en febrero, a diferencia de otros años. La percepción del frío no es la misma “en el propio invierno”, se lee en el informe, a tiempo de señalar que ese mes también fue la factura más elevada con diferencia en el mercado regulado (PVPC) en 2023.

En la presentación también se ha señalado la importancia de medir los efectos de la pobreza energética durante el verano. “Desde una perspectiva del cambio climático, las medidas de eficiencia energética tendrían que contemplar también los gastos de refrigeración”, ha apuntado Barella. Al respecto, el informe recoge que el INE sitúa en 33,7% el porcentaje de personas que aseguran no tener su vivienda lo suficientemente fresca en los meses de más calor. No obstante, al no estar directamente referida al gasto energético, los expertos se limitan a afirmar que esta cifra “merece un análisis más detallado”.