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Así revolucionará la inteligencia artificial los mercados financieros, según el FMI

Operaciones a mayor velocidad y una fuerte volatilidad, entre los riesgos de la implantación de la nueva tecnología

Un operador de la Bolsa de Nueva York en una imagen de este año.
Un operador de la Bolsa de Nueva York en una imagen de este año.Brendan McDermid (REUTERS)
Miguel Jiménez

Las finanzas siempre han sido un sector pionero. Desde el exitoso ábaco y la fallida pascalina hasta los ordenadores de alta frecuencia que operan en Bolsa, la tecnología han marcado su desarrollo. Sin la gran capacidad de computación actual, los mercados financieros colapsarían. La implantación de la inteligencia artificial (IA) tiene ahora el potencial de revolucionar el sector, según un informe publicado este martes por el Fondo Monetario Internacional (FMI). Los mercados, que ya se mueven a toda máquina, deben prepararse para una velocidad aún mayor. La adopción de la IA puede mejorar la gestión del riesgo y profundizar la liquidez; pero también podría hacer los mercados opacos, más difíciles de supervisar y más vulnerables a los ciberataques y a los riesgos de manipulación, según el organismo.

Los fondos de alto riesgo, los bancos de inversión y otros actores de los mercados utilizan estrategias de negociación cuantitativa desde hace décadas. Los algoritmos de negociación automatizada han ayudado a los mercados a moverse más rápido y a digerir grandes operaciones de forma más eficiente en las principales clases de activos, como la renta variable estadounidense. Pero cuando se habla de la automatización, en la memoria de todos está el flash crash de mayo de 2010, cuando las máquinas se apoderaron de Wall Street y provocaron una jornada de pánico y caos en plena crisis del euro.

La IA tiene dos caras desde el punto de vista de la estabilidad financiera, según el FMI. Puede aportar beneficios claros a las entidades financieras, como mejoras de la eficiencia y mayor productividad, mejoras en la inversión de cartera, mejores previsiones de rentabilidad y cuantificación de riesgos. Al tiempo, también podría introducir nuevos riesgos para la estabilidad financiera o agravar riesgos ya conocidos, como el apalancamiento, las tensiones de liquidez y la interconexión.

Los analistas del Fondo señalan en su informe, además, que algunos riesgos, de materializarse, podrían transmitir tensiones a la economía real a través de la pérdida de confianza del mercado, el aumento de los costes de los préstamos y la posibilidad de que se produzcan importantes interrupciones en el funcionamiento del sistema financiero.

Cuatro grandes riesgos

Hay cuatro riesgos que encajan en esa descripción. El primero es el aumento de la velocidad del mercado y de la volatilidad en situaciones de tensión, especialmente si las estrategias de negociación con IA están muy correlacionadas. “Los precios pueden reaccionar mucho más rápidamente en un mercado impulsado por la IA”, dicen los expertos del FMI. “Los inversores mencionaron la publicación de las complejas y extensas actas de las reuniones de la Reserva Federal como un ejemplo en el que la IA podría proporcionar una señal de negociación más rápido que cualquier operador humano”, añaden.

Es más, hay señales de que eso ya parece haber empezado a ocurrir poco a poco desde 2017, con la introducción de modelos de lenguaje computerizados, según un análisis del movimiento de las cotizaciones 15 segundos después de la publicación de las actas con la tendencia posterior del mercado. Y si todos los sistemas de inteligencia artificial responden a la vez a un mismo dato, el riesgo de que la volatilidad reine se acentúa. El FMI recomienda por eso a las autoridades financieras y los mercados determinar si necesitan diseñar nuevos mecanismos de respuesta a la volatilidad o modificar los existentes (garantías, subastas de volatilidad, suspensiones de negociación...) para responder a los flash crashes potencialmente originados por la IA.

Un segundo riesgo destacado por el FMI consiste en problemas de opacidad y supervisión a medida que el comportamiento extremo de los sistemas de IA se hace cada vez más difícil de prever y las actividades de IA también migran a intermediarios financieros no bancarios. Las entidades no bancarias, incluidos los hedge funds, tienen una ventaja estructural en la adopción de la IA. Por lo general, son más ágiles y están sujetas a menos restricciones normativas que los grandes bancos comerciales y de inversión, que a menudo deben lidiar con infraestructuras heredadas y pueden estar sujetos a requisitos más estrictos. Ese desplazamiento haría que los mercados fueran menos transparentes y más difíciles de supervisar. El FMI recomienda reforzar la supervisión y regulación de esos intermediarios financieros no bancarios, en particular en lo que atañe a la IA.

El FMI advierte, en tercer lugar, del aumento de los riesgos operativos como consecuencia de la dependencia de unos pocos proveedores externos clave de servicios de IA que dominan la potencia computacional y los servicios de modelos lingüísticos de gran tamaño. El apagón informático de Azure, el servicio en la nube de Microsoft, de julio pasado da una idea de a lo que se refieren

El cuarto aspecto destacado por los expertos del organismo internacional es un aumento de los riesgos cibernéticos y de manipulación del mercado, especialmente en la generación de fraudes y la desinformación a través de las redes sociales. También hay ejemplos no lejanos de cómo la desinformación puede alterar los mercados. Cuando Elon Musk permitió en Twitter que impostores abriesen perfiles falsos con un sistema de pago por verificación sin los controles adecuados, provocó un caos. Una falsa Eli Lilly se desplomó en Bolsa después de anunciar que la insulina pasaba a ser gratis, por ejemplo. El FMI advierte del riesgo de deepfakes generados con inteligencia artificial que confundan a los gestores (o a otros sistemas de inteligencia artificial que reaccionen rápidamente a esas noticias sin saber que son falsas).

Invertir sin humanos

El FMI se ha puesto en contacto con los actores del sector financiero para conocer para qué estén empleando la IA o dónde creen que se abrirá paso. Asignación de activos, negociación, gestión de riesgos, estrategias cuantitativas, análisis de documentos legales o aumento de la velocidad de reacción ante la nueva información mediante el procesamiento en tiempo real de anuncios de los bancos centrales o de las empresas en forma de texto son algunos de ellos.

En cambio, los usos más revolucionarios, como estrategias y procesos de inversión radicalmente nuevos, siguen siendo sobre todo especulativos. “Aunque muchos observadores imaginan escenarios en los que la IA autónoma genera y ejecuta operaciones sin supervisión humana, la mayoría de los participantes en el mercado que respondieron a las consultas del FMI se sienten bastante incómodos con esta idea”, indica el informe. Rechazan las estrategias generadas por IA que no son comprendidas por los seres humanos. Además, por motivos regulatorios, de gestión de riesgos, de responsabilidad y éticos, la mayoría de los participantes consideran que contar con un humano es, al menos por ahora, una parte esencial de cualquier estrategia basada en la IA.

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Sobre la firma

Miguel Jiménez
Corresponsal jefe de EL PAÍS en Estados Unidos. Ha desarrollado su carrera en EL PAÍS, donde ha sido redactor jefe de Economía y Negocios, subdirector y director adjunto y en el diario económico Cinco Días, del que fue director.
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