El precio de la vivienda se acerca a los niveles de la burbuja tras encarecerse un 4% en 2023
Las casas valen casi lo mismo que en 2008 y se acercan al máximo histórico de 2007, según el Instituto Nacional de Estadística
Nada es capaz de parar los precios de vivienda. Ni el encarecimiento de las hipotecas, tras la subida de tipos más abrupta en la historia del BCE, ni el freno que experimentó el mercado inmobiliario en 2023. Como ajenos a esas realidades, los importes de las casas siguieron subiendo. Lo hicieron de media un 4%, según el Índice de Precios de Vivienda publicado este jueves por el INE. Este es un indicador con base 100 que toma como referencia lo que valía una vivienda en 2015. En promedio para todo el año, la referencia se puso por encima de los 147 puntos. Esto significa que las casas son un 47% más caras que ocho años atrás. Y es también el tercer nivel más alto de precios de la serie histórica, prácticamente igualado con 2008 y a solo dos puntos de 2007, el año más álgido de la burbuja inmobiliaria de principios de siglo.
No obstante, si se mira solo el último trimestre del año, los importes parecieron aflojar. Tras una abultada subida en el verano, cuando las casas habían escalado un 4,5%, ese ritmo interanual se ralentizó al 4,2%. Es, aun así, superior a la media anual porque 2023 fue un año que avanzó de menos a más: el mercado arrancó flojo, cogió inercia, se disparó en el tercer trimestre y se moderó en la recta final del ejercicio. Ese 4,2%, muy próximo esta vez al promedio del 4%, es la medida de lo que los precios subieron realmente a lo largo del año. Y es el dato que toma Wouter Thierie, economista de ING, para destacar que “España avanza contra la tendencia de muchos países de la eurozona”. “Mientras que los precios medios sucumbieron a la presión de los tipos de interés crecientes en muchos países de la eurozona, en España continuaron creciendo sólidamente hasta los últimos meses de 2023″, desarrolla en un análisis difundido a los medios.
Tras la moderación en la última parte del año aparece la obra nueva. Esta tipología es la que más tira de los precios (se encuentra en máximos históricos desde hace cuatro ejercicios), pero sufrió una corrección muy acusada entre octubre y diciembre. De crecer a un ritmo del 11% el trimestre anterior, pasó a un encarecimiento del 7,5%. Por el contrario, la segunda mano, que es la protagonista del mercado español ante la falta de casas a estrenar, aceleró un poco: pasó del 3,2% a cerrar el año con un crecimiento interanual del 3,6%. En conjunto, si se compara solo el último trimestre con el anterior, las casas se abarataron un 1,1%. “A pesar de la corrección en el cuarto trimestre, los precios españoles de vivienda mostraron una resiliencia sorprendente el año pasado”, valora Thierie.
Pero esa bajada trimestral no implica que al comparar los precios con respecto a un año atrás, que es la medición más habitual, las viviendas fueran más baratas. Y ese crecimiento se dio en todas las comunidades autónomas, con Andalucía a la cabeza (5,3%). Por debajo del 5%, pero por encima de la media nacional, se situaron Navarra, Canarias, Madrid, Baleares y Cantabria. La Comunidad Valenciana calcó el crecimiento promedio y ya por debajo creció el precio de las viviendas en el resto de los territorios. Donde menos lo hizo fue en Castilla-La Mancha (2,1%) y Extremadura (2,2%).
Tras las subidas de precios, reivindican los promotores inmobiliarios y muchos expertos, se encuentran los desequilibrios entre la oferta y la demanda. España lleva muchos años en los que la producción de nuevas casas es inferior a la creación neta de hogares. Y la construcción, que quedó arrasada tras el estallido de la burbuja de principios de siglo, parece estancada en torno a las 100.000 unidades por año. Esta dinámica, además, no es homogénea en todo el territorio, puesto que provoca mayores tensiones en las zonas que demográficamente son más dinámicas.
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