La inseguridad laboral y la desigualdad de ingresos enturbian la perspectiva de una jubilación dorada en España
El Índice Global de la Jubilación elaborado por el banco francés Natixis sitúa el retiro español en el puesto 37 de los 44 países analizados, el último de los europeos
La imagen del jubilado inglés, alemán o nórdico que se traslada a vivir a la costa española para disfrutar de su retiro dorado, gracias al buen tiempo y las envidiables condiciones de vida de las localidades mediterráneas, no es del todo representativa de lo que significa vivir la jubilación en España. Así, al menos, se desprende del Índice Global de la Jubilación, que desde 2012 elabora la entidad francesa Natixis Investment Managers, y que analiza entre 8.550 de sus inversores particulares las condiciones generales de vida de los jubilados en 44 países.
En concreto, este índice analiza cuatro grandes bloques: las finanzas en la jubilación, el bienestar material, el acceso y coste de la salud y la calidad de vida en general. Y, en términos globales, la puntuación media española no sale bien parada, en contra de lo que pudiera esperarse, por ser una meca para muchos jubilados europeos que deciden trasladarse a España tras su retiro. Aunque, como la mayoría del resto de países analizados, España mejora respecto a la evaluación de un año antes (avanza un puesto), sigue estando a la cola del ranking mundial, ocupando el puesto número 37 de los 44 y siendo el último europeo en la lista.
No obstante, este bajo desempeño de España por las dudas que surgen ante la seguridad de sus jubilados no es atribuible a todos los aspectos evaluados por este índice —cuyas puntuaciones son relativas, no absolutas, y se basan en la suma de las puntuaciones medias del 0% al 100% de todos los componentes analizados— sino fundamentalmente a la percepción que tienen los inversores consultados de la precariedad del mercado de trabajo español. De hecho, la elevada inseguridad en el puesto de trabajo —que lleva a España a ocupar el último puesto en esta materia de los 44 países analizados— hace pensar en peores carreras de cotización futuras y menores pensiones. Aunque en estos momentos este fenómeno no se está produciendo, ya que las nuevas pensiones que entran en el sistema aún son un 25% superiores a las que salen, precisamente porque los nuevos jubilados cuentan con mejores carreras de cotización.
Además, la desigualdad de los ingresos —respecto a lo que ocupa el puesto 27 del ránking—; y la renta per cápita —puesto 29— son los otros dos aspectos, junto con la precariedad laboral, que lastran el apartado de “bienestar material” de los jubilados españoles. En este punto, España obtiene solo un 15% sobre 100 y solo Colombia, India y Brasil están por debajo (está en el puesto 41). Esto es lo que fundamentalmente empeora la puntuación global de España que, por el contrario, se mantiene en el top 20 de países en “calidad de vida” y en “salud”; mientras que en el cuarto elemento evaluado, “finanzas en la jubilación” también obtiene una baja puntuación (puesto 31).
En cualquier caso, las puntuaciones de España han ido empeorando del puesto número 26 de los 44 países analizados en el que arrancó cuando este índice empezó a realizarse en 2012, habiendo perdido once puntos desde entonces. En la actualidad, la calificación total de España solo supera a China, Rusia, México, Colombia, Turquía, Brasil e India. Ante esta situación, para Sophie del Campo, responsable de ventas de Natixis IM para Southern Europe, América Latina y US Offshore, que España sea el país con peores resultados de toda la Unión Europea, “debe suponer una llamada de atención en toda regla, tanto para las autoridades como para los particulares. Los individuos deben asumir la responsabilidad para garantizar su seguridad en la jubilación con una planificación decidida de inversión a largo plazo. Al mismo tiempo, se necesita por parte de las autoridades un impulso al ahorro en forma de incentivos”.
En general, y por primera vez en diez años, casi todos los países desarrollados incluidos en este ranking han experimentado mejoras en la seguridad de sus jubilaciones. Esto se debe, según los autores de este índice, “a la mejora de las condiciones económicas, resultado del crecimiento del empleo a medida que las economías se han ido recuperando de la pandemia, las ganancias salariales y los tipos de interés más altos, que han mejorado los ratios de financiación de muchos planes de pensiones”. Si bien, en España, los últimos datos sobre rentabilidad de estos fondos no dice eso en el corto plazo, en el que el 84% de los planes individuales a 12 meses están en pérdidas.
Al margen de esto, los países con condiciones globales de jubilación más seguras son los mismos que en 2022: Noruega ocupa el primer puesto con una puntuación global del 83%. Suiza es segunda, con una puntuación del 82% e Islandia, tercera con un 81%. Irlanda también conserva la misma clasificación que en 2022 (cuarto lugar con una puntuación global del 80%). Además, Luxemburgo, Países Bajos, Australia, Nueva Zelanda y Dinamarca se mantienen entre los diez primeros también este año, con los puestos quinto, sexto, séptimo, octavo y décimo, respectivamente. Sin embargo, la República Checa sale de los diez primeros puestos y Alemania, con una puntuación del 76%, sustituye a Dinamarca en la novena posición.
Cinco Retos
En cualquier caso, estos más de 8.500 inversores consultados para este estudio, a pesar de la mejora generalizada de este indicador en casi todos los países, identifican cinco retos en el corto plazo para optimizar más la seguridad en la jubilación. El primer reto sería controlar la inflación, ya que el aumento del los precios aparece en este estudio como “el mayor temor financiero” para el 73% de los jubilados y el 60% de los trabajadores en activo. Si bien, el aumento de los precios es algo que en España, tras la obligación legal de revalorizar las pensiones con el IPC, no merma poder de compra a los pensionistas.
En segundo lugar, el alza de tipos de interés debería convertirse, según los autores de este informe, en una buena noticia para los jubilados, por crear condiciones más favorables para generar ingresos constantes con sus ahorros; pero solo la mitad de los consultados lo entienden así. Una tercera preocupación de los inversores es la deuda pública, que inquieta al 77% de aquellos que aún trabajan y al 73% de los retirados. A todos ellos les intranquiliza la posibilidad de que los altos niveles de deuda pública de su país se traduzcan en una reducción de las pensiones en un futuro.
Finalmente, los consultados alertan sobre las próximas consecuencias del envejecimiento de la población mundial en todos los niveles (social, sanitario, de consumo, laboral, etc.) y de las falsas expectativas de los ahorradores que, según este estudio, “sobreestiman los rendimientos que obtendrán de las inversiones, asumiendo unos rendimientos medios de las inversiones del 12,7% por encima de la inflación a largo plazo; una cifra significativamente superior al 9% por encima de los precios que los asesores financieros globales esperan que obtengan las inversiones”.
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