El ocaso de las empresas de trabajo temporal tras la reforma laboral: “Estoy cansada de las ETT”
La contracción de la temporalidad ha reducido un 21% el número de trabajadores de estos servicios de empleo respecto a 2022
—¿Prefieres trabajar contratado directamente por la empresa o mediante empresa de trabajo temporal (ETT)?
Fernando no duda al responder: “Obviamente, por empresa”. Su hermana Carmen también lo tiene claro: “Estoy cansada de las ETT”. Esteban opina lo mismo: “Evidentemente. Estar ahí es ponerte en lo más vulnerable de la escala laboral”. Carlos coincide: “Mucho mejor por empresa”. Los nombres de estos cuatro trabajadores, que o trabajan por ETT o lo han hecho durante buena parte de su vida, son ficticios. “Nunca sabes si te van a reconocer y prefiero no tener problemas. Necesito el trabajo”, dice Carlos, que expresa un temor compartido por los otros tres. Los hermanos son madrileños y trabajan en logística, Esteban es andaluz y está empleado en una compañía agrícola, y Carlos se dedica a la industria y es gallego.
Experiencias como las de estos cuatro trabajadores parecen ir a la baja en el mercado laboral español. Los últimos datos del Ministerio de Trabajo indican que la contratación mediante ETT se está contrayendo. De enero a mayo, el número de empleados contratados por este tipo de empresas y cedidos a otras compañías ha caído un 21% respecto al mismo periodo de 2022. El año pasado fueron 451.417 y este, 356.792. Las cifras contrastan con un contexto en el que el número global de trabajadores ha crecido un 2,9%. El secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, cree que la explicación está en el hundimiento de la temporalidad causado por la reforma laboral: ha pasado del 25,4%, antes de su aprobación, al 17,3%. Y si solo se tiene en cuenta el empleo privado, se reduce al 13,9%. “El peso del trabajo temporal en España ha bajado de forma exponencial. Hay un giro claro hacia la estabilidad en el empleo”, indica Pérez Rey.
Hay más datos que apuntalan la tendencia a la baja: en los cinco primeros meses del año, las cesiones de trabajadores han caído un 11,8% respecto al mismo periodo de 2022, mientras que los contratos de puesta a disposición —el que une a la ETT y la empresa usuaria— se contraen un 8,2%. En una mirada anual, las cifras de la Encuesta de Población Activa ya recogían este efecto para 2022, teniendo en cuenta que la vigencia plena de la reforma laboral empezó en abril de ese año. Por primera vez desde que hay registros coincidió una buena racha del empleo y una caída de la proporción de asalariados contratados por ETT, que pasa del 4,1% en 2021 al 3,8% en 2022. Hasta entonces, siempre que había caído este guarismo había sido aparejado a una fase negativa o estancada para el empleo.
El presidente de la patronal de las ETT Asempleo, Andreu Cruañas, reconoce la contracción que han sufrido tras la reforma laboral y la caída de la temporalidad. “Es cierto que por varias circunstancias, que no solamente son la reforma laboral, sí que hemos notado una caída de la facturación de en torno al 5%. La salud del sector está pendiente del desarrollo que acabe teniendo la reforma [laboral]”. Con todo, Cruañas defiende el papel de las compañías que representa en el tejido productivo: “Aportan toda una serie de ventajas desde el punto de vista operacional. La empresa no tiene que hacer la selección de personal, no tiene que hacer el reclutamiento, ni la formación en prevención de riesgos laborales y además aportamos mucha seguridad jurídica”.
Los trabajadores que relatan su experiencia con estas compañías también mencionan algunos aspectos positivos, como la rapidez con la que suelen conseguir empleo y que “a veces” es posible terminar contratados por la empresa. Pero lo negativo manda en la conversación. “Significa hacer las peores tareas del centro de trabajo, en los peores horarios”, opina Fernando, “hablando en plata: comerse la mierda que otros no quieren comerse. Y si te duele la espalda ve a trabajar igual, porque como no cumplas el contrato cortísimo que tienes es muy posible que te dejen de llamar”. “Estoy cansada de ir de un sitio a otro; quiero estabilidad. Nunca sabes cuándo te van a llamar ni cuántos días vas a trabajar. A veces cobras más, pero es porque te dan la parte proporcional de las vacaciones que nunca vas a disfrutar”, dice Carmen. “Cuando eres un empleado de empresa no eres más que un número, pero por ETT eso es aún más acusado. Da igual los méritos que hagas y, además, el comité no pelea por ti”, indica Carlos. “Ha habido semanas que he trabajado de lunes a domingo sin parar. Si la campaña es fuerte no paras nunca, están para cubrir necesidades de producción”, cuenta Esteban.
Ante testimonios como estos, Cruañas reconoce que las firmas del sector sufren problemas reputacionales, pero defiende que están obligadas por ley a ofrecer las mismas condiciones salariales que las empresas a las que ceden empleados: “La ley de ETT se aprobó en 1994, hace ya 30 años [entonces gobernaba el PSOE de Felipe González]. La equiparación salarial se implantó en el año 2000 y estamos amparados por una directiva europea de 2008. Hay un nivel de control de nuestra actividad muy exhaustivo″. Cruañas cree que la “plena equiparación de condiciones” ha mejorando “sustancialmente” la imagen de las ETT. “Hace siete años implantamos un primer código ético y en 2019 uno más, auditado por un órgano de supervisión. Nos permite controlar cualquier mala praxis. Además, vamos a abrir ahora un canal de denuncias público para que trabajadores y empresas puedan denunciar cualquier irregularidad. Moviendo cuatro millones y pico de contratos al año puede haber errores, pero queremos corregirlos”. Asempleo representa el 70% de la facturación del sector, compuesto por 238 empresas.
El vicesecretario general de Política Sindical de UGT, Fernando Luján, cree que la ley que regulas las ETT es “protectora” con el trabajador, “pero la forma en la que prestan servicio algunas elude de manera bastante fraudulenta la legislación”. El responsable sindical dice que “las [compañías] que respetan la ley necesitan reordenar su sector porque tiene muy mala fama. Algunas empresas no se la merecen y otras muchísimo”.
Raúl Olmos, adjunto a la secretaría de Acción Sindical y Empleo de CC OO, tiene una opinión parecida: “No se puede comparar a las ETT que tienen cierto músculo con algunas pequeñas por ejemplo del campo, que funcionan como el capataz con el látigo en la plaza del pueblo a las seis de la mañana llenando furgonetas”, denuncia. “Las ETT tienen que decidir qué quieren ser de mayores, y se lo hemos dicho varias veces a la patronal”, continúa, “tras la reforma laboral tienen que elegir si quieren seguir siendo la puerta trasera para mantener la precariedad o si quieren dedicarse a intermediar en la contratación estrictamente temporal, la justificable. En la teoría tienen claro que quieren hacerlo bien, pero algunos datos no acompañan”.
Fin al contrato de obra y servicio
Luján cree que la excesiva temporalidad previa a la reforma laboral era un escenario “pervertido” del que las ETT se aprovecharon. “Como su propio nombre indica, estas empresas se tenían que dedicar a trabajos temporales. Esa era la idea original, pero se daba un fraude que era la suscripción de forma masiva de contratos de obra y servicio para posiciones que por su naturaleza era permanentes”, añade. La reforma laboral elimina el contrato de obra y servicio, que de enero a mayo de 2021 fueron el 38% de los contratos a disposición de ETT. “En el momento que se elimina por ese uso fraudulento, claro que afecta al negocio. Pero era una parte del negocio que no estaba acorde a la legislación”, añade el vicesecretario de UGT. Ahora esa cuota la ocupan los fijos discontinuos, que suponen un 36,5% de los contratos.
El secretario de Estado de Empleo explica que la reforma laboral abría la posibilidad, por primera vez, de que las ETT recurriesen a este tipo de contratos para estabilizar a los trabajadores dentro de su propia plantilla. “Lo que está claro es que las ETT no pueden llevar a cabo prácticas para mandar en misión a trabajadores para cubrir puestos fijos, sean estos ordinarios o discontinuos”, afirma Pérez-Rey. Esa vigilancia dio un salto en marzo, con la puesta en marcha de una campaña de Inspección al respecto, que consistió en el envío de 4.600 cartas por posibles irregularidades.
“Una ETT puede hacer un fijo discontinuo”, indica Olmos, “pero en la empresa [receptora] ese puesto de trabajo tiene que ser temporal. Las fuentes estadísticas para tenerlo claro no están todavía disponibles, tenemos que esperar a que pase un segundo año para ver las temporadas, pero tenemos la percepción de que están cediendo fijos discontinuos para puestos fijos discontinuos. Eso no lo permite la ley”. Este sindicalista detalla que de enero a abril, más de la mitad del total de contratos fijos discontinuos se firmaron mediante ETT.
Hombres jóvenes y cada vez más empleos en hostelería
Las ETT llegaron a Europa en los años sesenta. “Países Bajos fue el país pionero. Reguló la cesión de mano de obra en 1965 y en los años 70 surgieron las primeras iniciativas comunitarias de regulación conjunta. En los años noventa, la mayoría de los países ya habían legalizado las empresas de trabajo temporal, salvo Grecia, Italia y España que lo hicieron a lo largo de esa década”, explica María Cristina Díaz, autora de la tesis doctoral Estudio sobre la Empresa de Trabajo Temporal y el Empleo. Díaz defiende que estas firmas atienden una necesidad del mercado laboral, al igual que Maximiliano Barreiro, profesor de la Universidad Internacional de Valencia y autor de la tesis doctoral Los contratos temporales causales. “Tenemos que entender a las empresas de trabajo temporal como parte de un modelo de gestión laboral en el que no solo deben aportar flexibilidad, sino también valor a la empresa usuaria”, asegura Barreiro, “pensemos en una pyme que no cuenta con los medios para hacer un proceso de selección y necesariamente debe reducir el riesgo de una mala elección”.
Según se desprende de los datos del Ministerio de Trabajo, el perfil más habitual de un trabajador contratado por una ETT es el de un hombre joven. Y el peso de los extranjeros es superior a lo habitual en el mercado laboral español. Los hombres acabaran el 60,2% de los contratos con este tipo de empresas y menos de uno de cada siete son de nacionalidad española (frente a más del 80% en el conjunto de la masa laboral). Los trabajadores menores de 20 años suponen el 5,2% de los contratos con ETT (aunque en el mercado laboral son solo un 0,8%) y los de 20 a 29 años representan un 35,3% (por un 13,9% en el cómputo global). En cambio, los mayores de 40 años, un 63,6% de la fuerza laboral en España, solo representan un 34,1% de las contrataciones por ETT.
Por sectores productivos, el que mayor peso tiene en las ETT es la industria manufacturera (29,2% de los contratos), seguido de agricultura, ganadería, silvicultura y pesca (19%) y transporte y almacenamiento (14,9%). En cuarto lugar está la hostelería, el sector que más ha expandido el uso de ETT en los últimos años: los contratos de esta actividad por ETT eran el 2,2% en 2021 y ahora representan el 14,5%.
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