La subida de tipos costará 3.100 euros al año a las familias con hipoteca variable
La factura extra por la subida de intereses será de unos 19.000 millones para los hogares
La factura que pagan los hogares españoles por intereses va a subir en unos 19.000 millones anuales una vez se haya trasladado por completo la subida de tipos, tanto para los créditos hipotecarios como los de consumo, según cálculos elaborados por EL PAÍS a partir de datos del Banco de España. Este incremento de la carga financiera supone duplicar lo que pagan las familias por intereses y va a lastrar el consumo y la actividad con más fuerza conforme avance el año.
De acuerdo con las estimaciones del supervisor, publicadas en su informe anual, las alzas de tipos restaron 0,6 puntos de crecimiento en 2022. Y provocarán que el Producto Interior Bruto (PIB) pierda 0,9 puntos este año y 1,1 puntos el que viene. Es decir, la economía verá cómo se esfuman unos 33.000 millones de euros. En consecuencia, de no haber sido por el endurecimiento de la política monetaria, la previsión de avance del PIB podría haber resultado más alta que el 2,3% que vaticina el supervisor para este año.
La deuda de los hogares españoles alcanza los 500.000 millones de euros en hipotecas y los 90.000 millones en créditos al consumo. Por un lado, el 75% del endeudamiento hipotecario está a tipo variable y la mayoría se revisa cada 12 meses. Por otro, los préstamos al consumo tienen plazos cortos, de forma que el stock de créditos se va sustituyendo con gran rapidez por otros con tipos actualizados. Así que el impacto de los tipos en la deuda irá en aumento a medida que transcurra el año. Dado que los tipos de interés se han situado en el entorno del 4%, la factura por intereses que sufragan las familias va a engordar en unos 19.000 millones de euros anuales una vez se haya completado la revisión de las hipotecas y se haya trasladado de forma íntegra el efecto de endurecer la política monetaria. Es decir, se va a multiplicar por algo más de dos: según datos del INE, en 2021 los hogares pagaron unos 14.000 millones en intereses.
Los 19.000 millones de euros que subirá el coste financiero de las familias equivalen a más de un 2% de su renta bruta disponible. Para hacerse una idea de lo que representa semejante cantidad, son casi dos meses pagando los 10 millones de pensiones. Y supera lo que el Estado gasta al año en prestaciones de desempleo. Para un hogar con una hipoteca media, que tiene un capital pendiente de devolver de unos 90.000 euros, el golpe asciende a unos 260 euros al mes y 3.100 euros al año.
El Banco de España ha calculado que en febrero de este año el varapalo ya ascendía a los 8.000 millones, el 1% de la renta bruta disponible de los hogares. Lo estima en términos netos, es decir: descontando lo que al mismo tiempo las familias ingresan por la subida de los intereses. Pero como los depósitos apenas se están remunerando debido a la elevada liquidez que tienen los bancos, esta cifra refleja fundamentalmente el impacto que está teniendo la escalada del euríbor en las hipotecas. Esto es: los 8.000 millones observados en febrero eran ya algo menos de la mitad de los 19.000 millones que van a soportar las familias cuando se hayan revisado el total de los préstamos.
Este 2023 será, por tanto, el año en el que se note con más fuerza el repunte de los tipos que comenzó en julio del año pasado. Según estimaciones del supervisor, a fecha de enero el 60% de las hipotecas a tipo variable todavía tenía que experimentar una subida de al menos 1,5 puntos. Y de este grupo, algo más de la mitad, una superior a tres puntos. Uno de cada tres hogares en España posee una hipoteca a tipo variable y, en consecuencia, se verá afectado.
Mientras que en España el impacto acumulado hasta febrero se disparaba hasta el 1% de la renta bruta disponible, en la media de la eurozona era del 0,2% al tener menos deuda a tipo variable. Destaca el caso de Alemania, donde el efecto está siendo incluso positivo para las familias: en el neto ganan un 0,1% de su renta disponible por los mayores depósitos, la menor deuda y tener una mayor proporción de esta con tipos fijos. En Francia, el efecto es prácticamente nulo. Y en Italia es negativo pero más reducido que en España: pierden el 0,4% de su renta.
Más amortizaciones
Estos datos pueden verse algo amortiguados por el aumento de las amortizaciones de hipoteca para reducir la factura por intereses. Estas subieron el año pasado en unos 10.000 millones hasta el entorno de los 60.000 millones. También pueden rebajar el coste financiero de las familias las renegociaciones y subrogaciones para cambiar la hipoteca por una a tipo mixto o fijo. Todo ello hace que el cálculo exacto sea difícil de afinar.
En todo caso, conforme se vayan trasladando las subidas de intereses a las cargas financieras de los hogares, el impacto sobre el consumo aumentará. “Se puede afirmar que la transmisión a la actividad real y a la inflación de la política monetaria estaría empezado a materializarse ya, aunque el grueso de los efectos se percibirá a partir de este año”, señaló el gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, en un discurso reciente. Y advertía del riesgo de efectos no lineales al tratarse de una escalada con una rapidez y fuerza sin precedentes.
Son muchos los canales por los que afecta la subida de tipos a la economía. Al restar renta bruta disponible, se desvanece una proporción muy importante de consumo. La tasa de ahorro ha vuelto con la inflación a niveles más bajos, así que por cada punto que se pierde de renta, el consumo se resiente en al menos un 90%. Y como las compras de los hogares representan el 60% del PIB, la actividad retrocede en algo más de medio punto por cada punto de renta disponible perdida.
Aun así, estos efectos varían según las características de los hogares. Las rentas medias con una hipoteca alta y bajos ahorros son las que más pueden acusar el golpe, y quedan fuera de los protocolos de ayuda de la banca. “En los próximos trimestres el ritmo de expansión del gasto de las familias seguiría viéndose limitado por unas condiciones financieras más restrictivas y por unos precios todavía elevados. Además, el aumento de los tipos de interés y del coste de la deuda podría incentivar a los hogares a destinar una mayor parte de su renta y del ahorro acumulado durante la pandemia a la amortización de préstamos”, señala un informe del Banco de España.
Es decir, el alza de los costes financieros provoca un cierto efecto sustitución: se deja de consumir para reducir el endeudamiento. La subida de tipos se traduce también en una desaceleración del crédito que reduce la inversión y el consumo. Los datos ya señalan una pérdida de dinamismo y las entidades apuntan en las encuestas un nuevo endurecimiento de la oferta y una nueva reducción de la demanda en el segundo trimestre.
Otro canal por el que golpean las subidas de tipos son los mercados, encareciendo y restringiendo la financiación. La riqueza se ve además afectada por la caída de las valoraciones. Y la apreciación del euro que conlleva el alza de tipos puede acabar encareciendo las exportaciones y erosionando su competitividad.
La pérdida de renta que entraña la subida de tipos se suma a la pérdida de renta real por la inflación. En 2022, el total de las rentas de los hogares crecieron un 3,6% empujadas por la creación de empleo y una moderada subida de sueldos. Pero la inflación resta poder de compra. Una vez estimado su impacto, las rentas de las familias cayeron el año pasado un 3,1% en términos reales. Este ejercicio los salarios empezarán a crecer al mismo ritmo que el IPC. Pero en cambio sufrirán esta subida de intereses.
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