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El Banco de España cuestiona la reforma de las pensiones y la ley de vivienda, pero ve más dinamismo en la economía

El organismo cree que en 2025 se activará el mecanismo de ajuste de las pensiones, alerta sobre la falta de convergencia con las economías del euro y urge a un ajuste fiscal este año

El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, durante un acto el 25 de abril.
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, durante un acto el 25 de abril.RAQUEL MANZANARES (EFE)
Antonio Maqueda

El Banco de España ha publicado este miércoles su principal estudio sobre la economía española, el llamado informe anual. En este volumen, de 165 páginas, cuatro mensajes destacan sobre los demás. El primero se refiere a la reforma de las pensiones que ha aprobado el Gobierno: el supervisor calcula utilizando sus previsiones y las de otros organismos que en 2025 habrá que hacer un ajuste al sistema de pensiones para asegurar su sostenibilidad financiera. Admite que existe una elevada incertidumbre sobre cuáles serán los efectos de la reforma en los ingresos y desembolsos. Pero considera que el mecanismo de cierre que ha impuesto la Comisión Europea para corregir desviaciones en el gasto obligará a un ajuste ya en su primera revisión, prevista por ley para 2025. Es el mismo mensaje que ya dio la Autoridad Fiscal. “Hay un desequilibrio en las cuentas que no está siendo compensado por el aumento de ingresos”, concluye.

Además, alerta de que esas subidas de cotizaciones que se activarán automáticamente pueden tener un impacto sobre el empleo, los salarios y la competitividad. Estima que por cada punto de incremento de las cotizaciones se puede perder un 0,25% del empleo a cuatro años, algo más de 50.000 puestos de trabajo. En todo caso, el organismo pide que se evalúe toda la reforma teniendo en cuenta las consecuencias para la equidad intergeneracional. La traducción de esa engolada expresión es que la reforma de pensiones supone una carga excesiva para jóvenes y trabajadores.

Efectos adversos del control de precios en el alquiler

El segundo mensaje importante es sobre la vivienda. El Banco de España celebra que la nueva ley promueva la oferta pública de alquiler. Pero advierte de que esta no será suficiente. La situación del alquiler no mejorará a menos que se fomente la oferta privada y profesionalizada, recuerda.

Respecto a los controles de precios que fija la nueva legislación de vivienda, el Banco de España no los ve con buenos ojos. Reconoce que a corto plazo consiguen una reducción de precios; pero a la larga, según la literatura económica, reducen la oferta tanto en cantidades como en calidad: “En último término, lejos de lograr un abaratamiento de las viviendas arrendadas, se puede terminar dando lugar a mayores niveles de precios”, asegura. Y toma nota de un informe reciente sobre la intervención del mercado del alquiler en Barcelona para concluir que las medidas pueden ser contraproducentes. Por este motivo, defiende que haya un seguimiento muy estrecho de la reforma para actuar rápido si se detectan efectos indeseados.

La entidad que dirige Pablo Hernández de Cos llama la atención en este sentido sobre la caída del número de personas que accede a una vivienda en propiedad. La tasa de hogares jóvenes que tienen una casa propia se ha desplomado del 69% al 36%, lo que está provocando un fuerte aumento de la desigualdad por riqueza. Pero además España está entre los países en los que se dedica un mayor porcentaje de ingresos al alquiler: el 40% de los hogares en alquiler destinan más de un 40% de su renta disponible a pagar el arrendamiento. Las rentas del alquiler crecen más que los salarios, denuncia. Y advierte de que esto eleva la proporción de personas en riesgo de exclusión social, sobre todo entre los jóvenes. En opinión del banco, las soluciones a este problema no pueden concentrarse en una sola política sino que deben abarcar otros muchos aspectos, incluyendo también el mercado laboral, los salarios y la productividad.

Retraso con la zona euro

El tercer mensaje que traslada el informe anual es la falta de convergencia de la economía española con el promedio de la zona euro. En la década de los 2000 el PIB per cápita llegó a estar solo un 9% por debajo del de la eurozona. Eso sí, a costa de acumular grandes desequilibrios. Estos se han reducido sustancialmente y ahora hay menos deuda privada, un superávit con el exterior, una banca más saneada y menos dependencia de la construcción. Sin embargo, el proceso de convergencia se ha revertido: el PIB per cápita español se encuentra un 17% por debajo de la media europea. Países como Chequia adelantan a España.

Los motivos son dos deficiencias crónicas harto conocidas: la baja productividad de la economía española y la reducida tasa de empleo. Corregirlas debería ser el objetivo primordial de la economía española, zanja el organismo supervisor. Y eso lleva a la necesidad de reformas. Recomienda entre otras mejorar las políticas para lograr una mayor innovación, revisar la eficiencia del gasto en educación o quitar barreras que limitan el crecimiento de las empresas. Es necesario, dice, aprovechar los fondos europeos y las reformas asociadas. En general, ve como algo esencial evaluar el funcionamiento de todas las políticas y que se fragüen unos consensos mínimos en torno a estas.

Reforma de la prestación de paro

En esta misma línea, sobre la reforma laboral dice que, aunque ha reducido la temporalidad, es necesario evaluarla a fondo para conocer todos sus efectos. Pero aun así, ve necesario “adecuar el marco laboral institucional”. Sobre todo pone mucho énfasis en cambiar las políticas activas y pasivas de empleo: aboga por rediseñar la duración y cantidad de la prestación de paro y las ayudas para que, destinando lo mismo a esta partida, se incentive más la reentrada al empleo. Mientras que la mitad de los beneficiarios de la prestación de paro la deja a los seis meses, un 18% aguanta con ella hasta el final, más allá de los 20 meses. Las ayudas de cuatro meses se agotan antes de que el beneficiario retorne al trabajo.

Ajuste de las cuentas en 2023

Y el cuarto punto es la apremiante necesidad de recortar el déficit y la deuda pública. El gasto estructural ha aumentado en los últimos años. De este incremento, la mitad se debe a las pensiones. Como consecuencia, el agujero estructural de las cuentas públicas ronda ya el 4% del PIB. Así que el Banco de España urge al Gobierno a emprender ya este año un programa de consolidación fiscal aprovechando la ayuda de los fondos europeos. Se trata de “una fuente de vulnerabilidad para nuestra economía, en particular en un contexto de endurecimiento de la política monetaria”, afirma el gobernador Pablo Hernández de Cos en la introducción. Para atajarla pide que se aumente la eficiencia del gasto público, optimizando la distribución de las partidas de forma que se preserve la educación y la sanidad. Por el lado de los ingresos, es preciso una revisión integral del sistema tributario que dé más peso al IVA, reduzca los beneficios fiscales y eleve los impuestos medioambientales.

Revisión al alza del PIB

En cuanto a la evolución de la economía, esta ha mostrado una gran resistencia tanto en España como de forma global. Explican el renovado dinamismo la reapertura tras la pandemia que ha impulsado la fuerte recuperación del turismo y la hostelería; la gradual disminución de los cuellos de botella en las cadenas de producción; la caída de los precios energéticos al asegurarse el suministro en Europa; el buen comportamiento del mercado laboral apoyado en la contención salarial y el importante despliegue de medidas públicas. Estas han contribuido a suavizar el golpe, pero han sido demasiado generalizadas y por tanto bastante costosas, reprocha el banco central. La institución subraya además la buena evolución del sector exterior, que ha disminuido relativamente poco su superávit a pesar del brutal encarecimiento de los combustibles y las materias primas importadas. En parte por reexportar energía, por el turismo y por los servicios no turísticos.

Todo ello conducirá a una revisión al alza de la previsión de PIB. Las últimas cifras revisadas del INE han dado mejores números para el primer trimestre de este año y los dos últimos del año pasado. Simplemente una corrección mecánica a la luz de estos nuevos datos llevará a que el pronóstico para este año se acerque más al 2% que al 1,6% que contemplaba el banco en sus últimas previsiones de marzo.

El supervisor observa las primeras señales de moderación en la inflación no energética. Se aprecia una desaceleración en las primeras etapas de la cadena productiva, señala. Si bien pronostica que los precios seguirán altos durante los próximos trimestres. Los alimentos subirán en promedio un 12,2% en 2023, aunque ya se vislumbra cerca un pico. Con una duda: el grado de impacto que tendrá la sequía en la producción agrícola y, por tanto, en los precios. Además, el banco ha detectado que suelen darse asimetrías entre las subidas y bajadas de precios en los alimentos. O dicho de otra forma: suben como un cohete, pero descienden como una pluma. No obstante, la buena noticia es que prevé que a partir de ahora los salarios reales dejarán de evolucionar a la baja como hicieron en 2022. Pero recuerda que los incrementos de sueldo deben hacerse de acuerdo con la productividad para evitar efectos de segunda ronda que reaviven las presiones inflacionistas.

Menos remuneración por los depósitos

Entre los riesgos que vislumbra, siguen sin resolverse las tensiones financieras que se desataron recientemente, apunta. E indica que todavía tiene que completarse la transmisión de la política monetaria. El organismo observa que el proceso de traslación de las subidas de tipos está siendo más lento que en otros períodos. Ha sido por ahora más intensa para las empresas y menos para las familias. Dicho esto, se está produciendo en toda la zona euro una restricción del crédito menor que en la Gran Recesión, pero mayor que en otros episodios de endurecimiento de la política monetaria. Los hogares empezarán a notar las alzas de tipos a partir de este año. A pesar del retardo, los españoles son ya los que más aumentan sus pagos netos por intereses de la zona euro debido al mayor peso de las hipotecas a tipo variable. En cambio, en las nuevas hipotecas la subida que se está trasladando es menor que en otros países.

Por otra parte, la remuneración de los depósitos en España es hasta la fecha la que menos crece del área euro, en concreto 79 puntos básicos menos. El Banco de España ha hecho un estudio sobre los motivos y concluye que en gran medida se debe a la buena situación de liquidez de la banca. Tiene muchos depósitos y no necesita retribuirlos. Eso explicaría, según sus estudios, la mitad del fenómeno. Otro 20% podría deberse a la mayor concentración de entidades, sugiere. El supervisor insta a la banca a que aproveche las mayores rentabilidades para reforzar su capacidad de resistencia.

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Sobre la firma

Antonio Maqueda
Periodista de la sección de Economía. Graduado en Periodismo en la Universidad de Navarra y máster por la Universidad de Cardiff, ha trabajado en medios como Cádiz Información, New Statesman, The Independent, elEconomista y Vozpópuli.

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