Alquilar es más difícil que nunca: la renta ya se come el 43% del salario

Alquilar una casa en España es cada vez más difícil. El año pasado, la renta media representó un 43% del sueldo bruto medio, según un estudio presentado este lunes por Fotocasa e Infojobs. El informe se basa en datos propios (los precios de oferta de los alquileres y los sueldos medios de las ofertas de empleo que se publican en los dos portales del grupo Adevinta) y refleja la tasa de esfuerzo en 11 años, que son los que abarca el estudio. El motivo es doble: por un lado, los sueldos medios retrocedieron el año pasado un 0,7%, hasta los 24.395 euros brutos anuales (2.033 euros al mes); por otro, los alquileres subieron un 7,4%, hasta una media de 11,03 euros mensuales por metro cuadrado. Con esos datos, se calcula el dinero que una persona con ese ingreso destinaría a un piso de 80 metros cuadrados.

“Ya no solo es que los salarios no crezcan al mismo ritmo que la vivienda. La principal razón de alcanzar la cota más alta de la historia es que el precio del alquiler se encuentra en su nivel máximo histórico, mostrando los incrementos más abultados de los últimos 17 años”, resume María Matos, directora de Estudios de Fotocasa, en un comunicado remitido a los medios de comunicación. La portavoz recuerda que ese esfuerzo financiero está muy por encima del aconsejado.

La recomendación habitual es que el pago de la casa no supere un tercio de los ingresos, pero depende de si estos son brutos o netos. Por eso, en función de cada organismo, se pone la barrera del sobreesfuerzo financiero de la vivienda por encima del 30% o del 35% de los ingresos de un hogar. En la futura ley de vivienda, por ejemplo, se permite la declaración de área tensionada si los pagos de la casa (incluyendo suministros básicos) superan el 30% de los ingresos medios de los hogares de una zona. Y esto teniendo en cuenta que estas medidas siempre se establecen contando con toda la unidad familiar. Es decir, que a diferencia del estudio de Fotocasa e Infojobs, se contempla la posibilidad de que en un inmueble resida más de una persona con ingresos.

En cualquier caso, el informe presentado este lunes refleja una tendencia que se arrastra desde hace años, en los que la vivienda se encarece muy por encima de lo que suben los salarios. Desde 2013, cuando el esfuerzo medio se situaba en el 28%, este indicador no ha dejado de crecer. La única excepción se produjo en 2021, cuando bajó un punto (del 41% al 40%) por el abaratamiento de los alquileres que provocó la pandemia. El último informe, sin embargo, corta cualquier expectativa de mejora en ese sentido: el porcentaje sube tres puntos en un año, hasta el 43%, y se sitúa en máximos.

La situación no es igual en todas partes. Los datos por territorios muestran que seis comunidades (Baleares, Cataluña, Madrid, País Vasco, Canarias y Cantabria) igualan o superan la media del 43% de esfuerzo para el pago del alquiler. Solo dos autonomías, Extremadura (25%) y Castilla-La Mancha (24%), logran una media por debajo del 30% (es decir, del esfuerzo excesivo para el pago de la casa).

Por provincias, 12 igualan o superan la media nacional. Y en siete de ellas el esfuerzo medio que representa la proporción entre salarios y precios de alquiler supera el 50%. Barcelona, con un 62%, es la que presenta un problema más acuciante. Pero Gipuzkoa (59%), Baleares (58%) y Madrid (57%) se acercan mucho. Les siguen Málaga (52%), Las Palmas (51%) y Bizkaia (50%). También por encima de la media aparecen Santa Cruz de Tenerife (47%), Girona (46%), Álava (46%) y Valencia (45%). Cantabria calca el promedio nacional con un 43%.

En el extremo opuesto, Ciudad Real, los precios representan un 21% del sueldo medio. Y por debajo o igualando el 30% de esfuerzo también aparecen Cáceres, Jaén, Zamora, Albacete, Teruel, Badajoz, León, Ourense, Toledo, Ávila, Palencia, Castellón, Cuenca, Almería y Lugo. Pero solo cuatro provincias (Albacete, León, Toledo y Ciudad Real) rebajan la tasa de esfuerzo respecto al año pasado. En todos los demás territorios se mantiene igual o sube. “Es evidente que la problemática de acceso al alquiler se agrava cada vez más”, concluye Matos.

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