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Alemania persigue limitar la reforma de las reglas fiscales que planea Bruselas

Berlín propone una regla de gasto y una rebaja mínima anual del 1% de deuda pública para los países con mayores pasivos

El comisario de Economia y Finanzas
A la izquierda, el comisario de Economía y Finanzas, Paolo Gentiloni, habla con el ministro de Finanzas alemán, Christian Lindner.Valeria Mongelli (Bloomberg)
Manuel V. Gómez

Alemania persiste en su idea de recortar la ambición de la reforma de las reglas fiscales europeas. Acepta que haya planes nacionales de ajuste para cada país, pero quiere ponerles límites: un ajuste mínimo equivalente al 1% del PIB en los países con más deuda y una regla que limite el crecimiento del gasto. Encoge, de esta forma, los trajes a medida que planteaba la Comisión Europea para rebajar los enormes pasivos públicos alcanzados con la concatenación de tres crisis sistémicas en los últimos 15 años (financiera, pandemia y guerra). “Las ideas actuales de la Comisión deberían enmendarse para que los planes fiscales a medio plazo conduzcan a una disminución de los elevados ratios de deuda en cada año”, sostienen los alemanes en un documento remitido por Berlín a Bruselas.

En apenas tres páginas, el ministerio que dirige el halcón Christian Lindner —del ala liberal— echa abajo varias veces algunas de las ideas más importantes que la Comisión Europea ha planteado para reformar las normas que rigen el pacto de Estabilidad y Crecimiento, redactadas en su formato actual durante los años de la austeridad más dura de la década pasada. “Solo el análisis de sostenibilidad de la deuda no es un instrumento adecuado para definir los techos de déficit ni senda de gasto”, reza el texto al que ha tenido acceso EL PAÍS. Ese análisis es la herramienta que Bruselas planteaba en su comunicación de noviembre como punto de partida para la concreción de las sendas nacionales de ajuste, que en principio deberían ser de cuatro años con opción a tres adicionales si se hacen reformas con el horizonte en el largo plazo de alcanzar un endeudamiento del 60% del PIB. En marzo, en el Ecofin, los ministros de Finanzas de la UE aprobaron las líneas básicas para que la Comisión lanzara los textos legales; en ellas se habla de que esas sendas nacionales puedan rehacerse después de las elecciones.

La desconfianza de Lindner hacia el Ejecutivo comunitario también se aprecia en cómo busca, en todo momento, recortar su papel cuando se aprueben las nuevas reglas fiscales. Para eso, Berlín plantea límites con los que busca recortar el margen de negociación entre la Comisión y las capitales para detallar los planes nacionales de ajuste. El primero que expone una regla por la que “el gasto aumente más lentamente que el crecimiento potencial”. Luego propone una metodología con un resultado más exigente cuanto más elevado es el volumen de deuda de un país.

A continuación el Gobierno alemán reclama que se enmienden “las ideas actuales de la Comisión” para asegurar que comienza a reducirse la deuda desde el primer día que entre en vigor la reforma: “Debería introducirse una salvaguarda. Esta disposición, con independencia del resultado de las negociaciones sobre los planes fiscales, debería fijar un límite inferior vinculante para una disminución necesaria de la ratio de deuda de una magnitud apreciable en cada año”. Y ahí plantea que para los países mas endeudados esa salvaguarda se traduzca en una rebaja mínima equivalente al 1% del producto interior bruto y para los que menos, del 0,5%.

En este documento Lindner, líder del partido liberal alemán y con graves problemas electorales en este momento en su país, ha vuelto a sacar su perfil más duro. Siempre ha sido el más reticente en la mesa de los Veintisiete a la hora de aceptar tocar las normas que se diseñaron en los años de la austeridad más dura. “La crisis del euro demostró que los recortes duros son necesarios cuando se duda de la fiabilidad de las finanzas públicas”, llegó a declarar el pasado febrero, pese a que el FMI o Bruselas han admitido los errores que cometieron entonces.

Cuando hizo esta afirmación, se estaban negociando las conclusiones que debían servir de punto de partida a la Comisión para redactar los siete textos legales que está preparando el departamento de Economía y Finanzas comunitario y que deberían conocerse a finales de este mes. En esas negociaciones, Alemania y sus aliados europeos tradicionales en asuntos fiscales, como Finlandia y Austria, buscaron en todo momento incluir esas “salvaguardas y objetivos cuantitativos comunes” de la que habla el texto germano ahora. España, acompañada por Portugal, lideró -con contundencia, apuntan fuentes presentes en las reuniones- el rechazo a esta posición: su temor es que se cuele por la puerta de atrás una regla como la actual que habla de reducir a un ritmo de un veinteavo al año todo el volumen de deuda que supere el 60% del PIB, independiente del punto de partida, un 66,6% en el caso alemán o un 178% en el griego.

La solución que se encontró finalmente fue dejar claro en las conclusiones aprobadas en marzo que en este punto hacían falta “más aclaraciones y discusiones” para definir, entre otras cosas, qué se consideraba “gasto agregado, el diseño de las salvaguardas y los objetivos cuantitativos comunes para la base de la nueva estructura, los principios para la extensión [temporal de cuatro a siete años] de las sendas fiscales”. No obstante, esta redacción, que ya figuraba en el preacuerdo de conclusiones aprobado unánimemente antes de la reunión de los ministros, estuvo a punto de irse al traste porque Lindner quiso añadir el compromiso de que la Comisión debería tener en cuenta la opinión de los Estados durante la redacción de los textos legales, justo el momento procesal actual.

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Sobre la firma

Manuel V. Gómez
Es corresponsal en Bruselas. Ha desarrollado casi toda su carrera en la sección de Economía de EL PAÍS, donde se ha encargado entre 2008 y 2021 de seguir el mercado laboral español, el sistema de pensiones y el diálogo social. Licenciado en Historia por la Universitat de València, en 2006 cursó el master de periodismo UAM/EL PAÍS.

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