Berlín desconfía de la reforma de las reglas fiscales que plantea Bruselas
El ministro de Finanzas alemán señala que no cree que sean eficaces para acortar el pasivo de los Estados miembros y recela de los acuerdos bilaterales para fijar la senda de reducción de deuda entre los Estados miembros y la Comisión
A Berlín no le convence la propuesta de reforma de las reglas fiscales que presentó en noviembre pasado la Comisión Europea. Y su ministro de Finanzas, el liberal Christian Lindner, fue muy explícito al señalarlo este lunes ante el comisario europeo de Economía, Paolo Gentiloni, de visita en la capital alemana para sondear al Gobierno de Olaf Scholz: “Tenemos dudas de que la propuesta de la Comisión conduzca a una senda fiable de reducción de deuda pública”, dijo en una rueda de prensa conjunta tras la reunión.
Como reconoció el propio Lindner, “no es un secreto” que Berlín y Bruselas están de acuerdo en la necesidad de reformar las reglas fiscales, claramente obsoletas, pero no en el modo de hacerlo. De hecho, están bastante lejos. Una de las claves de la reticencia alemana está en los acuerdos bilaterales que propone la Comisión, un mecanismo inspirado en el funcionamiento del Fondo de Recuperación que consiste en un plan de ajuste parcial de deuda con objetivos a medio plazo que se negociaría entre el país en cuestión y el Ejecutivo comunitario. “Estamos convencidos de que necesitamos reglas comunes y nos gustaría mantener un enfoque multilateral, en lugar de negociaciones bilaterales”, subrayó Lindner.
Ese es el “punto de partida” para Alemania, según el ministro, sobre el que habrá que trabajar para “llegar a terreno común”. Tanto Lindner como Gentiloni reconocieron abiertamente que no están en la misma onda, pero se agradecieron mutuamente la buena disposición. El comisario también se mostró optimista de que se podrá “trabajar con Alemania para contar con su crucial contribución”. Después, tras una conferencia en el Delors Centre, relató que Lindner había estado “amigable, para nada hostil”, y que la conversación, pese a tener puntos de vista muy alejados, fue constructiva. La visita de Gentiloni demostró que las negociaciones con Berlín no han hecho más que empezar y que no serán sencillas.
Reforma del Pacto de Estabilidad
La reforma del Pacto de Estabilidad y Crecimiento será el gran debate económico del año en Bruselas. La propuesta del Ejecutivo de Ursula von der Leyen mantiene intocables dos de sus tres pilares —que el déficit público anual no supere el 3% y que la deuda se mantenga por debajo del 60%— pero acomete cambios en el tercero, el que establece cómo rebajar esa deuda cuando supera el listón. Con la llegada de la pandemia, la Comisión activó la llamada cláusula de escape, y ahora los países incumplen la norma según la cual la deuda debe reducirse en una veinteava parte cada año. Los acuerdos bilaterales que ahora propone Bruselas para establecer ritmos de reducción del pasivo país a país en periodos de cinco años más dos no son del agrado de Berlín, como ha dejado bien claro Lindner.
Gentiloni y el titular de Finanzas abordaron también la respuesta que planea dar la UE al plan estrella del presidente estadounidense, Joe Biden, para impulsar la transición energética en su país. Los Estados miembros discuten hace semanas cómo contrarrestar los subsidios a coches eléctricos, baterías, energías renovables y las ayudas a fabricantes para atraer inversión que incluye la Ley de Lucha contra la Inflación (IRA, por sus siglas en inglés). Lindner tampoco sorprendió al enunciar su enfoque: “La UE no necesita más instrumentos financieros ni deuda conjunta”, subrayó. El ministro, un halcón fiscal, suele repetir que no hacen falta nuevos instrumentos si no dar buen uso a los ya existentes porque “todavía hay mucho dinero sin gastar”, en referencia al Fondo de Recuperación y al Repower EU y los 200.000 millones todavía disponibles.
La alarma por las consecuencias que puede tener el plan Biden ha cundido entre los socios comunitarios. Los subsidios de Washington, tal y como están diseñados actualmente, discriminan al coche eléctrico europeo. El primer paso para tomar medidas lo encargó el Consejo Europeo de diciembre: le pidió a la Comisión que diseñara propuestas para modificar la regulación de ayudas de Estado con el objetivo de agilizar la burocracia y facilitar su concesión. Las negociaciones sobre otras posibles medidas todavía están en fase muy inicial. Se ha hablado de un fondo de soberanía que facilite las inversiones.
El fondo NextGenerationEU forma parte de nuestra respuesta a la Ley de reducción de la inflación de Estados Unidos, aseguró Lindner, que insiste en que no hace falta aprobar nuevos subsidios. “En lugar de extender los subsidios de la UE, deberíamos mejorar las condiciones de la economía de mercado”, propuso, y añadió que “la ley de ayudas estatales debe volverse más ágil”. El ministro alemán subrayó, como han hecho otros miembros de su Gobierno, que hay que evitar una guerra comercial con Estados Unidos.
Gentiloni enfoca la situación de otro modo, como apuntó en una entrevista concedida al diario alemán Frankfurter Allgemeine antes de su visita a Berlín: en vista de los altos precios de la energía, los miles de millones de dólares estadounidenses en ayudas para la industria y la competencia de China, la UE debe asumir nueva deuda, y hacerlo rápidamente, asegura. El comisario explica que la UE está abordando el problema de forma estructurada, primero ajustando las normas sobre ayudas estatales, después comprobando qué fondos de la UE ya disponibles se pueden usar para aumentar la competitividad. Y finalmente acometiendo la cuestión de la financiación: “a medio plazo mediante un fondo de soberanía, a corto plazo mediante una solución transitoria”, afirma.
El próximo mes está previsto que el titular de Economía y Clima, el verde Robert Habeck, y su homólogo francés, Bruno Le Maire, viajen a Washington en una visita que entre otras cosas intentará que el reglamento estadounidense para afrontar la inflación (inflation reduction act, IRA) incluya excepciones que permitan a las compañías europeas competir en el mercado americano.
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