Indra acuerda la salida de su consejero delegado
Ignacio Mataix continuará como asesor de la multinacional española. La sucesión acelera los planes del presidente, Marc Murtra, y el primer accionista, la SEPI, para impulsar el negocio de defensa
Indra acelera en su transición. El consejo de administración de la multinacional española ha acordado este lunes la salida “de común acuerdo” del consejero delegado, Ignacio Mataix, para allanar los planes del actual presidente no ejecutivo, Marc Murtra, y del principal accionista, la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI). El Gobierno, que controla la SEPI, pretende convertir a Indra en uno de los actores protagonistas en el sector de la defensa en Europa. Entre sus planes está entrar en ITP Aero, el fabricante vasco de motores y turbinas de avión, y completar la segregación de las dos unidades de negocio: tecnología, por un lado, y transportes y defensa, por otro.
En una comunicación a la Comisión Nacional de los Mercados de Valores (CNMV), el Consejo de Administración ha aprobado “por unanimidad iniciar, de común acuerdo con el actual consejero delegado Ignacio Mataix Entero, un proceso de sucesión en el cargo vinculado a la definición del próximo plan estratégico que la compañía tiene previsto definir para los próximos años”. La mención del plan estratégico en el comunicado al supervisor bursátil da pistas sobre el giro en la dirección de la compañía.
Indra ha iniciado un proceso de selección para encontrar un nuevo consejero delegado. Mientras tanto, Mataix seguirá ejerciendo sus funciones actuales. Una vez designe el consejo a su sustituto, Mataix permanecerá ligado a la compañía en calidad de “asesor estratégico del consejo por un periodo de dos años”.
El relevo de Mataix era esperado desde hace meses. Aunque la convivencia de Mataix y Murtra ha transcurrido sin grandes sobresaltos desde la polémica renovación del consejo, el pasado verano, la salida del consejero delegado era un secreto a voces. Murtra y la SEPI quieren acelerar los planes para que Indra lidere el proceso de concentración en el negocio de la defensa en España, un sector muy atomizado, con empresas medianas, que requieren dar el salto en un momento en el que los presupuestos públicos de defensa se van a multiplicar tras el estallido de la guerra en Ucrania y por los compromisos con la OTAN. En ese punto es fundamental el contrato obtenido por la compañía para desarrollar el Futuro Sistema de Combate Aéreo o Sistema de Armas de Nueva Generación (FCAS), junto a la alemana Airbus DS o la francesa Dassault Aviation.
Indra es un líder tecnológico, pero Murtra cree que también debe añadir otros procesos industriales, no solo los software de control electrónico, los programas de navegación avanzada y los sistemas de inteligencia. Para ello, pretende completar la división de la empresa en dos unidades independientes. Por un lado, el negocio tecnológico, con más volumen, pero menos margen; y, por otro, el de defensa y transporte, que ofrece más margen y con grandes perspectivas de mejora por las grandes inversiones de los países europeos en la industria militar. En este plan también figura la compra de ITP Aero, el fabricante vasco de motores aeronáuticos y turbinas, con el fin de reforzar el proyecto del FCAS.
La salida de Mataix refuerza el poder de Murtra y pone punto y aparte al complejo ecosistema en la cúpula del grupo tecnológico. Marc Murtra fue nombrado a mediados de 2021 a propuesta de la SEPI, controlada por el Ministerio de Hacienda, en sustitución del financiero Fernando Abril-Martorell. Su designación despertó recelos en los mercados y el consejo de administración de entonces le retiró los poderes ejecutivos que sí tenía su antecesor y nombró dos consejeros delegados, Cristina Ruiz, para dirigir Minsait, la filial tecnología de la información (TI), e Ignacio Mataix, para gestionar la división de transportes y defensa. La estructura terminó saltando por los aires. Ruiz abandonó su cargó poco después por desaveniencias con Mataix y Murtra. Tres meses más tarde, se produjo el vuelco en el consejo de administración en una tensa junta de accionistas en la que se destituyó cinco consejeros independientes a propuesta de la SEPI (25,2% del capital), la empresa vasca de defensa SAPA (5%), y el fondo Amber (5,1%), primer accionista de PRISA (grupo editor de EL PAÍS). Este revuelo provocó la dimisión de otro consejero independiente días después.
Durante semanas la empresa estuvo en el foco por las trifulcas en el consejo. Las acusaciones de presiones de los consejeros salientes se mezclaron con las críticas políticas contra el Gobierno por el control de la compañía hasta que en septiembre Indra zanjó su crisis de gobierno nombrando en el consejo a seis nuevos vocales independientes. Desde entonces, el equipo gestor trabaja para agilizar los planes de potenciar el negocio de defensa.
A pasar de las vicisitudes, la compañía ganó 172 millones en 2022, un 20% más, con un aumento de la contratación y récord de la cartera de pedidos. Esta superó los 6.300 millones de euros, un 16% más. Además, la contratación de proyectos se elevó un 29% respecto a 2021, impulsada sobre todo por Transporte y Defensa tras la firma de la primera fase del FCAS, el futuro caza de combate europeo, que debe ser un proyecto fundamental en el crecimiento del negocio de defensa.
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